Pasar por un quirófano no es un tema fácil. Ni para grandes ni para chicos. Hasta el más valiente, el más contenido y el más consciente de las consecuencias de ser operado, siente miedo y hasta angustia de esta situación.
Por eso el equipo de instrumentadoras quirúrgicas con la complicidad de médicos, cirujanos, anestesiólogos, enfermeros y el resto del personal hospitalario del principal centro de salud de la provincia -el Hospital Guillermo Rawson- está convencido que hay una fórmula para que este momento tan desafiante y tan traumático a veces, pase más relajado: ellas creen que si los pequeños -en quienes hacen foco esta vez- recibieran un juguete de regalo al despertar de la anestesia se sentirían mejor. Al menos sería un instante amoroso y de cariño.
Sencillamente con este argumento -absolutamente convincente- se pusieron en la titánica tarea de conseguir donaciones de juguetes que por supuesto exceden a los trabajadores hospitalarios sino que llegan a la comunidad en general.
Como si fuera poco, la idea de estas profesionales de la salud solidarias es concretar su campaña entre dos fechas claves: desde Navidad y hasta Reyes porque por lo general como estos pacientes están en un sector diferenciado del hospital, a ellos no les llegan los regalos que suelen llevar en estos días de fiesta a Pediatría, muchísimas instituciones solidarias, grupos de amigos, organismos oficiales e inclusive particulares que destinan sus tiempos y recursos en ayudar a los demás. A eso se suma que ellas saben que no es lo mismo operarse en cualquier momento que para las fiestas. La angustia, se acrecienta.
"Estamos recolectando juguetes en buen estado y limpios si son usados y por supuesto, nuevos, a estrenar. Algunas personas que ya han colaborado nos han traído también algunas prendas de ropa, también las donaciones pueden incluir libritos de cuentos y por qué no fibras para alegrar a los niños que van a pasar por la Recuperación Pediátrica o que tengan que ser operados entre Navidad y Reyes, para que tengan una alegría ese día. Entrar a quirófano es un desafío para cualquier persona, más para ellos que son niños", cuentan la iniciativa
Valentina Gerónimo, Agostina Ortíz, Gabriela Peralta y Laura Vera, las licenciadas que organizan la campaña por primera vez. Sucede que tres de ellas fueron contratadas por la pandemia, por eso no tienen mayor experiencia en esto de hacer acciones solidarias aunque les sobra buena voluntad y mucho compromiso con quienes a diario atienden. La profesional que no es contratada, se está por jubilar por eso su ímpetu para colaborar.
Esta vez los únicos destinatarios son los pacientes pediátricos que ingresan en el sector llamado Recuperación Pediátrica, que es el espacio previo al que se ingresa antes del quirófano y al que se vuelve una vez que la persona ha sido operada para que despierte de la anestesia y se reponga. Recién entonces el paciente pasa a internación al piso que corresponde o si es ambulatorio, por ser una intervención menor que no requiere de cuidados hospitalarios, puede irse a su casa con internación domiciliaria. "Nos encanta pensar que esos niños salen del quirófano con una ilusión, tanto si se van a su casa o tengan que seguir en el hospital", aseguran quienes trabajan en lo que se llama el Centro Quirúrgico -en el cuál está el sector de Recuperación Pediátrica-. Allí, a partir de los últimos cambios edilicios en el hospital, se concentran todas las operaciones, de distintas especialidades y servicios médicos (como Urgencias, Neurocirugía, Cardiocirugía, ORL, Oftalmología, Traumatología, Cirugía General, entre otras), tanto de adultos como de Pediatría. Ya no hay más pabellones que diferenciaban a los pacientes ni a las patologías que padecen. Son 10 quirófanos -más 4 ambulatorios- que funcionan en paralelos, todos conectados, todos los días del año de 7 a 19 horas aproximadamente para intervenciones programadas, inclusive los fines de semana se hacen operaciones de urgencias, según explican las profesionales.

"Está colaborando mucha gente del hospital pero también personas que no trabajan aquí ni son pacientes o familiares. Por supuesto que toda la ayuda es bien recibida porque son muchos los pequeñitos que semanalmente son intervenidos quirúrgicamente"", detalla Valentina Gerónimo, quien se recibió en la Universidad Católica de Córdoba y desde hace dos años cumple su anhelo de trabajar en el Hospital Rawson. Ahora va por más porque su nuevo sueño es "contribuir desde su lugar para humanizar las cirugías: por el Centro Quirúrgico pasa un gran flujo de gente y a veces nos olvidamos o actuamos automáticamente, de sus miedos, de sus preocupaciones. Hablar, contarles un poco por lo que van a pasar, hacerles un regalo luego de la operación, calma, ayuda, es un mimo", dice.
Por eso, las intenciones de este grupo de instrumentadoras es replicarlo todos los años y de ser posible, situación que es un tanto compleja por las cantidades, a lo largo del año. "Es muy linda la sensación de sentir que estamos ayudando de nuestro lado, más allá de ser parte de la operación, con un cariñito para los niños, esto sin contar lo importante que es el impacto de un gesto así para la salud de los pacientes", agrega.
Quienes tienen un rol complementario muy activo en las cirugías calculan que entre 10 y 15 niños pasan por una cirugía por día.
Aquellos que quieran sumarse a su campaña pueden contactarse al teléfono 351-2872476 o bien llevar directamente las donaciones a las garitas de ingreso por las calles Santa Fe o por calle General Paz y entregarlas a los guardias de seguridad apostados allí, quienes las van a llevar directamente al Centro Quirúrgico. Sucede que por ser un área restringida a este espacio no puede acceder cualquier persona.
De hecho, cada juguete es embolsado -aparte les ponen una tarjetita con un mensajito alentador- y se entrega una vez que la persona salió de la operación.
Por Paulina Rotman
Fotos: colaboración Valentina Gerónimo

