Mucho trabajo, calidad y minuciosos detalles en la elaboración fueron algunas de las claves para convertirse en la única fábrica de pastas frescas de Cuyo que obtuvo la certificación de la Cámara de Fabricantes de pastas frescas de la República Argentina. Un logro que demanda la no utilización de conservantes, colorantes ni químicos para la producción de estos alimentos que pueden ser vendidos en el día, ya que debido a sus particulares características tampoco pueden ser frizados.
El protagonista de este emprendimiento que nació hace cerca de seis años es David García, quien decidió apostar por un estilo en pastas natural destinado a un público que aprecia los sabores o bien tiende a mejorar su paladar eligiendo productos elaborados con materia prima de primera calidad.
"Usamos toda la línea Sancor, jamones naturales al igual que todos los otros productos que también están certificados. El cliente puede ingresar a la fábrica para observar el proceso de elaboración, incluso tenemos monitoreo interno a través de un programa de computación y cámaras que registran cada paso de la fabricación. Ese mismo programa sirve para que la Cámara de fabricantes de pastas controle los procesos que nos han permitido la certificación", explica García.
Además cuenta con experto en bromatología, empresa de limpieza para mantener el local en perfectas condiciones sanitarias, especialista en higiene y seguridad, personal capacitado y con indumentaria acorde a la demanda del sector. Todos estos aspectos también apuntan al logro de la certificación de Normas de Calidad ISO 9000.
La Porteña ofrece una variada oferta en pastas con un cupo diario que se suma a los pedidos que se pueden realizar en el local o a través de teléfono, con la salvedad que no se realiza delivery porque algunos son muy delicados de transportar.
"Me gusta mucho estar en contacto con el público porque les explico como se cocinan estas pastas, les ofrecemos tucos, salsas y cremas semi-preparadas, para tener la comida lista en pocos minutos", dice el propietario.

