El envase llamado bag in box lo vi por primera vez en San Juan a inicios de los años noventa en la bodega que tenía el empresario Chakib Madcur, quien había hecho una gran inversión para realizar su fraccionamiento en la bodega que tenía sobre calle 6 en 25 de Mayo. Había interpretado que este envase por lo ecológico, por su fácil y menor costo de transporte, entre otras ventajas, venía ganado espacio en el mundo y que había que imponerlo en la Argentina. Por diversas causas, entre ellas económicas, el proyecto no prosperó y no se difundió como se esperaba.
Hacia el año 2000 sólo había un puñado de marcas que la crisis se encargó de barrer. Pero sobre todo, el hecho de que los insumos para embotellar en vidrio fueran baratos. Un intento exitoso fue el de Fabril Alto Verde, que desde Pocito exportó vinos en bag in box a Suecia entre el 2004 al 2008 y les fue muy bien.
Pero ahora que la ecuación cambió (botella, etiqueta y corcho son más caros que el vino que llevan dentro) este envase vuelve a ser viable. Y sobre todo porque hay que conquistar consumidores para detener la caída del mercado interno.
Bag in box es una bolsa cerrada y hermética que contiene y protege el vino hasta el momento de su uso, con una válvula de descarga que permite el vaciado de la bolsa alojada dentro de una caja de cartón.
Hoy las bodegas sanjuaninas Horacio Nesman y Hagmann salen en este envase con sus vinos varietales. Muy buena recepción del público si se tiene en cuenta que los 5 mil litros de Torrontés que fraccionó Hagman se agotaron en dos meses. ‘Comenzamos a fraccionar cerca de fin de año y la gente que compra vinos en nuestra bodega los eligió por su practicidad y arrasó con el blanco. También fraccionamos 10 mil litros de tinto bivarietal Syrah-Malbec y pronto se nos acabará. La venta en la bodega es a $85. Realmente la primera experiencia fue exitosa’, comentó José Luís Hagmann uno de los dueños del establecimiento familiar. En tanto Nesman lanzó 10 mil litros de su vino Malbec y también con muy buena recepción en vinotecas y distribuidores de la provincia a $110 en envases de 3 litros.
El Bag in Box es un envase ideal para los aficionados a los vinos jóvenes sin crianza alguna, o con ligeras crianzas, que beben vino habitualmente en las comidas, puesto que estos envases una vez abiertos no permiten que el vino se oxide (el sistema de llenado es al vacío y queda siempre la bolsa sin aire y el vino de esta manera dura muchísimo) como sí sucede cuando abrimos una botella y dejamos un resto en su interior. Ésta es una muy buena ventaja que permite ir tomando lo necesario sin estar preocupado por una oxidación y el temido ‘avinagrado’.
Un crecimiento fenomenal
Entre el año pasado y lo que va de este el vino envasado en bag in box dio un salto fenomenal en el consumo interno. De ser prácticamente un envase desconocido para el consumidor, ha pasado de venderse 223 mil litros en el 2014 a más de 3,2 millones de litros en el 2015. La aceptación de los consumidores es contundente, ya que en el 2013 se habían vendido sólo 36.200 litros. Y esta tendencia se profundizará.
‘Tal vez una contra que ha tenido el bag in box ha sido su poca aceptación social y el público entiende como ‘vinos de poca calidad’ los vinos envasados en estas cajas. Pero hoy muchas bodegas empiezan a apostar por este tipo de envases y en mercados más maduros y con mayor tradición vinícola son envases ampliamente aceptados y consumidos’, dijo Eduardo Nesman.
El envase gana terreno. Hace falta que muchas bodegas despierten y se den cuenta de ello.