Cuando uno habla de maridaje entre comidas y bebidas no hace otra cosa más que buscar la armonía entre aromas, sabores y texturas de uno y otro elemento, de tal manera que al mezclarlos exista una compatibilidad que haga vibrar nuestros sentidos. Esto es así de simple. ¿Cómo se logra? Sólo prestando atención a lo que percibimos cada vez que unimos comidas y vinos u otras bebidas. Ese es el único modo de experimentar cuál es el maridaje ideal. Les puedo asegurar que siempre habrá uno del cual no nos olvidamos jamás. Precisamente eso es lo que me pasó cuando probé por primera vez higos disecados con vinos espumosos.
Fue una noche en la que estaba todo preparado para que un grupo de amigos probáramos espumantes sanjuaninos con pasas, almendras y nueces, ya que son un complemento ideal, pero a una de las personas también gran conocedor de vinos y colega de este medio-, Hugo Carmona, se le ocurrió incorporar higos glaseados y sin glasear para que cada uno encontrara el compañero ideal. ¡Quedamos sin palabras!, sobre todo porque uno piensa que el dulzor de esta fruta podría opacar las condiciones de un espumoso Extra Brut, sin embargo lejos de percibir esa sensación, causó furor entre los que probamos el nuevo manjar.
Claro que de haberlo acompañado con uno más dulce (sec, demi sec, o dulce), el encuentro no hubiera sido el mismo. Además siempre es recomendable tomar los de menor tenor azucarino para asegurarnos que el dulzor no haya sido una estrategia para tapar algún defecto del producto. Así que siempre resulta ideal elegir un Nature o Brut Nature (menos de 3 gramos de azúcar), un Extra Brut (menos de 6 gramos de azúcar), y si no resisten a la tentación de algo más dulce un Brut (menos de 15 gramos de azúcar).
Tampoco fue un detalle menor considerar que los vinos bases de los espumosos probados en aquella oportunidad fueron elaborados con cortes de Chardonnay Viognier o sólo Chardonnay, que presentan una acidez agradable, algo que combina bien con los higos y el resto de las frutas secas mencionadas.
Para los más novatos en el tema espumosos también vale la pena conocer ciertas reglas que permiten saber si es de calidad o no. En primer lugar hay que observar que sus tonos sean brillantes y limpios a simple vista, y sobre todo analizar la burbuja ya que mientras más persistente y fina sea , seguramente será de mejor calidad, aunque ésta pasa su prueba de fuego en la boca. Es decir cuando explota de manera agradable, elegante, y no agresiva.
Sus aromas deben ser frescos y frutados (en algunos casos también florales, dependerá de la variedad), ya que esas características son propias de espumosos de consumo anual , nada de comprar de añadas anteriores porque rara vez encontramos uno en condiciones óptimas.
Finalmente a la boca debe resultar armonioso (que nada moleste, que todos sus componentes estén amalgamados), y el resto es puro placer por compartir con amigos, y si es con higos, mejor.

