Cada árbol cuenta con una serie de características que lo vuelven apto o no para estar junto al asfalto. Si bien lo que se busca es lo estético, bajo mantenimiento y buena sanidad; no todos son aptos para convivir en la urbe. Los factores a tener presente son:

Raiz

Las raíces profundas dañan menos las veredas que las superficiales, que emiten renuevos si se les aplica una poda. Las especies de anclaje horizontal, se adaptan mejor al confinamiento y evitan roturas. Hay que tener en cuenta que el levantamiento de veredas no siempre es consecuencia del hábito de crecimiento de la especie, sino de su defectuosa implantación y de las características del suelo. Hay que considerar que en el caso de arbolados de alineación las especies ávidas de humedad buscarán los desagües, y por eso deben ser suprimidas.

Follaje

Es preferible colocar especies que desarrollan nuevos brotes al principio de la primavera y proyectan sombra a mediados de esa estación. En cuanto al tamaño de la hoja son preferibles las hojas pequeñas o medianas, ya que obstruyen menos los desagües y acequias. Conviene siempre elegir árboles de hoja caduca, sobre todo en otoño, para que cuando llegue el invierno el sol pueda filtrarse a través de las ramas y así temple las calles. Las especies semi caducas que defolian al final del invierno pueden ser usadas en lugares donde no proyecten sombras sobre casas o edificios. Las de hojas perennes o persistentes se usarán en casos en que se busque protección del viento, siempre que no sean afectadas las edificaciones por la sombra proyectada. Son prácticos también en bulevares, plazas, rutas, etc. Algunos prefieren sombra espesa, como el tilo y otros sombras tenues como la de la acacia visco.

Floración

A veces elegimos el árbol por la hermosa floración, aunque sean momentáneas (jacarandá, lapachos, palos borrachos, etc). No están permitidos los árboles con flor para las veredas ya que las flores las convierten en resbalosas, además rompe baldosas con sus raíces y posee aguijones en su tronco

Frutas

Sucede lo mismo que con la floración, pueden embellecer su entorno pero ocasionan problemas a los transeúntes. Será preferible optar por especies de frutos secos, no muy grandes y no comestibles, pues la extracción de los mismos implicaría rotura de ramas.

Tamaño

Si tenemos en cuenta el tamaño que alcanzará en la edad adulta, la elección de cada especie estará determinada en gran medida por el ancho de la calle, de la vereda, la altura y el retiro de los frentes de edificación. Existen diferentes tamaños. Los de primera magnitud (de 20 metros o más) se utilizan en avenidas y paseos. Los de segunda magnitud (de 15 metros) son usados en calles y veredas amplias, y la tercera magnitud (10 metros), en calles y veredas estrechas. Otro factor importante es el diámetro como ejemplar adulto. Por ejemplo, la Acacia de Constantinopla es de tercera magnitud, pero tiene una forma muy aparasolada de ramaje extendido que la vuelve no apta para calles angostas.

Forma

Se piensa en la copa y el tronco. Encontramos diversas formas de copas: elipsoidal, esferoidal, globosa, péndula, piramidal, columnar y triangular. Deberá pensarse siempre en una forma que no perturbe las edificaciones, la visual de la calle, el paso del transeúnte, y que acompañe las demás especies del alrededor. Las cortezas también se tienen en cuenta, cuando embellecemos el paisaje.

Longevidad

Es importante, ya que el costo de la plantación y el cuidado del árbol hasta que es suficientemente fuerte (3 años) es elevado y más aún si se considera el número de ejemplares de una ciudad. Los árboles de crecimiento rápido no suelen vivir muchos años.

Rusticidad
Siempre se adaptarán mejor los árboles que resistan mejor enfermedades, lastimaduras y contaminación (gases y escapes de motor, agua con productos químicos, lavado de veredas, restos de aceite, polvo atmosférico, etc). Hay que evitar las especies expuestas a plagas o enfermedades difíciles de combatir.

Ubicación

Es importante tener presente el tamaño de la vereda, la especie elegida y la distancia del cordón.

En caso de árboles pequeños, de tronco fino, deberá respetarse 50 centímetros como mínimo. En caso de especies de mayor diámetro esa distancia aumentará a fin de que el tronco no quede al borde del cordón. La separación puede ser mayor, pero no debe entorpecer la circulación peatonal. También en veredas anchas se evitará plantar bajo la línea del cableado público. En estos casos se debe tener presente la copa en su máximo desarrollo. Por lo tanto solo en los árboles de ciudad se permite realizar una poda adecuada a los múltiples factores de la vida en la ciudad.

En el arbolado de alineación, la distancia promedio de plantación es de 8 a 10 metros. Es necesario un perfecto alineamiento en forma paralela al cordón de la vereda.

Manejo del arbolado

Es el punto más importante a tratar, ya que en los medios muchos son los críticos y pocos los estudiosos. El árbol de la calle puede convertirse en un estorbo o en un elemento útil. Educar, enseñar a conocer y querer a los árboles ayudará en este aspecto. Es común encontrar plantaciones realizadas muy mal conducidas. De este mal manejo pueden derivar varios problemas como el ocultamiento de carteles indicadores, roturas de cables y frente de edificios, oscurecimientos de calles, golpes producidos por vehículos, falta de sombra durante el verano, y hasta problemas de visual. Por esto se recurre a la poda.

Poda

Ya sabemos cual es la finalidad de la poda. Se utiliza como formación, fructificación, reducción o limpieza. Recordar que esta práctica reduce el vigor y la longevidad de los ejemplares porque hay un gasto adicional de energía en la reconstrucción de la copa y además es la puerta de entrada de infecciones como cancrosis permanentes e irreversibles. Deben limitarse a podas de conducción en tubos para cableado aéreo, de seguridad, de rejuvenecimiento o sanitarias, evaluada su conveniencia en cada caso por profesionales idóneos.

Habrá que respetar la época de realización, evitar tallar ramas o amputar las de más de 20 centímetros de diámetro, no dejar muñones, ni emplear personal no capacitado.

Se deben elegir las ramas que formarán la copa, elevándolas sobre el nivel de molestias. Hay que observar el árbol desde tres posiciones diferentes antes de cortar, porque esos errores no se corrigen. La poda de formación es la más polémica, pues existen técnicas, costumbres, criterios, mitos y creencias que la vuelven en una verdadera confusión. Lo cierto en cuanto a poda es que a los árboles se los guía hasta superar el nivel de molestias. Se debe tener presente que el árbol será bueno desde el momento en que lo elegimos en el vivero. Lo fundamental es su aspecto, sanidad, vigor y buena plantación son elementos fundamentales. Es esencial una buena plantación, en tiempo y forma, y un buen tutor en sus primeros años de vida.