Productores de ajos aseguran que la falta de semilla de alta calidad, tierras descansadas, los años pobres anteriores, la necesidad de goteo, y otros factores impiden aumentar mucho el hectareaje.
Para varios experimentados productores hortícolas pocitanos, integrantes de Sur Sanjuanino SA, empresa que no solo produce, sino también realiza el empaque y finalmente la comercialización del ajo, hay interés en aumentar la superficie cultivada en esta temporada, pero hay que ser cautos.
Suplemento Verde dialogó con algunos productores, que pidieron no ser nombrados en la nota, por cuestiones de seguridad, quienes comentaron que en estos momentos es intenso el movimiento de las máquinas, ya que mayoritariamente están desgranando y separando la semilla, por tamaño y viendo con especial cuidado la calidad y sanidad de la misma.
Expresaron que si bien ya hay lotes sembrados en varios departamentos, aún no se ve la emergencia de los mismos. Esta semana se continuará con la siembra y se proseguirá hasta la primera semana de abril, aproximadamente.
Los precios de la temporada anterior, mejoraron el ánimo de los agricultores, que debido a una seguidilla de años de malos precios y también problemas de varias campañas hídricas escasas, con fuertes sequías.
Los 22 y hasta 23 dólares pagados por la tradicional caja de diez kilogramos, según tamaño, destino y calidad, frente a los 20 dólares abonados en la temporada anterior, cambiaron el semblante de los chacareros.
Sin embargo, los años de experiencia en el campo, dicen los agricultores, indican que hay que tener muy buena semilla, unos 1.000 kilos por hectárea, en febrero, para llegar a contar a fines de noviembre con cabezas de tamaño 6 y 7 las más buscadas por los mercados.
El largo periodo de malas campañas motivó que muchos productores pequeños y medianos, en el peor de los casos desaparecieran, y sino o se redujeran drásticamente en superficie plantada con ajo o se dedicaran a otras chacras más seguras o rentables, como el tomate industria.
También, dicen los productores, hacen falta buenas tierras, más descansadas, con rotación para tener buenos rindes, de 11.000 a 12.000 kilos. El avance de los barrios en la periferia de la ciudad, es otro inconveniente para Rawson. Rivadavia, Santa Lucía y Pocito, por ejemplo. Donde había ajos hace 8 años, hoy hay barrios. Otro condimento es la mano de obra. Es una actividad humano-demandante y en Argentina, cada vez menos gente quiere trabajar en el campo.
El goteo ha ayudado a extenderse, y brinda comodidad en el manejo, seguridad y ahorro hídrico. De todas maneras, informan los productores que la actividad está en una etapa de transición, y se está buscando incorporar este insumo elemental, en zonas nuevas, y esto tiene un costo alto.
En fin, está la intención de crecer, pero hay que ser cauto por la serie de factores que inciden en este negocio, y que en parte, no son sencillos de conseguir para sembrar más.