Jugadores Anónimos fue fundada hace 7 años y uno de los precursores fue Juan (nombre ficticio para mantener su anonimato), quien en la actualidad oficia de lo que denominan "línea de vida". ¿Qué significa? Que su teléfono está encendido las 24 horas para asistir a los jugadores que lo necesitan en situaciones extremas o a sus familiares que demandan auxilio. Además hay una red de contención por whatsapp para que siempre haya alguien que auxilie a otro ante el impulso de volver a jugar.
Hace poco más de 10 años que Juan decidió pedir ayuda, y debió hacerlo en Mendoza porque acá, aún no se hablaba del tema. De hecho lleva ese tiempo en abstinencia de juego, y casi que la vida lo empujó a organizar el grupo de Jugadores Anónimos de San Juan donde encontró gran parte de la paz que necesitaba. Cuentan con un manual de procedimiento que reúne 12 pasos a seguir para alejarse de la adicción y lograr la abstinencia.
-¿Cuáles fueron tus primeros contactos con el juego?
Lo mío venía como algo hereditario, en mi casa se jugaba por monedas a la lotería, a la perinola, a la taba, eran tradiciones. A los 14 años ya incursioné en juegos clandestinos porque por la edad no podía entrar a casinos, pero a los 17, vivía sólo en Córdoba, y empecé a frecuentarlos. Allí comenzó a convertirse en hábito porque existe lo que se le llama suerte del principiante y empezás ganando, tenés plata fácil. A los 18 ya tenía un auto que me había comprado con la plata de las apuestas, pero siempre querés más así es que lo vendí de inmediato para jugar, ganar más y comprarme otro mejor. Me duró apenas dos horas porque perdí todo, no me quedó ni para volver en taxi. A precio actual era un vehículo de más de 400 mil pesos. Ese era ya un motivo para seguir jugando y creer que lo podía recuperar todo.
– ¿Un jugador compulsivo sólo juega por necesidad de dinero?
Para nada, primero es por dinero, luego para recuperar lo perdido y finalmente por la adrenalina que genera la situación. Las salas de casinos están preparadas para darle un confort a quien llega, tanto que uno se olvida del horario, de su vida. Vas ganando mucho dinero y lejos de retirarte te quedas y seguís jugando, eso te lleva a perder todo.
– ¿A la par, siempre trabajaste, o no?
Sí trabajaba y muy bien, pero perdía todo.
– ¿En tu casa no advertían esta situación?
En mi época de juventud vivía sólo en Córdoba, así es que nadie me controlaba y podía actuar con total libertad. Luego aquí en San Juan formé una familia, abrí un negocio, pero necesitaba venir al casino entre 5 y 6 veces al día. Aprovechaba que tenía que salir a hacer compras y entraba a jugar aunque sea 30 minutos o una hora. Nadie sabía nada hasta ese momento porque si bien algunas veces iba con quien fue mi esposa, ella creía que era por diversión o para pasar el rato. Incluso cuando iba con mi familia al Parque, mentía que iba a caminar para entrar al casino. Precisamente una de las particularidades del jugador es que es muy mentiroso. Arma mentiras que hasta uno se las cree, te mata un suegro, la madre, lo que sea para conseguir dinero u ocultar lo que haces. Es una enfermedad de carácter emocional que no tiene cura, sólo se puede frenar o contener las ansias de jugar.
– ¿Cuándo tocaste fondo?
Una noche desaparecí de mi casa por horas, el teléfono sonaba y no atendía porque iba ganando como nunca. Claro que perdí todo ese dinero en pocos segundos. Al llegar, mi esposa me echó porque creía que la engañaba, pero antes debía comunicarle a mis hijos por qué me iba. Eso me quebró y confesé lo que me pasaba.
– ¿Cómo hace un apostador para conseguir plata cuando perdió todo?
En los casinos siempre hay prestamistas que se sientan a tomar café, en general no juegan, se encargan de conocer a los jugadores y saben a quien le van a prestar. Ellos te facilitan el monto que necesitas y lo tenés que devolver en tiempo y forma, con muchísimos intereses. Si seguís perdiendo te siguen ofreciendo. Así comienzan los endeudamientos, uno tras otro, y si no tenés como pagarlo te aprietan para que entregues la escritura de la casa o lo que tengas.
– ¿Cuándo tomaste consciencia que necesitabas ayuda?
Cuando estás en las garras de esta enfermedad no te das cuenta que necesitas ayuda, aún cuando te estás hundiendo. Lo primero que perdés es en la parte económica y luego los afectos, la familia, los amigos. Ahí te das cuenta porque después de eso pueden pasar tres cosas: terminas preso, loco o muerto.
-¿Por qué?
Le robas a tu familia, pedís prestado a todo el mundo, tanto que el que llega a pedir ayuda no tiene ni en claro la cantidad de dinero que debe. Se juegan sueldos completos porque cobrás y lo primero que haces es pasar por el casino.
-¿Dónde pediste ayuda?
