Gualcamayo subterránea avanza y desde su puesta en marcha en 2014 a la fecha, se han desarrollado 9 mil metros de galerías divididos en tres niveles y restan por desarrollar 8 mil metros más en dos niveles inferiores que se construirán desde ahora hasta el 2019.

 

Así lo aseguraron a este medio Juan Fernandez, ingeniero de minas y Gerente de Mina UG y Franciso López, geólogo y Gerente de Servicios Técnicos, los encargados de Gualcamayo Underground (UG) que es como se conoce a la mina suterránea en el lugar. En Gualcamayo UG la explotación del mineral se realiza en tres niveles, el 1834, 1850 y 1880 que es la cota sobre el nivel del mar; la boca del túnel se encuentra a 2200 msnm, al pasarlo el primer nivel al que se llega es al 1850 y de allí a un nivel superior (1880) y otro inferior (1834).

 

El monitoreo diario de los cables TDR comenzó el 20 de Julio de 2016, midiéndose hasta la fecha 5 cables coaxiales lechados desde el nivel 1880.

En esta instancia la mina comenzó con su proceso de producción mediante “sub level caving” o método de hundimiento por subniveles, que consiste en la perforación de tiros en abanico ascendentes desde un nivel inferior al mineral a poner en producción. “Se realiza la voladura y extracción de mineral en forma sucesiva. En la medida que progresa la producción comienza a generarse un hundimiento natural detrás del frente de producción, este hundimiento continúa en forma progresiva hacia los niveles superiores ya explotados. El mineral extraído de los frentes es transportado por camiones hasta las cintas transportadoras que alimentan la Trituradora Primaria”, explicó Fernández. De acuerdo a la fuente, este método de explotación inició en marzo de este año como una etapa más en la producción del yacimiento y se extraerán dos niveles más por esta metodología llegando al nivel 1798.

 

Dado este marco, esta es la razón por la que se incorporaron nuevas herramientas tecnológicas para sumar seguridad al proceso productivo. Para ello se instaló un sistema de medición microsísmico que cuenta con geófonos uniaxiales y triaxiales, además de un sistema denominado TDR o Reflectometría de dominio temporal.

 

Según explicó Francisco López, los geófonos miden el desplazamiento, velocidad o aceleración de la roca. Un geófono mide rupturas, ayuda a prevenir situaciones de riesgo y advierte posibles derrumbes, entre otras cosas. Estos aparatos captan los movimientos del macizo rocoso a través de la recepción de un frente de ondas. En su interior, el instrumento electro-mecánico posee una bobina con un núcleo magnético que, tras el movimiento, genera una señal eléctrica enviada a los servidores de la estación y luego son convertidas a señales digitales. El monitoreo se realiza en forma local y remota. Para ello se ha contratado y capacitado a personal propio (tanto en Gualcamayo como la oficina regional en Santiago de Chile) y, además, el proveedor del servicio también recibe y monitorea la información en su oficina central en Estados Unidos. Entre las informaciones que se obtienen a través de este proceso es posible conocer la energía liberada, magnitud y la ubicación espacial del evento.

 

El sistema microsísmico se encuentra conectado online y los datos son transferidos en forma continua las 24 hs. Diariamente se recibe dos informes.

“Los geófonos no son precisamente sismógrafos aunque  su funcionamiento y la información que arrojan son muy similares. Los geófonos detectan “microsismos” producidos por el movimiento de fragmentos del macizo rocoso”, diferenció Fernández. 

 

 En cuanto al TDR, es un método de localización de un deslizamiento de tierra o roca. El TDR utiliza un pulso de voltaje electrónico que refleja como un radar a partir de la rotura de un cable coaxial. Para controlar los movimientos de roca, se colocan (y cementan) cables coaxiales en perforaciones y se los conecta a equipos que envían y testean pulsos electrónicos. Esa información es almacenada y comparada constantemente, detectando el movimiento descendente de la roca. “Las principales ventajas de utilizar sondas TDR son la determinación inmediata del movimiento de inclinación y la capacidad de monitorear los cables de manera remota utilizando registradores de datos y telemetría”, sumó la fuente.

 

Para la instalación y puesta en marcha de estas tecnologías de origen canadiense, la empresa realizó una inversión que oscila entre los 250 mil y 300 mil dólares.