Por Paulina Rotman 
Foto: colaboración Sebastián Campanario 
  
¿Todos somos creativos?  

La creatividad es una actitud, vos podés tenerla en mayor o menos medida, y no tiene nada que ver con el bienestar emocional: alguien puede ser perfectamente feliz con un trabajo o una vida rutinaria. Hoy desde los medios parece que hubiera un imperativo a tener que ser creativo sí o sí, y no es así. Ahora, si vos descubrís que disfrutás del proceso creativo, que es algo que te hace bien, hay infinidad de herramientas para mejorar esta dinámica y el resultado creativo. 

 
¿La creatividad se puede aprender y trabajar o es algo innato? 

Se puede trabajar. Como en mi caso personal: yo soy economista, hasta hace unos cinco años trabajaba como editor en Clarín, en la sección de Política y Economía. Hoy hago un trabajo bastante distinto, hubo una reinvención grande. Los economistas tenemos una mente bastante estructurada, entonces cuando empecé a escribir sobre creatividad tuve una aproximación tipo "groupie", de mucha fascinación por lo que iba descubriendo. Y comencé a aplicar lo que investigaba. Empecé a meditar, empecé a darle más tiempo a mis notas, a aplicar herramientas de productividad personal para ganar tiempo y espacio para el proceso creativo. Y comprobé que, en un altísimo porcentaje, esto da resultado. No solo a nivel laboral, sino también en tu vida personal, en tu fanilia, en la relación con la gente que querés.  

 

¿Ya todo está creado?  

¡Por supuesto que no! Si te ponés a repasar la cantidad de avances que hubo en 2016 en varias tecnologías exponenciales como inteligencia artificial, realidad virtual, biología computacional, etc, vas a ver que en este año que se va, "caben” varios años. La tasa de cambio realmente se está acelerando. Yo como periodista, con dos columnas fijas por semana en La Nación, siempre tuve cuatro o cinco ideas en el pipe line para ir publicando. Ahora me pasa que tengo más de 30, no me alcanza el tiempo para escribir todo lo que me gustaría. Y esto no me había sucedido en 20 años de profesión. 

 

¿Cómo se puede remozar o mejorar las ideas y preconceptos: con capacitación, con dinero, con suerte o con qué? 

Con todo, obviamente. Picasso decía "Cuando llegue la inspiración, que me encuentre trabajando". A veces la inspiración, lo que se conoce como "el momento Eureka", está sobrevalorado, y lo que define la batalla es el restante 99% del camino para que una idea se convierta en realidad. Y por supuesto el azar juega un rol mucho más protagónico del que todos estamos dispuestos a aceptar. Las grandes ideas por lo general llegan por caminos oblicuos, no lineales. 

 

¿Todas las ideas pueden terminar en un negocio rentable? ¿Por qué procesos deben pasar para asegurarse al menos un buen desarrollo? 

No, en absoluto, hay muchas buenas ideas que por falta de timing terminan en fracaso, y la historia está llena de ejemplos de ellos. Los griegos inventaron el motor de vapor en el siglo II DC, pero no lo usaron porque había sobreabundancia de esclavos, no lo necesitaban. Y la historia moderna de la computación y de Internet está llena de ejemplos donde el ganador no es el primero que llega, sino el que lo hace mejor. Apple no fue la primera empresa que lanzó un teléfono con pantalla touch, pero hizo el mejor. Lo mismo Google con su buscador, y hay mil ejemplos más. 

 
¿Cualquiera puede convertir su proyecto en negocio? 

No, como te decía antes, una cosa es ser creativo y otra un buen administrador o gestor. Por eso tantas empresas tienen socios complementarios en este sentido. Y ser emprendedor hoy está sobrevalorado en el discurso público y en los medios, es un camino muy penoso, en la Argentina menos del 10% de los nuevos emprendimientos resultan exitosos luego de dos años. 

  
¿Por qué surgió la idea del libro que venís a presentar a San Juan? 

El nombre surgió, aunque no lo creas, en la ducha (risas). Hace tres años el suplemento Sábado de La Nación cumplía un año, y me llamaron para lanzar una sección nueva. Yo propuse hacer textos sobre creatividad e innovación que escaparan a las fuentes obvias que siempre tuvieron estos temas (la Publicidad, el Marketing y en menos medida la Psicología). Porque creo que la innovación ya es un fenómeno completamente transversal, que recorre a toda la sociedad, y que por lo tanto había que sumar a esta conversación a biólogos, arquitectos, contadores, abogados, deportistas. De esta conversación surgió "Ideas en la Ducha", y también mi próximo libro, que va a salir en junio y que estoy escribiendo junto a un físico siberiano que se llama Andrei Vazhnov. 
 
