"A partir del sensor remoto MODIS del satélite Terra/Aqua, hemos podido medir un área cubierta promedio en septiembre de unos 7.944 km2, sin embargo, en la última semana de septiembre la reducción del área fue muy notable alcanzando los 3.817 km2, esto se debe al efecto de las altas temperaturas sumado al de los fuertes vientos que generan un doble fenómeno de derretimiento y sublimación -evaporación de nieve directo a la atmósfera-. Se estima por métodos estadísticos que el área cubierta de nieve promedio en octubre será de unos 2.806 km2, en noviembre de 991 km2 y en diciembre de 350 km2", explicó el doctor ingeniero Oscar Dölling.
Así, "el modelo de pronóstico de PGICH, que utiliza un método de aporte ponderado de las áreas cubiertas de nieve promedio mensual al escurrimiento anual, ajustado por técnicas de inteligencia artificial, entrega el siguiente resultado para los escurrimientos esperados para el período 2021-2022".
"Se espera un valor de 433 hectómetros cúbicos como más probable para el volumen anual de escurrimiento del río San Juan, a la altura del km 101, para el ciclo 2021-2022", afirmó el investigador agregando: "Esto es compatible con la situación de extrema sequía observada en la cuenca alta de la cordillera, en donde se observaron las lagunas intermontanas prácticamente vacías en agosto, así como también es compatible con la disminución de los niveles freáticos en las vegas y en los acuíferos tales como el acuífero del Bolsón de Calingasta y el subálveo del río Castaño".
Y agregó: "No debemos olvidar que venimos de un ciclo anterior (2020-2021) de nevadas y escurrimientos muy bajos, y esto afecta considerablemente la respuesta de la cuenca en el ciclo siguiente, o sea el 2021-2022. Dado que el método utilizado tiene una dispersión de error promedio de más o menos el 7%, el volumen de escurrimiento mínimo esperable es de 382 hectómetros cúbicos y el máximo esperable de 485 hectómetros cúbicos".
DERRAME MENSUAL
Sobre la distribución temporal esperada para los caudales medios mensuales del río San Juan, Döllin indicó: "En condiciones de sequía prolongada es esperable que los caudales puedan seguir disminuyendo aun hasta noviembre en que comenzarán a aumentar levemente entre diciembre y febrero, el pico de caudales podrá estar influenciado por las típicas lluvias convectivas de verano y dependerá de su distribución espacio-temporal. En PGICH hemos ajustado un modelo estadístico y de balance hídrico que nos permite estimar distribución mensual de caudales del río San Juan a partir del dato de escurrimiento anual esperado, con caudales medios mensuales superiores a 21 metros cúbicos por segundo en el período 2021-2022".
"Estamos hablando de caudales promedios mensuales, no caudales diarios, los caudales diarios podrán variar en función de las lluvias y los incrementos de temperaturas diarias u olas de calor", aclaró.
A FUTURO
En cuanto a la tendencia de escurrimientos del río San Juan a largo plazo, pronosticó: "la actividad solar del Ciclo 25, que ha comenzado a aumentar en 2021, podría llegar a su máximo en el año 2025, según estudios de la NASA que correlacionan el ciclo solar 25 actual con el ciclo solar 6 ocurrido entre 1810 y 1820. La inercia propia de los procesos de transferencias de calor entre sol-océano-atmósfera derivados de la radiación solar incidente y del balance de energía en los océanos hacen que recién entre un año a dos años posteriores al pico de actividad solar podamos ver estos efectos en las nevadas de San Juan, es decir entre el 2026 y 2027".
"Esto nos permite estimar que la duración de la sequía actual, con algunas variabilidades climáticas propias del fenómeno ENSO, mantendría a San Juan con años hidrológicamente pobres hasta el 2025 como mínimo o incluso se podría extender la sequía hasta el 2027", explicó el doctor Dölling afirmando finalmente: "Los escurrimientos para el período entre 2022 y 2025 se esperan sean similares a los observados entre 2017 y 2020, es decir inferiores a 1.000 hectómetros cúbicos. Se espera un promedio de escurrimientos para la década 2020-2030 de 920 hectómetros cúbicos".
LOS NÚMEROS DE LA SECA
- 382 hectómetros cúbicos anuales es el pronóstico de derrame mínimo probable para el ciclo 21-22 según el pronóstico del equipo dirigido por Dölling.
- 433 hectómetros cúbicos anuales sería el derrame más probable según el Programa de Gestión de Cuencas Hidrográfica de la UNSJ en San Juan.
- 485 hectómetros cúbicos anuales sería el derrame máximo probable en una provincia que demanda unos 1.200 hectómetros cúbicos año.
En definitiva, se requerirá de ahora en más y sobremanera que nadie, ni gobierno, ni usuarios, miren para otro lado en materia de asegurar la correcta y racional distribución y uso del recurso escaso disponible.
Dr. Ing. Oscar Dölling
Medidas aconsejadas para los regantes
Dado que las restricciones al suministro de agua para riego serán inevitables en una situación de sequía prolongada, existe una serie de medidas aconsejables para los regantes en San Juan, desde el Programa Gestión Integral de Cuencas Hidrográficas aconsejan:
- Utilizar sólo el agua necesaria demandada por el cultivo. Para ello se debe medir el índice de vegetación -NDVI- a partir de imágenes de satélite y con asesoramiento agronómico determinar las necesidades reales de agua en cada momento del año.
- Medir diariamente la humedad de suelo en la finca. Debe regarse sólo si hay déficit de humedad y necesidad en la planta.
- No contaminar el agua superficial ni la subterránea, recordar que aplicar agroquímicos excesivamente en la finca contamina las aguas superficiales que por percolación recargan las aguas subterráneas freáticas, lo que disminuirá progresivamente en el tiempo la disponibilidad de esta agua subterránea por falta de calidad por contaminación con nitratos y otros productos.
- Medir los niveles freáticos a fin de no recargar demasiado con agua la zona saturada de suelo más cercana a las raíces, esto puede ahogar literalmente la planta y bajar su rendimiento. Hacer un uso racional del agua subterránea y evitar extracciones excesivas.
- Regar con caudales lo más altos posibles -regar por pulsos- a fin de disminuir la percolación profunda en cabecera de surcos.
- Impermeabilizar surcos con membranas impermeables y proteger la superficie bajo riego con ramas y hojas o elementos que den sombra para evitar evaporación directa.
- Transformar su sistema de riego por gravedad en un sistema de riego a presión por goteo o aspersión. Esto puede aumentar las eficiencias en un 50% si se operan bien los sistemas.