La técnica es sencilla, pero para realizarla correctamente, es necesario conocer a fondo la planta. La poda de un rosal significa sencillamente quitar desde la base las ramas muertas, añosas, entrecruzadas y enfermas. Con este paso renovamos la planta.
Todos los jardineros desean conseguir rosales vigorosos y floridos, pero las posibilidades de conseguirlo dependerán de la sanidad, el porte y la edad del rosal, sin olvidar las características de cada variedad.
La poda permite alcanzar los siguientes objetivos:
*Abundantes rosas
*Crecimiento enérgico y correcto
*Formación de la planta
*Sanidad y longevidad del rosal
*Rejuvenecimiento del rosal
Generalmente las ramas principales, abiertas crean una estructura denominada "vaso" para que el sol y aire circule por el interior de la misma por eso una vez que se realiza la poda debe respetarse esa forma.
Con una correcta poda el rosal alcanza el tamaño y porte ideal con muy buena floración.
Sin la poda la mayoría de los rosales sólo crecerían hacia arriba y quedarían sin follaje en la parte inferior. Es vital evitar que un rosal gaste su energía en mantener ramas viejas o débiles que ya cumplieron su función.
La poda se realiza todos los años, para su limpieza y formación, si el color de la savia que se encuentra en el centro de la rama es blanco o verde claro es buena rama. Si su color es marrón, es mala y se elimina desde abajo. Solamente cuando el color empieza a ser claro, la rama esta sana.
No siempre se poda igual, debemos observar año a año el rendimiento del rosal y su comportamiento, para recién efectuar un corte. Antes de podar un rosal hay que desfoliarlo totalmente.

