No puede haber una fiesta sin comida, claro está. Sin embargo, los actuales cumpleaños de quince no rondan exclusivamente alrededor de lo gastronómico, quizás como ocurría en otras épocas. Ahora el "foco” de la fiesta está puesto en la temática elegida y, por lógica, de ella se desprende absolutamente todo lo que se pondrá en escena esa noche, incluido el menú.

De todos modos, nobleza obliga destacarlo, la comida es, aunque en un plano secundario, uno de los puntos en los que más tiempo y dinero dedica quien está dispuesto a afrontar los deseos de "la nena”.

En materia gastronómica, según llegan a la conclusión expertos en organización de eventos, hay algunos cambios. Mínimos pero cambios al fin. Por ejemplo, ya no hay un único menú para todos los invitados.

Quizás por cuestiones económicas. Quizás para darle todos los gustos a los invitados. Lo cierto es que desde hace un tiempo ya alguien se puso a observar que compartir el mismo menú entre grandes y chicos no daba los resultados esperados: mientras los adultos por supuesto disfrutaban de la comida opípara y ampliamente, los adolescentes y los niños no probaban bocado. Y literalmente hablando, los platos volvían intactos a la cocina. Entonces los servicios de catering empezaron a proponer a los dueños de la fiesta -en especial a la quinceañera que no sólo opina sino que es, en estos tiempos, quien define cada punto de su festejo- un menú diferenciado, según el grupo etario de invitados. Esa es quizás la mayor imposición en los últimos tiempos, a nivel de fiestas. Y por supuesto es súper aceptada por todos.

"En general se sirve un menú mucho más elaborado para los grandes y para los jóvenes, las chicas prefieren agasajar a sus invitados con comidas rápidas que pueden comerse en los livings cómodamente, como son las pachatas, piadinas con papas fritas, mini hamburguesas, mucho taco, wraps (especie de masa de pan árabe rellena con salteados al wok, ensalada con pollo o jamón, queso, pollo y alguna salsita) y hasta pizzetas. Eso es realmente lo que les gusta a los chicos, lo devoran. Y tiene un aditamento más: es un menú un poco más económico”, detalla las nuevas tendencias, la organizadora de eventos, María José Echegaray.

De todos modos hay quienes siguen prefiriendo los menúes tradicionales pero igual aplican la diferenciación entre las edades de los invitados: generalmente con una con gran recepción -cuyos platos son servidos en cazuelitas, vasitos shot y bandejas ya que las opciones son finger food (para comer con la mano) o las típicas islas temáticas (fiambres, pastas, mollejas al vino, salmón, langostinos o paella, por citar algunos ejemplos) seguida por un único plato -generalmente un lomo u otra carne con guarnición para los mayores y alguna pasta para los chicos- y finalmente el postre, según detalla Diego Vega, chef ejecutivo del Hotel Provincial y coequiper junto a su madre, Marcela Sánchez Huerta, de su propio servicio de catering para eventos.

En la misma línea, la del plato servido en la mesa y para comer con cuchillo y tenedor, María José Echegaray, ofrece para los amigos de la cumpleañera propuestas que van desde ñoquis souflé, sorrentinos o lasagnas moldeadas hasta alitas de pollo a la mostaza. Mientras que para los adultos lo más pedido es el lomo o la suprema rellenos con un mantra de papa (capa de papas dorada) u otra guarnición de verduras. Lo que nadie pide, pese a ser una buena opción, es pescado.

Eso sí, ambos servicios, coinciden en que las porciones siguen siendo entre medianas y mini por varias razones: tienen una mejor presentación y como se sirve comida desde el inicio de la fiesta, así se da la posibilidad de que la gente pruebe "un poquito de cada cosa”.

A la hora de los postres

Después de lo salado, hay varias opciones: o un mismo postre para todos o, en el caso de los adultos, se ofrece una degustación de mini postres. "A las chicas les encantan la mini pirinea o la mini polonesa. Otras prefieren el brownie con una bocha de helado o si no, una brochette de frutas”, resume María José Echegaray, su ranking de lo más pedido.

