¿Que debería esperar la comunidad cuando le prometen desde el Estado o desde la escuela privada, excelencia en la calidad educativa?
El concepto de calidad tiene infinitas resoluciones porque cualquier proceso humano es propenso a ser medible, evaluable, criticable, mejorable. Entonces hay que plantear cuál es el criterio de máxima del proceso y cuando se llega a ese parámetro, se puede decir que es de calidad. Si esto lo extrapolamos a la Educación tendríamos que preguntarnos por ejemplo si puede un chico de la escuela primaria y secundaria al finalizar no tener el pensamiento lógico- matemático incorporado o si puede no tener un lenguaje adecuado para expresarse y hacerse entender o si no puede manejar las Ciencias Naturales o resolver problemas que éstas plantean. Estos son elementos claves de la calidad. Evidentemente si no se cumplen no hay calidad.
¿Que parámetros influyen en este concepto de calidad?
(Tajantemente contesta) El proceso de enseñanza-aprendizaje. Antes teníamos un contexto muy claro ya que había menos posibilidad del ocio y más posibilidad de tener tiempo para dedicarse a estudiar. Hoy no es así porque el chico tiene muchas oportunidades de un ocio tecnológico.
¿Y ese ocio tecnológico como usted lo llama no se debería incorporar y aprovechar en la escuela?
Justamente esa es la mirada que falla en el el sistema formativo de toda Latinoamérica, no solo de la Argentina. Está enfocado en procesos propios del siglo XIX y no del siglo XXI. Hay que apropiarse del modelo de contexto de la vida del alumno para incorporarlo en el sistema de formación. Este es el gran desafío.
¿Es prioridad para el Ministerio de Educación de San Juan en el 2016 trabajar el tema de la calidad educativa?
Es prioritario trabajar no solamente el concepto de calidad sino trabajar todos los vectores que entendemos hacen a la calidad. Si tuviese que enumerarlos diría que no se puede trabajar con el alumno de hoy si no se incorporan las capacidades y competencias y dejar de lado lo enciclopédico. Esto quiere decir que el diseño curricular, que es una cuantiosa forma de representar los saberes humanos en los distintos procesos en educación, algo que llamamos programa de estudios y que está organizado en unidades y contenidos, no ha cambiado ni debe cambiar. Lo que cambió y es en lo que tenemos que hacer foco es en el alumno que fundamentalmente necesita que ese lenguaje con que se le transmiten los conceptos sea diferente. El alumno no nos comprende. No lo pone en valor.
Pero hay algunas herramientas que se han incorporado al sistema para modernizarlo. Por ejemplo, se ha invertido en computadoras para cada alumno del secundario.
Si. Pero lo que pasa es que no hemos hecho en este proceso todas las fases que hacían falta. Es decir si voy a tener un auto 0 km, último modelo, pero todavía no aprendo el manejo del vehículo más básico, no voy a poder conducir con un volante multifunción. Ha habido partes del proceso que han sido saltos.
¿Hay que hacer un mea culpa, entonces?
La educación no es un problema solo de los docentes o de un funcionario de turno del ministerio, es un problema de toda la sociedad. Es un proceso que requiere de una orientación definida y de la comprensión de que los proceso educativos son a largo plazo. Todas las ideas pueden ser muy buenas pero si no son sostenidas en la implementación, no son revisadas, no son ajustadas a las necesidades, terminan en el fracaso. Y en el medio, hay alumnos que no saben para dónde ir.
¿Hacia dónde hay que ir?
Nosotros estamos firmemente convencidos que la calidad educativa depende de cómo se aprende y cómo se enseña. Pero para eso hace falta un cambio de actitud en varios aspectos. Los contenidos tienen que seguir siendo los que estaban pero tiene que haber un cambio en la estrategia y en la didáctica de cómo se aborda. Esto no es otra cosa que ofrecerle al alumno en el aula un diálogo, amigo de la tecnología para que sea un puente, una mediación, una herramienta entre lo que dice el docente y el lenguaje del chico.
Otro cambio debe pasar por la evaluación. Tradicionalmente por trimestre había a lo mejor 3 ó 4 pruebas escritas, por allí alguna lección oral. Ahora hay que pensar en la evaluación de capacidades y competencias como una desagregación de todas las instancias que hacen evidente que el alumno aprenda a resolver problemas. Este tipo de evaluación pone el énfasis en la aplicación del contenido, no en la esencia misma del contenido ni en la repetición de conceptos. Esto es muy importante porque los chicos de hoy están preparándose para el trabajo de mañana, ese trabajo que aún no existe y que van a tener que ser ellos los artífices de la creación de ese trabajo, de ese nicho laboral. Nosotros hemos venido a un mundo donde los trabajos ya existían, estaban consolidados, existía la estabilidad laboral. Todo eso es parte del siglo XIX. Ahora ya no es así. Y para crearse el oficio, el trabajo o la ocupación una persona va a tener que apelar a ser un emprendedor como modo de vida, va a tener que tener muy claras las capacidades lingüísticas y de el o los idiomas y por último va a tener que resolver problemas. Si esto ocurre significa que el el sistema educativo lo ha preparado bien.
