Si decimos Westerland, Double Deligth o Just Joy, cualquiera de nuestros lectores no sabrán de qué estamos hablando. Pero si en octubre, sólo elevamos nuestras miradas y vemos las bellas rosas multicolores en nuestro horizonte, el idioma se vuelve universal.

Simpleza, belleza, estética, aroma… todo en una unidad: la reina de todas las flores.

Buen ejemplo de eximia utilización de las rosas, para embellecer el paisaje lindante, y de paso dar color a los turistas y viajeros que llegan a San Juan por la Ruta 20, lo lleva adelante el empresario Rubén Dallazuana, en el Hotel Viñas Del Sol y su restaurante Solar del Syrah, en Santa Lucía. Explicó a este medio ‘empecé con 20 rosales comprados, hace 6 años. Ahora tenemos nuestro propio vivero, donde llegamos a producir 1.600 estacas, con riego por goteo; trabajamos de una manera casi orgánica, reutilizando toda la materia verde y restos vegetales, con estacas a 2 y 3 yemas, ubicadas a 45 grados de inclinación’.

Continuó ‘orgullosamente puedo asegurar que tenemos 450 rosas en la vía pública, colaborando como buen vecino con parte de la labor de la municipalidad. Creo que todos podemos embellecer un poco el lugar donde vivimos. Siempre me gustó el detalle, tanto en el césped como en árboles y arbustos. Las flores me encantan y en particular las rosas de diferente color. Todos los días paso unas 12 horas aquí y mi pasión es mejorar donde vivo’.

Luego vino la serie de fotos, allí el inquieto líder del emprendimiento hotelero y gastronómico dijo ‘cada taza u hoyo, tiene 4 rosales de distinto color, allí ponemos guano, triple 15, fumigamos contra pulgones y realizamos labores semanalmente. Emisores de goteo lo riegan y en invierno extraemos materiales de poda para continuar. Es una tarea dinámica y muy gratificante’.

El sitio ha sido elogiado por viajeros del extranjero por la dedicación y la belleza de sus jardines; además de su atención personalizada.

Mientras tanto, SUPLEMENTO VERDE también estuvo esta semana de visita en Villa Las Rosas, zona de Traslasierra, Córdoba, a 400 kilómetros de San Juan. En ese paraje, el intendente Enrique Rodolfo Rébora, hace unos 8 años inició la colocación de rosales en la plaza y todas las cuadras cercanas, a lo que se le agregó luego la manguera de goteo con emisores cada 0,50 metros. La red se fue extendiendo lenta pero continuamente y hoy se está llegando a Los Molles, Las Chacras, Los Pozos, Rodeo de Piedra y la entrada al Dique La Viña. Recorrer esta Ruta 14 es una delicia a los ojos, y’ más en octubre. En toda esta localidad serrana viven hoy unas 10.000 personas. Sus colaboradores Javier Oviedo y Adrián Ramírez dijeron a este medio que ‘acá el intendente es muy celoso, y tiene cuadrillas que controlan de noche los robos de rosales, y las hormigas. Hay un equipo de técnicos, a cargo de la ingeniera agrónoma Sofía Paula y un grupo de operarios, que podan, desinfectan, fertilizan, etc., todos los rosales del pueblo. Traemos las plantas desde viveros de Candelaria y San José (San Luis), donde todos los años nos proveen. Además de los rastreros, también hay trepadores aéreos en la plaza y algunas esquinas. Tenemos una gran variedad de tipos y de colores. Ha cambiado mucho el aire de la zona, y el turismo aflora; ahora en octubre tenemos actividades como el Motoencuentro, donde vienen 500 representantes de motos antiguas de todo el país, durante 3 días. Hay ferias de artesanías y gastronómicas, todos los sábados del año en la plaza departamental, y en octubre es cuando más colorida se ve por los rosales’. Un buen final.

Octubre, rosas, color… vida.