En los últimos cumpleaños, según sigue la tendencia Diego Vega, hay algunas chicas que se han animado a preparaciones con maracuyá y frutos rojos, dos vedettes de las fiestas.

¿Soplar las velitas y tirar las cintitas?

Esas costumbres típicas de los cumpleaños de quince realmente parecen haber quedado en el baúl de los recuerdos. No hay quinceañera en estos tiempos que lo pida. Inclusive en muchos casos ni siquiera hay torta de cumpleaños. "Las tortas han quedado de lado, quizás si alguien la trae no sólo es pequeña, sino como un símbolo. Las chicas prefieren las chocotortas, sin lugar a dudas”, dice categórico Diego Vega.

Para Echegaray, esta torta que es a base de galletas de chocolate más un relleno de dulce de leche rebajado con crema de leche o queso crema -así es la tradicional aunque muchas piden también decorada en fondant con el color que rige la fiesta- es un infaltable de estos tiempos. Y se usa a modo de torta de cumpleaños.

Ahora lo que se usa, y ya lleva un tiempo de vigencia, es la mesa dulce que incluyen una variedad enorme de tartas, tortas, postres y dulces en miniatura.

Kioscos para todos los gustos

Ya no va más la mesa de golosinas. Según María José Echegaray, se reemplazó por una estructura decorativa que hace las veces de kiosco, donde personal de la fiesta, sirve lo que le piden en bolsitas.

En estos kioscos hay de todo lo que cualquiera pueda imaginar: chicles, caramelos, gomitas, chupetines, paletas, chocolatines, etc, etc, etc. Y en cantidades.

Pero no son los únicos kioscos: hay de helados, cascadas de chocolates y wafles dulces. Y para los grandes, hasta de cafés.

Cero alcohol.

Salvo los grandes que por supuesto toman alcohol (para ellos hay barras tropicales, champagne y fernet, además de variedad de vinos), para los chicos es absolutamente vedado. En la cena, solo hay gaseosas y jugos. Pero una vez que la comida pasó, se habilita un kiosco más, el de la barra de tragos, donde pueden pedir a gusto y piacere, lo que quieran: licuados, jugos naturales, tragos con helados, tragos con frutas. Y lo más pedido: frozen que no son mi más ni menos que una preparación con azúcar, fruta y hielo picado. La barra funciona hasta el final de la fiesta generalmente.


Salirse del molde

Aunque en San Juan todavía no se han impuesto como en otros lugares, las tardes de té -sí, como en los viejos tiempos- y los asados criollos son alternativas más que válidas para este tipo de fiestas. Tímidamente hay quinceañeras que las piden. Y las disfrutan por supuesto.

En el caso de los tés, les permite hacer un despliegue de pastelería que aporta color o que permite seguir una temática romántica por ejemplo. Generalmente invitan a un grupo de amigas y a la familia. Es una alternativa quizás más tranquila que el despliegue que implica una mega fiesta.

Mientras que en la opción del asado, algunas chicas la eligen haciendo un cumpleaños de campo, con otras características. Generalmente se eligen fincas y no salones para llevar adelante estas propuestas. Se hacen de día para aprovechar el aire libre, usando manteles a cuadros, canastas de mimbre y banderines multicolores que acompañan una propuesta que no deja de ser original.

Despedida con comida

En los cumpleaños de quince especialmente, por la cantidad de invitados después de cena (que suelen ser más que a los inicios de la fiesta), recobra importancia el llamado "final de fiesta”, donde se sirve alguna comida rápida.

María José Echegaray aclara que si en la cena se sirvieron tacos, en la madruga, se ofrecen pizzetas o mini choripanes o piadinas. Y viceversa.

Para Diego Vega, su sugerencia, a esta hora del trasnoche y cuando los invitados probaron todos los platos, se basa en mini lomitos, mini hamburguesas, conos de papas fritas con barbacoa y pachatas.