Donaciones a escuelas, de distintas escalas y por diferentes motivaciones, hay muchas, todo el tiempo. Pero esta vez, el regalo que recibieron hace unos días los pocos estudiantes de la escuela Combate de San Lorenzo, por parte de la multinacional Rivulis -que tiene su sede productiva argentina ni más ni menos que en la provincia- les dejó aprendizajes para siempre. Es que con el rollo de manguera de riego por goteo y sus kits, no sólo pasaron a ser uno de los pocos establecimientos sanjuaninos que cuentan con semejante tecnología para sus labores de campo, sino además pudieron experimentar acciones y conocimientos que van más allá de lo que les enseñan clase.
La escuela está una zona rural, en la localidad de Dos Acequias, sobre la calle Yapeyú, en San Martín. Tiene tantas carencias como buena voluntad para la tarea. Allí sólo hay dos plurigrados, aparte del nivel inicial donde también se aúnan las experiencias del jardín para los 11 niños de 3 a 5 años. Es que como no hay matrícula suficiente para armar cursos independientes se agrupan. Entonces un primer ciclo, a cargo de una única docente, imparte tareas y conocimientos para segundo y tercer grado ya que no hay alumnos de primero. Y otra docente, se ocupa de los chicos de cuarto, quinto y sexto. En total son 14 los estudiantes del nivel primario. Algunos de estos alumnos viven en las fincas contiguas o cercanas, pero también hay pequeños que llegan desde Angaco.
El establecimiento es uno de los que en la década del "80 fue beneficiado con el programa nacional EMER -Expansión y Mejoramiento para la Educación Rural- que soñaba con fortalecer la educación en estas zonas alejadas y fundamentalmente abocadas a la cosecha de los campos, con la implementación de aprendizajes consecuentes para evitar el desarraigo. Así fue como crearon la materia Educación Agropecuaria e Industrialización -ahora Tecnología- que sólo cursan los chicos más grandes, tres veces por semana en prolongación, es decir hasta las 16, tres veces por semana. Pese a que esa rutina sigue y los cargos docentes se mantiene, el programa se discontinuó y con ello dejó de llegar la ayuda: ni más ni menos que herramientas e insumos básicos.
Por eso, buena parte de los adelantos de la huerta "modelo" que sigue en pie en el lugar es gracias a las acciones de responsabilidad social de muchas empresas que se acercan a colaborar, además del aporte de instituciones vinculadas al estado municipal, provincial y nacional, sin dejar de contar las donaciones de particulares que son tanto o más valiosas que el resto.
"Como hay pocos niños, hay pocos docentes para mantener la huerta. De todos modos, vamos teniendo logros que nos permiten seguir trabajando y enseñando cuestiones fundamentales para estos niños porque sabemos que estos saberes algún día pueden ser la base de su sustento", explica Norma Seculi, la directora del establecimiento rural, más que agradecida de las ayudas que reciben.
Por ejemplo, ahora, porteros, docentes y alumnos estarán más aliviados porque en vez de tener que regar a manto con el agua que llega desde un canal que pasa por el frente de la escuela, esta tarea se hará programada con la tecnología que les llevaron de donación de Rivulis. Entre otros beneficios, agrega la directora, tendrán menos maleza descontrolada por el caudal de agua que recibe esa media hectárea de tierra fértil, con la que cuentan.
Riego salvador
Esta vez recibieron un rollo de 3200 metros de mangueras de riego por goteo y todos los accesorios, esto es conectores y un sistema de filtrado que une la nueva tecnología con un tanque de agua que ya contaban en la escuela y que es desde donde se alimenta la estructura de riego. Fueron los mismos integrantes del staff de la empresa quienes fueron a instalarlo, ayudando en algunas tareas de labranza y preparación del suelo.
"La donación en cuestión tiene varios impactos: sin lugar a dudas va a eficientizar el desarrollo de los cultivos que tienen porque cada planta va a recibir exactamente la cantidad de agua que necesita. Esto significa que no se va a inundar ni tampoco le va a faltar. Pero a su vez los niños aprendieron a valorar el buen uso del recurso, más en estos tiempo de esta severa sequía que afecta a San Juan y a gran parte del país. Vieron que con este sistema se ahorra mucho más que con el riego a mano, más del 70%. Eso no fue todo, fue una experiencia muy enriquecedora para todos los trabajadores de Rivulis que dedicamos la jornada a visitar la escuela, poder trabajar codo a codo con los pequeños y los docentes. Les enseñamos a hacer las conexiones, que si bien son sencillas, entendieron cómo funciona el sistema y ahora ellos pueden replicarlo y hacerlo solos. De hecho, les quedó material para que puedan ampliar el espacio", explica Gonzalo Millón, el contador que tiene en sus manos las tareas de producción, logística y finanzas de la corporación que hizo su acción solidaria.
Mientras tanto, la huerta se sustenta con las semillas que abastece el programa Prohuerta del INTA, dos veces al año, tanto para la temporada otoño-invierno como primavera verano. Por eso pueden cosechar acelgas, lechuga, porotos, arvejas, rabanitos, berenjenas, pimientos y tomates. Aparte hay un maizal que está creciendo y que convive con otros frutales como membrillos (tienen 9 plantas), durazneros, damascos, ciruelos que como son más antiguos, casi no producen. Hay una parcela destinada solamente a aromáticas y otra, a cargo de los más pequeños, con flores. Ahora sueñan con tener un invernadero.
