La explanada del Teatro del Bicentenario sirve de escenario para que, decenas de bailarines de salsa, chachachá y bachata empiecen a contornearse ni bien se sienten los primeros acordes de la música. Eso es lo que pasa todos los domingos a partir de las 20 horas aproximadamente, dependiendo de la ferocidad del calor en verano y de la crudeza del frío en invierno. Por algo más de una hora y media, que puede llegar a extenderse hasta 3 horas y media sin problemas, los 60 bailarines de todas las edades darán cátedra, montarán un espectáculo casi improvisado y moverán sus caderas sin parar para el deleite de propios y ajenos.
Esta movida artística y popular ha ido creciendo a pasos agigantados y pretende instalarse allí para siempre. Claro, que dependen, no de permisos institucionales ni oficiales porque no hacen mayor uso de las instalaciones. Sencillamente precisan de un parlante para poder llevarse adelante para que los sones de las canciones latinoamericanas se magnifiquen e impacten a todos los presentes. La actividad es gratuita tanto para el público como para los propios bailarines. Las intenciones son seguir todo el verano.
La flamante escalinata del Teatro del Bicentenario no es el primer escenario público que los alberga. En el otoño del 2018, cuando estalló la idea, comenzaron a juntarse en la Plaza Hipólito Yrigoyen. Pero como cada vez iban más y más aficionados decidieron cambiarlo de punto de referencia para que sea más fácil el acceso y a su vez, más visible la propuesta teniendo en cuenta que el lugar elegido definitivamente es un punto de la ciudad que reúne a miles de familias los fines de semana.
La iniciativa fue de Silvia Díaz, que siendo profe de folclore se animó a entrar a otros mundos de la danza y así se inició en el metié de los ritmos latinos, género que nunca más abandonó y por el contrario abrazó con toda su vocación. De hecho, lo enseña en varias academias e instituciones. Hace 6 años que esta precursora se mudó desde su Buenos Aires natal a San Juan y aquí desplegó todas sus herramientas para transmitir sus saberes a otros tan o más interesados que ella por el baile.
"He tenido la posibilidad de ir a tomar cursos a distintas provincias argentinas y en todas, hay espacios públicos donde la gente tiene un día estipulado que se reúne a bailar, sin tener que pagar una entrada ni invertir más dinero, ya que esta es una actividad que se hace a pulmón y que requiere de algunos ahorritos para pagar viajes, competencias, trajes, zapatos especiales, cursos, etc, etc, etc. Tener un espacio público la convierte en una propuesta libre y abierta para disfrutar de lo que se hace. Esto ocurre en Córdoba, en Mendoza, en Mar del Plata. Pero aquí no. Hasta que un fin de semana yo estaba aburrida y se me ocurrió hacer una convocatoria a través de redes sociales a los bailarines que conozco de diferentes academias para juntarnos a bailar. La propuesta era y sigue siendo sencilla: mate, parlante, buena onda y solo ganas de bailar. La respuesta fue un éxito. A partir de ese domingo sólo paramos por una inclemencia climática y porque un fin de semana el parlante no estaba disponible y no teníamos como reemplazarlo”, cuenta Silvia y agradece a Juan, Ariel, María Inés y Jesús que son quienes desinteresadamente han prestado todos estos meses los aparatos para tener música.
Según lo definen las propias participantes, es un punto de encuentro que hacía falta, donde hay lugar para grandes y chicos. "Es un ambiente super familiar. Y es una actividad sin límites de edad. Es super lindo. Nosotros bailamos y se junta alrededor nuestro un montón de gente, a mirar, a aplaudir, a copiar lo que hacemos. Porque todos pueden sumarse y sin vergüenza”, cuenta Ana Paula Arias, una de las bailarinas que no se pierde convocatoria dominguera.
"Me gusta mucho, más que ir a otros espacios: estás al aire libre y lo que sobra es buena onda”, cuenta la chica que ingresó, gracias al incentivo de su amigo Jesús Fernández, en este mundo hace dos años y medio. En realidad sus primeros pasos fueron en noviembre y al mes siguiente, ya estaba en el escenario del Bicentenario como parte de la presentación de la academia dónde iba a aprender.
Tanto Ana Paula como Silvia tienen claro los objetivos: "Aquí no hay feriados. El 25 de diciembre y 1º de enero bailamos por ejemplo”, ejemplifican las chicas y cuentan como anécdota lo que le pasó a un tucumano que había venido en octubre pasado a una reunión nacional de Acción Católica. "Iba con un grupo de gente por la Ignacio de la Roza, escuchó la música y les pidió que lo esperaran un ratito. Siguió la música y nos encontró. Obvio que se puso a bailar un rato y después se unió a sus amigos”, detalla Ana Paula que es una reciente profesora de Tecnología y que trabaja cuidando una nena. "Bailar salsa es esencial en mi vida, mi cable a tierra. Me sale mas barato que ir a una psicóloga, encima me divierto y tengo amigos”, explica.
El sueño de este grupo -en el que conviven profesores, alumnos, aficionados y personas que se animan por primera vez a bailar- es contar con el apoyo de algún organismo provincial o municipal para no sólo sostener la iniciativa en el tiempo sino para que crezca. ‘Tenemos un proyecto en el que solo pedimos apoyo para tener música asegurada y alguien que lo coordine. Ojalá se concrete”, dice Silvia, ilusionada y con muchas esperanzas.
Si bien el espacio es fundamentalmente para ir a bailar lo que ya se sabe o para seguir una coreografía que marca para el resto improvisando algún voluntario, siempre hay espacio para aprender, aunque más no sea los pasos básicos. También es una oportunidad para hacer consultas sobre los lugares dónde se enseña en la provincia.
Generalmente se hace una secuencia de 2 salsas, 2 bachatas y dos chachachá. Si el cuerpo tiene energía se repite la secuencia y así tantas veces hasta que se termina la batería del parlante. Si no, hay unos pequeños recreos para el descanso, la charla, la foto y por supuesto el mate o la bebida refrescante.
Para agendar
Día: Todos los domingos
Hora: A partir de las 20 hora y hasta las 23
Lugar: Ingreso al Teatro del Bicentenario
Qué se baila: Según definen las expertas consultadas, si bien son ritmos parecidos, lo que los diferencia son los tiempos y las intenciones: la salsa que es más alegre, bachata que es más sensual y chachachá más tranquilo.
San Juan, en el podio
En el 2018 los bailarines de salsa locales dejaron bien parada a la provincia en diferentes campeonatos del rubro. Por ejemplo, en el Salsa Summit, cuya final fue en Córdoba, los sanjuaninos obtuvieron un 1º puesto en el cuarteto de salsa masculino con el equipo Team Cuoka, integrado por José Quinteros, Ilmar Araya, Agustín Córdoba y Sebastián Nievas; el 4º puesto con el grupo de salsa Profesional, integrado por los bailarines Silvia Díaz, Laura Pacheco, Celeste Clavel, Laura Perramón, Paula Morales, José Quinteros, Ilmar Araya, Agustín Córdoba, Ariel Torres, Franco Montaña y subcampeones del Bachata Hot (Ilmar Araya y Laura Pacheco).