Llegamos al reino de las lechugas en fresco, en Estados Unidos. Del mundo entero viajan a ver esto. La megaempresa Tanimura y Antle, posee hoy cosechados 7 campos con lechugas, con todo el movimiento que esto acarrea, por lo que le consultamos al encargado general Alfredo Chavez, de 51 años, sobre el pago de los numerosos operarios, que en su mayoría eran latinos. Nos respondió que el estado californiano exige un mínimo de U$S 8 la hora de trabajo manual; la firma paga 9 y algunas labores más complicadas U$S 9,50 la hora. Para ellos es un buen número, y trabajan hasta el sábado por la mañana. Con estos valores las cuadrillas se hacen cargo de escardilladas, desyuyadas, deshojes, etc. Según el capataz, el estado no interfiere en el control de la gente. Las deja trabajar. Es más, la necesidad de mano de obra rural es tan grande que pueden trabajar desde los 16 años, con un permiso de la escuela del menor, y sólo hasta 4 días a la semana. La edad normal para empezar a trabajar es a los 18 años. Todos trabajan por contrato. Además, cada cuadrilla es como una gran familia, que es premiada por su trabajo con dos grandes fiestas al año.
Cada acre se utiliza hasta 3 veces como máximo en el año, con rotaciones superintensivas. Por ello las 1.500 acres de este campo se convierten en hasta 4500 acres; y el conglomerado integral, tiene 40 tractores girando por las rutas, preparando tierras, sembrando, etc. La explotación está tan medida y estudiada, que dicen que, por ejemplo las cosechadoras semimecanizadas que observamos en los campos de lechuga, deben dar un mínimo de 250.000 cajas de lechugas por semana, sino no son rentables.
Esta gran zona hortícola, cercana a Gonzalez, un paraíso agrícola, tiene una alta temperatura diaria en esta época (fin de primavera), pero lo consideran una ventaja, ya que opinan técnicos y capataces de campo, que si uno prepara bien la tierra, usa buena semilla, previene enfermedades, riega correctamente, ese calor se convierte en una bendición.
Vimos todas lechugas verdes, tipo arrepolladas, mantecosas y romanas. Localidades top: Greenfield, Gonzalez, Soledad y hasta Salinas, por la ruta 101 North, de las que, nos comentaron luego, abastecen a Los Angeles y San Francisco de verduras frescas en cantidad y calidad. El campo donde vimos las lechugas nos recibió con tractores gigantes con orugas de goma preparando tierras para la siembra directa de lechuga y al lado, en otro lote, estaban cosechando plantas de lechugas. Suelos sueltos, fáciles de manejar, con colores tirando a naranjas, mostraron las mejores lechugas que vi en mi vida. Homogeneidad, extensión y prolijidad, belleza en una sola palabra.
Chavez, explicó a Suplemento Verde que la empresa trabaja 1500 acres (unas 700 hectáreas) en un radio de 10 kilómetros. El lleva 25 años con esta compañía, que reparte las lechugas frescas con una logística y marketing impresionante. Va a todo Estados Unidos y cuando hay alta demanda llega a Japón, China y otros países asiáticos. Usan 6 a 7 variedades que son zonales, no se usan en otros condados o estados. Hacen siembra directa y luego, a los 2,5 cm de la planta, entran con obreros y sacan los yuyos, con cuchillos. Usan herbicida Kerb al momento de la siembra, pero es muy caro y se le escapan algunos yuyos. Rotan con brócoli, coliflor, apio y cebolla, que en los últimos años tiene muy buen precio. Le consultamos y dijo que pagan 16 U$S por las bolsas de 50 libras (unos 25 kilos), lo que hoy representaría en Argentina la escalofriante suma de 130 $ una bolsa rejilla de esta hortaliza.
A los 15-20 días le hacen otra sacada de yuyos manual a las lechugas. Todos al entrar, recibimos una bolsita con un gorro-rejilla de hilo blanco para ponernos. Según Chavez, a nadie le gusta encontrar un pelo en una planta de lechuga. Y es verdad. Toda la gira fue obligatorio tener puesto este adicional a nuestra vestimenta, que despertó las más osadas bromas entre la delegación argentina.
En otra zona, la empresa tiene otros 10.000 acres de tierra, y mayoritariamente es lechuga fresca. Riegan por aspersión al principio y luego pasan a goteo; salvo otros campos en los que se usa sólo goteo. El arranque (emergencia) es mejor con aspersión. El equipo poseía bomba de agua a 800 pies (unos 250 metros de profundidad) y erogaba 2.500 galones por minuto (más de 9.000 litros). El pulgón, temible enemigo de la lechuga en todo el planeta, lo tratan de todas las maneras posibles: por la tubería del goteo, por avión y por pulverización. Dijo que no debe haber un pulgón en un lote de lechuga, porque habrá futuros problemas.
La cosecha o recolección de la lechuga es semimecanizada , con máquina que va avanzando en el potrero, y 24 o 36 operarios que van seleccionando cabezas , descartando, colocando en cinta transportadora que la lleva a hidrocooler aproximadamente 1 hora, luego a caja de envasado contiguo y finalmente al mercado.