"Todo lo que se cosecha sirve de materia prima para la escuela: la verdura para la comida de los niños ya que estamos en un plan con una nutricionista del INTA para que se alimenten mejor, incorporen nuevos sabores y se animen a comer legumbres y semillas. Y los frutales se industrializa y se hacen conservas que se vende. Así tenemos algo de dinero para hacer las salidas del año (en lo que va del 2023 fueron al Centro Ambiental Anchipurac y el Parque Presidente Sarmiento con los profesores de Tecnología y Agropecuaria, también al Complejo San Ceferino a hacer actividades recreativas y al centro de San Juan para investigar sobre las estatuas y monumentos de la ciudad, a la vez que conocieron a Cripta de la Catedral y merendaron en una confitería) y a su vez es una oportunidad para que los alumnos puedan experimentar y aprender a hacer todo el proceso para obtener productos con valor agregado. Este año por ejemplo logramos 31 kilos de pulpa de membrillo con el preparamos dulce en pan, jalea y mermelada. Algo se llevan los chicos a sus casas para probar pero el resto, se vendió todo. Así es que podemos decir que fue una hermosa cosecha", detalla Norma.
Siempre tienen una ayuda clave para esta tarea de producción: el municipio de San Martín provee el azúcar que necesitan. De otro modo, no podrían hacerlo. También la municipalidad los ayudó a reorganizar las parcelas y a hacer veredines y canteros de la huerta y la Fundación Huerta Niño de Buenos Aires les trajeron material para arreglar parte del cerco perimetral. La Fundación Se puede, ligada a la empresa Barceló, les donó una bomba de agua y herramientas como azadones, palas y tijeras de podar de pequeño porte manejables para manos pequeñas de niños.
También hicieron aceitunas en conserva gracias a que un vecino, José Carrasco de la finca El Portalito, les permitió cosechar de sus olivos, les convidó la sal que se usa en estos casos y los guió en el paso a paso. También vendieron todos los frascos que prepararon.
"Sin lugar a dudas en esta escuela se aprende gracias a la solidaridad y eso es muy bien recibido por una comunidad educativa que tanto necesita de estos gestos", asegura, agradecida, la directora.
Una extensa red de generosidad
Si bien no es especialista en el tema educativo, ya que lo suyo está centrado en el ámbito de las finanzas, Gonzalo Millón, el Director de Operaciones de Rivulis, está seguro que no hay muchas escuelas que tengan riego por goteo en sus espacios productivos. Desde que la empresa, que se asentó en San Juan hace casi 25 años, han dotado completamente con esta tecnología a la escuela de San Martín y a la escuela de educación especial Hebe Arce, de Albardón, y un par más. Ahora tienen otros pedidos, los que por cuestiones de logística están tratando de cumplir a través de su programa global que atiende cuestiones vinculadas al impacto educativo, la participación social, la inclusión y el cuidado del ambiente, entre otros valores corporativos que la empresa promueve más allá de sus cuestiones comerciales.
Encantados con estrechar este tipo de vínculos solidarios, el encargado de Rivulis en San Juan, se comprometió a "dar una mano" siempre que se pueda porque conoce de cerca muchas de las necesidades que pasan las escuelas, especialmente las de zonas alejadas.
Rivulis -ex Plastro- es una empresa de origen israelí, la tierra que es cuna del riego por goteo. Actualmente esta compañía que ha copado el mercado mundial es de capitales singapurenses, aunque la casa matriz y la producción de los goteros, considerados el corazón de las mangueras porque es lo que define el caudal de agua que se expulsa, sigue estando concentrado en ese país de Medio Oriente de origen. Aquí, en el Parque Industrial de Chimbas instalaron la fábrica de mangueras y la administración central para Argentina, una de las pocas filiales -de las 24 que tiene la corporación en el mundo- en Latinoamérica, aparte de Chile y Brasil, además de Perú, donde no hay fabricación. Tienen presencia comercial en 120 países.
Aparte del riego por goteo, la firma se dedica a investigar y desarrollar la microaspersión, un sistema complementario que fundamentalmente se utiliza para proteger a las plantas de las heladas.
Gotitas de dignidad
Aparte de las donaciones materiales, otra iniciativa ha involucrado a la firma y otro establecimiento educativo es el de darle un lugar de trabajo a un estudiante por medio de una pasantía rentada. Ya cumplió sus tres primeros meses y van a renovarle por un periodo más, según adelantó Millón, tan conforme con este alumno que tiene dificultades de aprendizaje pero que por más de cambiar su rutina cumpliendo su horario de media jornada en Rivulis, no dejó ni un día de ir a la escuela Martín Chapanay de Chimbas.
"La idea es insertarlo laboralmente para que conozca los ritmos, tenga su primer sueldo, tenga órdenes que cumplir y compañeros de trabajo, pero fundamentalmente para que pueda valerse por sí mismo en otro ámbito. Y lo ha logrado con creces. Todos, nosotros y las autoridades de su escuela de Educación Especial, estamos muy orgullosos", cuenta sobre el estudiante de 18 años que está a punto de terminar el primario y que se incorporó temporalmente al depósito para preparar pedidos, hacer control de stock e inventariar junto a sus otros 6 compañeros.
Por Paulina Rotman
Fotos: colaboración