Durante dos años viajaba a Mendoza todos los lunes porque estaba dispuesto a recuperarme. No podía más. Después de ese tiempo empecé a sentirme mejor y a distanciar los viajes cada quince días o un mes. Un día me llamaron para decirme que dos sanjuaninos más iban a empezar a ir a las reuniones, entonces me pidieron que los contactara para acompañarlos. Casi de inmediato nos aconsejaron que armáramos un grupo acá. Me dio temor, pero ellos nos ayudaron con todo, vinieron cinco personas a la primera reunión, nos entregaron la bibliografía que se usa y el material necesario. No teníamos lugar físico porque no manejamos dinero, hasta que surgió la posibilidad de reunirnos en la Iglesia de Trinidad. Se sumó mucha gente y abrimos otro grupo en la Parroquia Nuestra Señora de Andacollo que se trasladó hace dos semanas a la Iglesia Cristiana de calle Laprida.
-¿Cómo es la dinámica?
En cada reunión se pasan todas las novedades de cómo ha estado cada uno, el estado de ánimo y si ha logrado abstenerse. Luego se pregunta quien dará terapia, es decir contar todo lo que le está pasando. En muchos casos les aconsejamos realizar consulta con un profesional de la salud, ya sea psicólogo o psiquiatra, según el estado en que se encuentre. No hay que olvidar que mucha gente se suicida por las consecuencias que trae el juego, de hecho hay personas que con el transcurso del tiempo confiesa que de no haber ido al grupo se hubiera suicidado.
-¿Qué consecuencias trae en el entorno familiar?
En la mayoría de los casos se pierde la familia.
-¿Qué edad promedio tiene la gente que pide ayuda en Jugadores Anónimos?
Hemos tenido chicos de 18 años hasta de 70 años, siempre más varones que mujeres, aunque yo creo que en la actualidad ellas juegan más. Quizá por vergüenza no se acercan a pedir ayuda.
– ¿Hay parejas en las que ambos son jugadores?
Sí. En esos casos les recomendamos que no compartan las reuniones porque ahí uno va y dice toda la verdad, desde las cosas más malas que te imaginas hasta las mentiras más terribles. Sería un problema compartirlas porque agrandarían los conflictos.
-¿Cuánta gente ha pasado por el grupo desde su creación?
Más de cien personas en siete años.
-¿Esa cifra está relacionada con la cantidad real de ludópatas?
No hay estadísticas, pero son miles, miles y miles.
– Dijiste que ustedes no manejan plata en JA ¿Por qué?
Es norma del grupo. No podemos recibir donaciones, ni manejar ni un centavo, entendemos que cuando se maneja dinero, todo se desvirtúa.
-¿Has tenido recaídas o te dieron ganas de jugar en algún momento?
En los primeros tiempos de abstinencia soñaba que jugaba, que tiraba un número, era tremendo. Tampoco pasaba por la puerta de ningún casino, pero después empecé a calmarme y actualmente ya puedo pasar sin la necesidad compulsiva de entrar. Es duro. No hay que olvidar que es una enfermedad que no se cura, sólo se controla.
-Dicen que es una de las adicciones más difíciles de superar que siempre hay recaídas.
Sí es difícil, de hecho hay gente que lleva cinco años y recae, pero está dentro de las posibilidades. Igual hay que seguir luchando y no abandonar el grupo que te contiene.
-¿Creés que el sistema de autoexclusión vigente en el programa de Juego Responsable es útil?
No siempre, muchas veces falla. Hay que tener en cuenta que es voluntario, nadie te obliga. Sucede que muchas veces fallan los controles, pero si te descubren te puede sacar la fuerza pública. Es que si alguien pidió la autoexlcusión y está desesperado puede camuflarse para que no lo reconozcan. De todos modos es una herramienta importante.
-¿Faltan políticas de Estado para combatir la ludopatía?
Los mismos casinos saben quienes son los ludópatas y deberían prohibirles el ingreso y no lo hacen porque es su mejor cliente. A esto se suma que ya no hay limitaciones para el ingreso, antes te exigían entrar de zapatos, ahora ni eso.
-¿Cómo canalizaste la energía que te demandaba el juego?
Empecé a jugar Paintball que es muy adrenalínico, y llegué a competir con mi equipo a nivel internacional. A la par me puse metas a corto plazo para ir cumpliendo. Lo primero fue comprarme un auto 0 Km porque yo siempre decía que me iba a comprar uno y no lo hacía por el juego. Así fui cumpliendo con distintos objetivos.
– Esta adicción ¿se puede prevenir?
Sólo puedo contarte una historia personal. Tengo un hijo de 15 años y hace dos años atrás comenzó a jugar en línea. En un momento me dijo que necesitaba cien pesos para cargar poderes. Junto con la madre hablamos con él y le recordamos todo lo que yo pasé. Afortunadamente no siguió en el tema.
S.O.S
Si necesitas ayuda, aquí están todos los lugares para solicitarla
*Centro por la vida
Dirección. Mendoza 346 Norte de 7 a 16.
Turnos al: 4217824
*Jugadores Anónimos
Reuniones en:
Iglesia Cristiana de calle Laprida 143 Oeste, los jueves de 21 a 23.
Iglesia de Trinidad: Martes de 21 a 23.
FB. Jugadores Anónimos de San Juan.
* Fu.Sa.Lu
Dirección: Jorge Newbery 647 Oeste, Capital
Teléfonos: 264 629 2628/264 446 1495
* Pedido de Autoexclusión
Dirigirse personalmente y con un testigo a la oficina de la Caja de Acción Social ubicada en calle Santa Fe antes de Mendoza de lunes a viernes de 8 a 12. Ambos deben llevar DNI. Además el solicitante debe entregar dos fotos de cara y cuerpo completo.