 

 Qué pasa con la creatividad en Argentina 

Por Sebastián Campanario 

 
Cuando era chico, el emprendedor y economista argentino Diego Favarolo devoraba fascinado todas las películas, series y libros que tuvieran que ver con la temática espacial. Siempre fue una persona inquieta y lo demostró en su vida laboral: con apenas 18 años fue uno de los fundadores de Bumeran, el portal de empleos on line, estudió en la UCA, en Sigularity University (la meca de estudios sobre disrupción de la Costa Este de los Estados Unidos, financiada por la NASA), y llevó adelante varios proyectos de frontera en el ámbito científico y empresarial, entre ellos uno de biología que generó el descubrimiento del THION3, una molécula que resulta alternativa al cloro para la purificación del agua a muy bajo costo. 

 

Más recientemente, Favarolo, que hoy tiene 36 años, pudo conciliar la pasión de su infancia con su vida de emprendedor: desde su empresa Space AI está desarrollando un nuevo sistema operativo para +máquinas que se mueven+ (ya sea drones, vehículos automanejados o cohetes). En 2013, con una iniciativa denominada DIY Rockets (la sigla en inglés de +Cohetes Hágalo Usted Mismo+), logró interesar -sólo con un premio de 25.000 dólares- a 7.000 científicos de todo el mundo para hacer motores de naves espaciales. Los dispositivos de desarrollaron con procesos colaborativos, tecnología abierta y sus partes debían ser reproducibles con impresión 3D. Diez ideas llegaron a buen puerto, y el impacto fue tan grande que Favarolo fue identificado como una de las cuatro +personalidades más influyentes para la industria aeroespacial para las próximas décadas+ junto al inversor y magnate Elon Musk, a un fundador de la NASA y a Peter Diamandis, uno de los popes de Singularity. 

 

Que un joven porteño, sin estudios científicos +duros+ en su formación de base, se planteara ir a pelear de igual a igual a la economía más rica del mundo, con las mentes más brillantes del planeta, en el campo de las +rocket sciences+ (las ciencias más sofisticadas) hubiera sido impensable pocos años atrás. Pero todo es posible en la nueva agenda de la innovación, la creatividad y la disrupción en los modelos de negocios. La cancha, para los países de desarrollo intermedio como la Argentina, se está volviendo menos inclinada. +Hoy la tecnología para co-crear en forma eficiente en forma remota es tan eficiente que ya no hay fronteras. Los únicos límites están en nuestro cerebro+, cuenta el emprendedor. 

Casos como el de Favarolo aparecen cada vez con mayor frecuencia en la Argentina, en una trama que parece de ciencia ficción, pero que no lo es. En todos los indicadores de creatividad e innovación disponibles (conceptos, hay que aclararlo, muy difíciles de medir), el país aparece mejor rankeado a nivel global que cuando se toman sus indicadores económicos tradicionales. Junto a Uruguay, en el último estudio del economista de la creatividad Richard Florida, el país está 17 en el mundo, con muy buenos resultados en variables de +tolerancia+, educación, tamaño de la clase media, adaptación a nuevas tecnologías, uso de redes sociales y smartphones y confianza interpersonal (indispensable para los modelos de negocios de la +economía por compartir+, a la UBER, AirBnB, etc). 

Estas tramas no se limitan a casos de start ups y de emprendedorismo individual, sino que las empresas grandes y multinacionales están eligiendo crecientemente al país para desarrollar desde aquí iniciativas de innovación con impacto global. 

En las profesiones más activas y cercanas al vector de la innovación y la creatividad (diseño, neurociencias, biología, arte, publicidad, etc), el país cuenta con recursos humanos de primera línea a nivel mundial. Falta, por supuesto, escala, e incentivos institucionales para que esa efervescencia creativa haga todo su recorrido y termine en ideas plasmadas con toda su captación de valor agregado fronteras adentro.  
 
 

Para agendar 
La charla "Ideas en la ducha. El debate por la creatividad y la innovación” tendrá lugar el próximo 30 de noviembre a las 19:30 horas en la sede del Consejo Profesional de Ciencias Económicas (Suipacha 377 sur). 
Con entrada libre y gratuita, solo basta con inscribirse para tener un lugar en el auditorio que tiene cupos limitados. Para eso hay que contactarse con la Fundación Osde -la entidad que le abre las puertas a Sebastián Campanario- al mail mariadelavega@osde.com.ar o completar el formulario en la web www.eventbrite.com.ar. No hay que esperar para anotarse, se puede hacer desde ahora.