Las tormentas veraniegas siempre generan daños, unos años más otros menos según su intensidad y las condiciones generales de los cultivos, pero daños al fin.

Por este motivo es importante para el agricultor trabaje con previsibilidad y pueda contar con herramientas financieras de resguardo como lo son los seguros agrícolas, que en otros países como España por ejemplo, son obligatorios para todo tipo de cultivo.

Es que como lo explica muy bien Manuel Muñoz productor de Sancor Seguros, "el objetivo final es que el productor cuente con recursos para volver a invertir, más allá del "robo" de las ganancias por parte de una contingencia climática". Dicho en otras palabras, que saque para los gastos.

Por este motivo es que el productor debería contemplar al seguro agrícola como una inversión y así lo explica muy bien Muñoz: "El seguro te restituye hasta el 70% del rinde por hectárea a valor de mercado a la firma de la póliza. Esto constituye la suma asegurada".

Así, "el seguro minimiza el riesgo de pérdida total de la inversión", sostiene Muñoz agregando, "no da ganancias, pero posibilita salvar el esfuerzo realizado".

Para dimensionar el monto a invertir explicó: una finca de 10 hectáreas de uva cereza en una zona de alto riesgo como 25 de Mayo, con rinde de unos 20 mil kilogramos de uva por hectárea, suponiendo que su valor es de $1,20 el kilogramo; tiene un costo por hectárea de seguro del orden de los $1.900 a pagar finalizada la cosecha.

Explicó que "las campañas se abren desde fines de octubre aproximadamente, cuando la fruta tiene un mínimo de 3 milímetros de diámetro y cubre hasta el 30 de abril de cada año. Pero desde octubre en adelante uno puede adherir cuando quiera".

Aclaró que "el período de carencia comienza 72 horas después de firmar la póliza, es decir, la cobertura comienza 3 días después de firmar la póliza".

Finalmente explicó que "el seguro se paga pos cosecha y la cobertura abarca los daños ocurridos durante toda la campaña a partir de un 6% de daño comprobado por peritaje de la denuncia".