Dejando de lado los numerosos inconvenientes que se están encontrando los productores de tomate para industria en la república Argentina, el 2009 puede recordarse porque en su totalidad, la producción nacional fue un 28 % mayor que la de la campaña anterior.

Este crecimiento, sumado a que la demanda bajó un poco respecto de un año atrás, hizo que el 88 % de la necesidad de tomate industrializado se cubriera con lo producido.

En pocas palabras, un buen año en cuanto a cantidad de peritas.

Desde Túnez, Cosme Argerich, verdadero líder del cultivo y titular del Programa Nacional de Tomate del INTA, con sede en Mendoza, expresó telefónicamente a Suplemento Verde que "sin duda esta campaña mejoró respecto de las anteriores, y esto repercute. Hubo varios condimentos que motivaron estos números positivos: primero que los agricultores se han tecnificado como corresponde, especializándose en esta hortaliza, y segundo que el clima acompañó, no dañando tanto con granizo y lluvias abundantes, llegando a contar con un verano extendido y cosechando en algunas zonas hasta mayo."

Para el ingeniero agrónomo, factores como la cosecha mecánica también incidieron favorablemente. Nos contó que sólo en San Juan se sumaron más de 10 máquinas, entre italianas, americanas y otras; cuyos propietarios son las mismas fábricas, también empresas de servicios locales y extranjeras, y hasta hubo productores que adquirieron sus cosechadoras automotrices usadas, ajustadas para su modelo de finca y escala productiva.

Por otra parte incorporaron tareas de campo como el subsolado, previo a plantación, profundo y bien en seco, cuya tarea, más la posterior enguanada, a razón de 10 toneladas por hectárea, distribuida en forma mecánica y al voleo, colaboraron para subir los rindes un 15 y hasta 20 %, según ensayos realizados en Cuyo.

Recalcó después que hay que regar sin estrés hídrico, desde el día 40 al 75 desde la plantación, antes y después regar bien pero sin tanta intensidad y con goteo han superado los 140.000 kilos por hectárea.