Observando el libro del Centro Vitivinícola Nacional de 1910, encontré esta joya histórica que revela la producción industrial de uvas al natural en tarros, al igual que duraznos y tomate, la producción de dulce de membrillo y salsa de tomate en botella como la elaboración de descarozados de frutas y pasas de uva "extrafina" presentadas muy bien en cajas. Si, hace un siglo, San Juan ya elaboraba conservas de altísima calidad, y su futuro era muy prometedor en un país que crecía en población y que exportaba productos agrícolas al mundo.

No sabemos mucho de Juan P. Radif, supongo fue un inmigrante de origen árabe. Debo seguir buscando. Sí se sabe que hace 100 años poseía una finca modelo de 15 hectáreas en Concepción, totalmente cultivada con frutales, (durazneros, perales, ciruelos) parrales con uvas Moscatel, Ferral y Torrontés, hortalizas varias, todos en cuadros simétricos y bien subdivididos.

La fábrica de conservas estaba instalada con máquinas modernas habiendo el mismo propietario formado el personal tanto en hombres como en mujeres para atenderla. Se dedicaba a la fabricación de conservas de uvas al natural y descarozados tipo "orejones", conservas de duraznos, peras y membrillos, ciruelas, etc, y a la elaboración de pasas de uva.

La producción de 1910 fue de 150.000 tarros de duraznos, 20.000 de uvas moscatel, 10.000 tarros de membrillos, 10.000 cajones de 10 kilos de uva Moscatel marca "Nacional", 20.000 cajones de 10 kilos marca "Sello", 1000 cajones de 5 kilos de pasas moscatel marca "Extrafina" y 24.000 cajitas de medio kilo de pasas marca "Centenario". Además tenía otra finca en Angaco disponiendo de 190 hectáreas más para aumentar los cultivos. Hombre de empresa y activo, tenía pensado para 1911 duplicar su producción, incorporando a la fábrica el trabajo de muchas mujeres como mano de obra.

Radif con sus genialidades demostró sus cualidades de hombre de empresa. Logró imponer la gran industria de conservas de frutos en otras provincias que exigían productos alimenticios superiores.

La preparación de las uvas al natural fue algo notable, conservando toda su frescura, hasta el perfume y bouquet de tal modo que conocidas en Buenos Aires y el Litoral encontraron un fácil mercado.

En la Exposición de Palermo del Centenario, en el Pabellón San Juan, Radif exhibió sus productos haciendo conocer bien a San Juan. Con la inauguración del ferrocarril a Serrezuela, pudo llegar con facilidad a Córdoba y Tucumán.

En 1911 quería llegar a producir 300.000 tarros, un récord en todos los establecimientos frutícolas de Cuyo.

En aquellos años San Juan contaba con 15.125 hectáreas de vides para vino y 700 hectáreas para uva de mesa y pasas. Ya había diversificación buscando alternativas.

Para tener una idea, una lata al público acá costaba 45 centavos de pesos, 65 centavos en Buenos Aires y hasta un peso en lugares caros. El costo de producción era de 25 a 30 centavos más flete. O sea una ganancia neta de entre el 50 y el 80% según los casos. Esto era un gran negocio. Radif lo sabía muy bien. Lástima que a 100 años de esto San Juan esté muy lejos de lo que hacía este pionero. Nos seguimos lamentando. Seguimos haciendo cuentas.