"2670", vino de bodega Tukma, la altura donde se cosecharon las uvas. Claudio Zucchino con su vino Uraquí y vino de Bodega Fernando Dupont con un Syrah de altura marca Sikuri.

Nuestra vitivinicultura fue siempre reconocida por su vasto territorio implantado bajo determinados climas, desde los antiguos viñedos coloniales del litoral y Buenos Aires, hasta los del árido noroeste, donde las provincias de Mendoza, San Juan y La Rioja fueron los principales actores de las últimas décadas.

Hoy existen 18 provincias argentinas que registran superficie cultivada con vid: 70% Mendoza, 21,5% San Juan, 3,6% La Rioja, 1,5% Salta (Cafayate), 1,3% Catamarca, 0,8% Neuquén y 0,7% Río Negro. Estas 7 provincias concentran la mayor superficie de vid. El restante 0,6% se distribuye en 11 provincias: Córdoba, La Pampa, Buenos Aires, Tucumán, San Luis, Chubut, Entre Ríos, Jujuy, Misiones, Santiago del Estero y Santa Fe.

Para entender qué pasa en las nuevas zonas vitivinícolas de la Argentina, Suplemento Verde estuvo en la Quebrada de Humahuaca, Patrimonio de la Humanidad, para poder apreciar la magnitud de esta joven actividad jujeña, que ha desafiado condiciones extremas.

Una viticultura basada sólo por ahora en 26 hectáreas que vegetan sobre el trópico de Capricornio a una extrema altura, donde hoy a 3.329 metros, se cultiva el segundo viñedo más alto del mundo, luego del récord Guinnes de una viña en el Tibet a 3.563 metros.

La Quebrada de Humahuaca incluso ya tiene su Indicación Geográfica aprobada por ley y aparece en las etiquetas de sus vinos, situación que la hace muy atractiva para enoturismo, sobre todo el internacional que ya empieza a tenerla en cuenta, y paga, por ejemplo vivido, 35 dólares por una botella en bodega o restoranes de campo.

Desde Tumbaya (2.000 metros) hasta Viñedo de Moya (3.329 metros) las vides desafían al clima y suelo en condiciones extremas, bajo un sistema de producción que busca lo natural, lo orgánico, siguiendo las raíces de la cultura local donde la Pachamama, la "madre tierra", es vital para los nativos. 

Las uvas, con bajas producciones todavía, son elaboradas en pequeñas bodegas adaptadas al enoturismo, donde se aplican tecnologías modernas de elaboración a escala, entregando vinos de gran color y características muy particulares vinculadas sin duda a una gran amplitud térmica entre día y noche durante la maduración de las bayas.

Actualmente hay dos zonas productoras de uva para vino en Jujuy, una que lleva quince años desde las primeras plantaciones, que es la Quebrada de Humahuaca, y la otra zona de cultivo, llamada valles templados y cuenta con algunos ensayos y productos elaborados.

En ambas regiones los principales varietales que se están produciendo son Malbec, Syrah, Cabernet Franc, Cabernet Sauvignon, Merlot y la blanca, Sauvignon.

Los jóvenes viñedos de Uquía de Zucchino, reciben riego por goteo y son de producción orgánica.
Las bodegas de pequeña escala con tanques de acero inoxidable.

VIÑAS Y VINOS

La producción se concentra en un 48% en el departamento de Tilcara, y el resto en Humahuaca y El Carmen. 

Precisamente Huacalera es una localidad de Tilcara donde hay un monolito que indica el paso del Trópico de Capricornio. Allí, a 2.625 metros sobre el nivel del mar, está la bodega Viñas del Perchel, emprendimiento de la Familia Vargas desde el 2005.

En la localidad de Maimará, el entusiasta Fernando Dupont fue el pionero en plantar vides allá por el año 2001 a 2.400 metros de altura. Bodegas Dupont produce las marcas Pasacana, Punta Corral, Sikuri y Rosa de Maimará. También ha comenzado a exportarlos.

En la pintoresca Purmamarca está la bodega Amanecer Andino que produce Malbec y Sauvignon Blanc. También en esta localidad hay una destilería que permite hacer grapas y aguardiente en base al subproducto de la uva, el orujo.

Raúl Noceti, a 20 kilómetros de Huacalera, tiene una finca donde cultiva Sauvignon Blanc y Malbec, que en Salta la bodega Tukma produce con la etiqueta 2.670, la altura donde se cosecharon las uvas. 

También está el viñedo "Sol de Mañana" en Yacoraite, sin producir todavía y un viñedo en Huichaira.

En la localidad de Uquía se encuentra el establecimiento "Claudio Zucchino Bodega y Viñedos de Extrema Altura", con una huerta orgánica y viñedo orgánico certificado junto a la hostería Viñas de Uquía, de la firma Ayni, donde recibe turistas y es también propietario de Viñedo de Moya, algo más arriba, el segundo más alto del mundo. Produce 5 mil botellas anuales del vino Uraquí.

Gran porcentaje del vino es vendido a los turistas con activa participación de Cultura y Turismo para planificar políticas vitivinícolas.

 

La posada de Zucchino recibe en general a turistas y con interesante carta gastronómica de fusión andina (platos ancestrales).

AVANCE

El vino de la Quebrada de Humahuaca se comercializa a distintos puntos del país y principalmente a través de visitas turísticas a las bodegas para conocer el viñedo y la producción.

En tanto, en los valles templados, la producción avanza y se realiza desde hace un par de años, y es parte del sector que se busca impulsar con políticas que favorezcan el acceso a la capacitación para mejorar su calidad y financiamiento.

También se ha formado un Consejo Consultivo Vitivinícola integrado por representantes de cada sector, de productores mediante el presidente de vitivinicultores de la Quebrada de Humahuaca; un miembro de los bodegueros; uno del Ministerio de Cultura y Turismo; y otro de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Jujuy. Actualmente lo preside Ezequiel Bellone.

Otra de las acciones para el desarrollo vitivinícola junto al Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) fue el trabajo en torno a buenas prácticas de manufactura de alimentos para la vitivinicultura. Se están haciendo trabajos con la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar) y bodegas de Mendoza mediante reuniones mensuales con asistencia técnica directa en las seis bodegas de la Quebrada de Humahuaca.

De esta manera, el Ministerio de Producción a través de INTI aporta el financiamiento del programa para la asistencia técnica; una parte lo hacen las bodegas y trabajan en conjunto con una destilería para aprovechamiento del "orujo", un residuo en el proceso de elaboración del vino. Si bien no se puede tener volumen en la producción vitivinícola, con la asistencia de seis meses se busca lograr una mejora en la calidad dadas las características de altura, y a las condiciones climatológicas.

Los viñedos y bodegas jujeñas en general apuntan a la comercialización ofreciendo visitas guiadas y venta de los vinos que producen. 

La inventiva y promoción son fundamentales. Para hoy, 10 de agosto, Claudio Zucchino nos dijo que a los 3.600 metros, en un viejo socavón minero abandonado, hay una cava, donde a lomo de llama se trasladaran 700 botellas de vino, donde 5 cheff prepararán comida andina de fusión y el público podrá degustar los vinos de todas las bodegas jujeñas. Como se ve, las bodegas en Jujuy aportan algo más a la promoción de su turismo.