Para conseguirlo vamos a aplicar nuestro proyecto -que es coincidente con el Plan Nacional de Formación Docente 2016-2019- que se centra en el trabajo en la actualización de los docentes que están en servicio para cambiar la mirada de la formación tradicional y así pasar a la formación basada en capacidades y competencias.
¿A qué hace referencia ese plan porque los docentes viven haciendo capacitaciones?
Es un programa que va a durar en un principio los primeros cuatro años de trabajo. No se refiere a contenidos. Toma como base algo tan sencillo como humano. Generalmente cuando uno sale de la casa para ir al trabajo, toma siempre el mismo camino. No lo cambia. Bueno, eso en Educación es lo que llamamos ‘matriz de aprendizaje”. Que es ni más ni menos que tomar una base y repetirla. Esa ha sido la debilidad en el país: el docente va a una capacitación, aprende, pero llega al al aula y sigue haciendo lo mismo de siempre. Son muy pocos los que logran extrapolar. ¿Y por qué pasa esto? Porque al sistema le ha faltado un vínculo que es fundamental que es el de acompañar dentro del aula, ese es el cambio. Primero se tiene que convencer el formador de la importancia del aprendizaje para que luego se haga evidente en quien aprende.
¿Cómo se va a hacer concretamente esa capacitación?
Vamos a comenzar en mayo, basándonos en las estadísticas de las escuelas que manejamos en el ministerio pero también en los datos de la medición del Operativo Nacional de la Evaluación. Con estos indicadores vamos a determinar prioridades con aquellas escuelas de toda la provincia a las que llamaremos ‘focalizadas” que son las instituciones que tienen un contexto de alumnos, papás y tutores vulnerables socialmente, que tienen una situación compleja desde la participación por ejemplo porque los padres trabajan todo el día entonces no pueden ir a las reuniones. Para eso, vamos a buscar un horario acorde para que puedan ir. Aunque sea a las 10 de la noche.
Habrá cuatro años para incluir a todas las escuelas, con sus realidades.
¿Pero los docentes no van a estar muy contentos con su propuesta?
No estamos diciendo que vamos a llamar a los docentes a las 22 horas. Vamos a convocar a los padres a encontrarse con un equipo armado por este ministerio a partir del trabajo con intendentes, referentes, etc, formado por sociólogos y especialistas. La idea es traer a los padres a la escuela para ofrecerles algo. Queremos demostrarles a lo largo de varias reuniones el valor de la escuela que tiene que ir más allá de la asignación universal por hijo, mas allá de una comida o un vaso de leche que se sirva, sin desmerecer la importancia nutricional para el aprendizaje que esto tiene pero hay que tener en claro que la alimentación no es la esencia misma del aprendizaje. Volviendo a los padres, lo que pretendemos es que ellos también cambien su actitud y pasen de ser demandantes o indiferentes en el peor de los casos a tener una actitud colaborativa. Para eso vamos a ofrecerle la oportunidad de aprender un oficio, más allá del cansancio de trabajar todo el día. Habrá 5, 10, 15 padres en cada escuela que lo aprovechen y que descubran que esta no es sólo la escuela de sus hijos, sino también su propia escuela. Este es el cambio que queremos. Entonces esos papás van a ir a talleres y van a ir a reuniones, se van a comprometer y van a pasar a ser parte de una Asociación de Padres. Allí se evidenciará el cambio: pasarán del decir al hacer. Y ese será un logro.
Mientras tanto, con otro grupo de profesionales, vamos a trabajar el proyecto educativo institucional, que es una especie de manual con el componente administrativo, el diseño curricular pero también con las normas y acuerdos que regulan su funcionamiento. Entonces con simples hechos lograremos reunir a los padres, cambiar la actitud dentro del aula, mejorar la organización de la escuela y trabajado con los docentes en este enfoque. A partir de ahí la escuela tiene que empezar a caminar.
O sea que el desafío es el cambio de actitud
Por supuesto. El ser humano ya no tiene limitantes para acceder al contenido, lo encuentra en aparatos de todo tipo, está en la red. Si, en cambio, tiene que aprender a trabajar sus capacidades y competencias, demostrarlas en un procedimiento o en un pensamiento lógico-matemático, saber comunicar lo que piensa, trabajar en red, aprovechar la tecnología para resolver problemas.
¿Cómo se hace en escuelas que todavía no tienen gas, no tienen luz, les faltan los vidrios en las ventanas?
Hasta ahora, se hacía un relevamiento a fin de año que nos indicaba el orden de prioridades de las escuelas y carencias. Vamos a cambiar ese orden, proponiendo que cada tres escuelas una pequeña empresa se haga cargo de visitar al director y consultarle sobre sus necesidades de mantenimiento. Se va a emitir una orden de trabajo y así se resolverán los problemas con lógica para no llegar al cierre del año lectivo con escuelas destruidas. Esto también es parte del cambio de actitud. Como las hormigas vamos a ir resolviendo todo paso a paso. Ya lo dijo Sarmiento: nunca el escenario es el apropiado para comenzar. Lo bueno es que vamos a comenzar.

