Es indudable que en los tiempos actuales, la figura del padre se ha puesto de manifiesto no sólo es un proveedor material en la vida familiar, sino que requieren del sostén emocional que el padre puede brindar. Lo importante es que en todo momento los padres recuerden que su participación en la vida de sus hijos desde el primer día mejorará la relación con ellos a corto y largo plazo y los ayudará a desarrollarse mejor. 

 

Tal como ocurre con la maternidad, ser padre se aprende. Y, a pesar de las limitaciones naturales, como suelen ser los horarios de trabajo amenacen con bloquear una relación cercana, es importante reconocer que los niños valoran más que sus padres les dediquen toda su atención unas horas al día a que pasen todo el día con ellos sin prestarles verdadera atención. La calidad es mucho más importante que la cantidad. La cantidad de horas puede ser hueca, inconsistente. Es mejor poco pero bueno, que mucho pero malo. A un padre lo define su función, mas allá del tiempo que pase con su hijo.

Pese a lo antes dicho, una cosa es clara: todos los hijos, sin importar cómo son o en que época han nacido, piden algo en común y es el amor. Algo que a muchos hombres les es un poco difícil dar, pero desde luego, no es imposible.

Ahora bien, que hay en la figura paterna con respecto al hijo varón, así lo expresa el Lic. en Psicología Daniel Héctor Castro, dejando sentado el vinculo sano amén de los nuevos modelos que van surgiendo en la actualidad.

 

La figura paterna en el desarrollo de un niño

 

Es muy importante la figura de un papá y una mama pero fundamentalmente la base del éxito en la crianza de un hijo es que exista un deseo de tenerlo. Cuando un hijo es deseado es más fácil que pueda cumplir la expectativa paterna y por ende establecerse un vínculo que favorezca el desarrollo tanto del padre como del hijo. Es el padre, el que debe trasmitir al hijo varón la posibilidad de la masculinidad entendida como el proceso de sostén y de cuidado de la familia y la pareja.

 

La paternidad en la actualidad

 

La paternidad hoy afortunadamente ha ido cambiando, los papas están mucho más presente en la crianza de los hijos, no sólo en lo cotidiano como ir al deporte o tareas escolares sino también en cambiar pañales o ayudar en las tareas domésticas. Estas situaciones van enseñando al hijo varón que no existen tareas de hombres y de mujeres sino que por sobretodo existe el compromiso de sostener la familia. Y, por otra parte los padres de hoy se permiten un mayor acercamiento afectivo a los hijos varones enseñándoles que la demostración del afecto no es un gesto privativo de las mujeres o madres, sino que manifiesta también la imagen de un hombre seguro de sí mismo.

 

Los papás que trabajan todo día

 

La ausencia de padre en ningún caso está dada por su ausencia física situación muy común en los padres que tienen cargos de larga jornada o de todo el día. Dado que la presencia paterna se manifiesta a través de otros gestos a lo largo del día, como una llamada, un mensaje de texto y la búsqueda de un momento en el día, aunque sea de pocos minutos donde tiene un encuentro especial con el hijo para saber como van sus actividades, necesidades y sus procesos.

 

Los hombres no lloran

 

El padre de hoy no enseña que los hombres no lloran, enseña que los varones pueden llorar porque se hacen cargo de sus sentimientos. El gran cambio en la educación es que los padres enseñan a expresar los sentimientos y también los escuchan y valoran. Antes se pensaba lo contrario, debiendo el hombre soportar en silencio y no expresar lo que sentía. Hoy sabemos que el hombre que tiene u mejor desarrollo de su inteligencia y de sus emociones es aquel que alcanza un mayor grado de madurez y éxito.

 

Un héroe digno de imitar

 

Todos los padres en algún momento son héroes para la mirada de sus hijos. Los que los convierte en esto es que sean capaces de trasmitir el liderazgo en los hijos. Y, ese liderazgo está construido por varios elementos: el amor, la expresión de los afectos, la protección y el cuidado de los seres queridos, la disciplina y el cumplimiento de las tareas cotidianas como la profesión, el compromiso y el sacrificio manifestado en la colaboración de las tareas de la casa y del proyecto común de la pareja.

 

Cuestión de límites

 

Muchos papas de hoy se llenan de inseguridad pensando que la puesta de límites los aleja de sus hijos. Sin embargo, lo que estructura a un chico para que sea capaz de auto conducirse es justamente, el límite. Este debe ser: claro, sin gritos, sin golpes, sin negociaciones, y sostenido. Si el niño aprende a respetar el límite podrá ser buen padre y conocer su propio límite en su vida. Es importante poder reconocer cuándo un chico está en condiciones de hacer un proceso de reflexión, por lo que merece explicaciones acerca del límite que se le impone y cuando esta imposición debe hacerse con un simple no. Esto debiendo tener presente la edad evolutiva de cada caso.

 

Fuente: Lic. en Psicología, Daniel Héctor Castro – Mat: 613
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