Esperanzado. Robert Louis Desmarais ha logrado extraer una carretilla de plata en 22 años, pero sigue esperanzado en encontrar una veta millonaria. 

 

Hace muchos años que la mina californiana de Cerro Gordo quedó abandonada. Los rastros indican que no existe vida humana en sus extensas hectáreas y que todas las máquinas que allí funcionaron hoy solo son historia. Sin embargo, para Robert Louis Desmarais el trabajo no ha terminado, ya que cada día espera dar su gran golpe de suerte bajo tierra. Este ex profesor de secundaria de 70 años lleva 22 años buscando plata en el mencionado pueblo fantasma, aunque cabe destacar que todavía no ha logrado su ansiado descubrimiento. Robert solía visitar el remoto lugar de California (oeste de Estados Unidos) en sus vacaciones escolares para buscar minerales.

Finalmente decidió irse a vivir ahí permanentemente para estar lejos de las multitudes y quedarse “en las montañas, bajo las estrellas”. La historia indica que Cerro Gordo fue alguna vez la mina de plata más fructífera del estado: “Ayudó a construir la ciudad de Los Ángeles”, dice Desmarais. Convencido de que todavía queda mucha plata sin encontrar, desciende diariamente unos 250 metros en la mina con un cincel y un martillo para “romper rocas y ver qué hay detrás”. Cree que ha encontrado rastros de una veta perdida en un par de pozos mineros. “Espero encontrarlo, por eso todavía estoy aquí. Durante 22 años he encontrado el equivalente a una carretilla llena de plata”, dijo.

Hasta lograr su gran descubrimiento, Robert vende mineral (entre 5 y 20 dólares la pieza) a los turistas que llegan para conocer el antiguo yacimiento. 
Luego de vivir en la ciudad un par de años, alguien le regaló una cabaña que alguna vez fue el hogar de otro minero. Allí se estableció a una altitud de 850 metros con una dominante vista del valle que le permite ver a los visitantes mucho tiempo antes que lleguen al pueblo. Los turistas que llegan a la histórica zona minera para conocer los hermosos paisajes comentan en redes sociales que todos los días Desmarais recoge y corta leña, más allá de que hay electricidad en la montaña, no hay agua, por lo que lleva una carga de camión diariamente desde una ciudad cercana. La localidad fue una vez una estación de ferrocarril y una ciudad próspera. El mineral de plata era bajado de la montaña a Keeler, atravesaba el lago Owens y se llevaba en tren hacia Los Ángeles. Sin embargo, desde que el mencionado embalse fue drenado como parte del proyecto del acueducto de Los Ángeles, la población disminuyó a 30 personas.

 

Al ser alguien que vive completamente solo, “además de los fantasmas”, bromea, Desmarais, disfruta mostrando el lugar a los visitantes. Les cuenta sobre la historia de Cerro Gordo, que fue fundado en 1865 y rápidamente creció para albergar una población de 4.500 personas. Pero también habla de la minería, su gran pasión. Le gustaría dar recorridos mineros bajo tierra, pero los propietarios actuales de la tierra, los empresarios Brent Underwood y Jon Bier, están en contra de la idea, ya que señalan que las minas son “inherentemente peligrosas”. Sin embargo, al igual que el solitario minero, creen que existen grandes riquezas inexploradas dentro de la mina, las cuales estiman que ascenderían a 500 millones de dólares en metal. 

 

1.4 millones de dólares desembolsaron los actuales propietarios para comprar la mina.

Único. El paisaje del valle de Cerro Gordo es uno de los puntos turísticos más atractivos que tiene la zona donde se desarrolló una de las mayores explotaciones de plata de Estados Unidos.