Tener una familia numerosa era algo natural y esperable en la vida de Néstor. Su propia historia sustentaba aquel sueño de tener 6 hijos, deseo que compartía con Silvia, esa chica que conoció en los pasillos de la clínica escuela donde ambos estudiaban enfermería en Buenos Aires y la que pronto se convirtió no solo en colega sino también en esposa.
La lógica de la paternidad numerosa tiene una explicación: Néstor viene de una familia de 6 hermanos, mientras que en su casa materna convivían 7 y en la paterna 8 descendientes directos.
"Siempre fuimos un batallón y yo crecí con esa idea de familia", cuenta este rionegrino -pero adoptado sanjuanino a fines de los ’80, siguiendo los pasos de su mujer- que trabaja en un servicio de ambulancias y que tuvo su propia familia numerosa, con 9 chicos de entre 26 y 6 años. Con la llegada de Néstor Hernán (26 años, estudiante del profesorado de Educación Física y secretario de un diputado provincial), Daniela Verónica (estudiante de Medicina en La Rioja, razón por la que no aparece en la foto, 23 años), Agostina Belén (estudia Enfermería en La Rioja, de 22 años), Paula Ayelén (20 años, está en 2¦ año de Contabilidad en la UNSJ), Alberto Gabriel (18 años y futuro estudiante de Arquitectura), Florencia Silvia (15 años), Luz María (12 años), Santiago Fabián (10 años) y Lautaro Benjamín de 6 años, logró superar hasta sus propios anhelos de descendencia.
"Los 6 primeros hijos fueron planificados. Los 3 restantes, llegaron. Y fueron muy bienvenidos. Tener un hijo no solo es un milagro es una bendición para cada casa", dice el hombre para quien el compartir responsabilidades pero también el tener actividades comunes que sean afines a todos es el secreto para llevar una familia adelante como la suya. De hecho, en su casa, cada uno, desde el más grande al más pequeño, se ocupa de sus cosas: hacerse la cama, ordenar ropa, juguetes y útiles escolares. Esto no es todo, los padres tratan de tener espacios comunes con sus hijos. Por ejemplo Néstor participa en política, actividad que cautivó a sus "hijos adultos", tal como llama a los de mayor edad.
El hombre de la casa también es el presidente de la unión vecinal del barrio donde vive, entonces en familia vivencian locros y reuniones. Silvia también aporta lo suyo: ella es promotora del Prohuerta del Inta y con sus hijos arma y desarma bordos para plantines como un espacio de aprendizaje y encuentro. Para la pareja lo fundamental es estar "siempre presente" ante los requerimientos de sus hijos.
"Ser muchos nos da la posibilidad de tener experiencias únicas: en mi casa nunca sabemos cuántos comemos porque los chicos acostumbran a traer a sus amigos. Nunca hay problemas nosotros sabemos que dónde comen 4, comen 5 y dónde comen 11 también pueden alimentarse 12", explica acerca de la rutina diaria que se vive en la casa de la villa Don Pablo, edificación que fue creciendo, con mucho esfuerzo, a la par de las necesidades de la familia.
"Yo quiero que mis hijos se involucren y se comprometan con la sociedad en la que viven, para eso yo les ofrezco siempre mi oído, mi acompañamiento, mis consejos y mi propuesta de que crezcan por medio de los conocimientos y después elijan lo que quieran ser", dice Néstor con alegría.

