El miércoles pasado, mientras se aproximaba la fecha de las elecciones, el dólar subía gradual pero sostenidamente a punto tal que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) debió intervenir fuertemente para mantener la divisa extranjera en 3,80 pesos. En el sector de las mineras –especialmente las que se dedican a la producción de metales- el suceso no pasó inadvertido. Hay gran expectativa en torno a que el dólar en algún momento llegue a los 4,30 pesos, como una forma de bajar costos internos y mejorar el margen de rentabilidad. La sintonía es plena con el pedido formulado de manera reiterada por la Unión Industrial Argentina (UIA).

“Todo el mundo opina, los empresarios y demás, que el dólar debería estar a 4,20 ó 4,30 pesos para mantener la paridad que tuvo hace tres años y medio atrás; es decir, para mantener más o menos el valor equivalente a la inflación interna que hubo”, explicó el vicepresidente de la Cámara Minera de San Juan (CMSJ), Jaime Bergé, consultado por CUYO MINERO.

“Esa es la expectativa que hay en todos los sectores, tanto agrícola como minero: que el dólar esté acompañando a la devaluación del peso argentino y no atrasándose como está ocurriendo ahora. Eso habría que hacerlo gradualmente, de aquí a fin de año, con mini-devaluaciones semanales. Eso es importante para los que están exportando”, agregó Bergé.

El jueves pasado el diario Clarín publicó que el Central “habría vendido” la jornada anterior unos 150 millones de dólares para mantener la moneda estadounidense en 3,80 pesos. En las casas de cambio porteñas, siempre considerando el circuito oficial, el dólar había trepado a los 3,81 pesos y prometía seguir escalando. En el circuito informal se calcula que el billete verde llegó a los 3,92 pesos.

Los operadores del mercado (citados por el matutino porteño) explicaron la suba del dólar en que había muchas órdenes de compra motorizadas por el sector minorista. Este grupo se estaría llevando unos 80 millones de dólares en billetes por día en la víspera de los comicios del pasado domingo.

Si bien una devaluación del peso frente al dólar significa mayores ganancias, al producir con costos en pesos y vender en moneda estadounidense, este proceso impacta en el costo de vida fronteras adentro. Por lo tanto, hay al menos dos efectos inmediatos: la puja salarial y el encarecimiento de los insumos importados.

“El salario va a depender del costo de vida. Depende de cómo se vaya moviendo la inflación minorista. La devaluación del dólar va a arrastrar un poco la inflación, pero es tal vez el precio que haya que pagar para hacer sostenible en las exportaciones”, justificó Bergé “La mayoría de los insumos son nacionales. En eso no debería impactar demasiado. Salvo en la maquinaria, que se compra en dólares. Pero también lo que se vende, se vende en dólares. Es decir que en ese aspecto va a haber una paridad sostenible”, agregó el vicepresidente de la CMSJ.

El dólar es tema de conversación recurrente en el seno de la cámara empresaria local. “No hemos tenido reunión últimamente pero sí es habitual hablar del dólar, porque la mayoría de la actividad minera se mueve en dólares, particularmente la metalífera”, explicó Bergé.

Si bien el “dólar barato” ha impactado negativamente en la rentabilidad, el fenómeno “ha estado disimulado porque la minería de San Juan es la minería del oro y la onza ha crecido en precio. Ha estado disimulada la pérdida de valor”, dijo Bergé.

Igualmente muchas empresas se quejan porque pagaban 840 dólares por un empleado hace dos años y hoy están pagando 1.100 dólares. El costo interno ha crecido más que el dólar. Entonces los costos de producción del oro han crecido respecto al dólar, según explicó el dirigente empresario.