Las enredaderas son plantas de tallos largos y volubles que se enredan sobre tutores o simplemente, trepan por paredes y distintas superficies. Por lo general tienen tallos lignificados o leñosos y pueden ser caducas o perennes. Algunas tienen flores vistosas, perfumadas y otras atractivos follajes.
Dependiendo de las necesidades, se puede envolver un muro, tapar una pared en mal estado, formar un límite con un alambre u otro soporte, armar una glorieta o pérgola, vestir farolas y decorar cuánto nos dé la imaginación. Todo es cuestión de necesidad o gusto.
Las enredaderas vienen envasadas casi todas, salvo algunos rosales que en su época se venden a raíz desnuda. El pan de tierra debe estar en buen estado lo mismo que la planta, sin lastimaduras, con brotes nuevos, con el tutor bien colocado y por supuesto sin enfermedades. La plantación consiste en darle una buena ubicación de acuerdo a los requerimientos de cada planta. La preparación de un buen sustrato de plantación es fundamental: el hoyo, tierra fértil rica en nutrientes orgánicos y un buen tutor. Es fundamental guiar el crecimiento de una enredadera desde el primer momento, de lo contrario sufriremos las consecuencias no deseadas para cumplir el fin propuesto.
Los cuidados básicos son:
1. Colocación permanente de tutores, guías o sostenes en buen estado. Las enredaderas no siempre tienen un crecimiento parejo, por lo que necesitan de podas de limpieza. De acuerdo a nuestras necesidades es como la guiaremos, así veremos donde sacar una rama. Siempre debemos tener en cuenta el ciclo de la planta: su época de floración y crecimiento.
2. El riego debe ser abundante una vez que la plantamos y que ella es chica. Cuando hablamos de un ejemplar adulto tendremos en cuenta sus condiciones y el riego será el adecuado. Dependerán de la estación del año y del tipo de suelo.
3. Otro factor importante es el control de enfermedades y pestes. La fertilización con productos químicos debe realizarse en la época adecuada, dependiendo de la floración o brotación de la planta.
4. Deben mantenerse limpios los hoyos, para evitar lastimaduras con las bordeadoras y además una buena absorción de agua y nutrientes.
5. Colocar permanentemente tutores, guías, o sostenes en buen estado.
6. Las enredaderas no siempre tienen un crecimiento parejo, por lo que necesitan de podas de limpieza. De acuerdo a la necesidad es dónde sacaremos una rama.
7. Debemos tener siempre presente el ciclo de crecimiento de la planta: su época de floración y de crecimiento.
8. El riego debe ser abundante el día de la plantación.
9. Otro factor importante es el control de enfermedades y pestes.
10. Pueden fertilizarse con productos químicos, cuando son adultos. Saber que cuando son nuevas no pueden recibir nada más que abonos orgánicos. Aquí es importante saber su época de floración para recibir las dosis adecuadas en el momento adecuado.
11. Los hoyos deben mantenerse limpios, evitar las lastimaduras con las bordeadoras.
Las ventajas que ellas traen son:
Crean en el jardín una dimensión tanto vertical como horizontal, en este caso usándolas como cubre suelos o tapizantes.
Pueden servir de marco, y de esta manera dar un toque diferente a una ventana o entrada, que de otra manera no tendrían gracia.
Apoyadas sobre estructuras bajas, medianas o altas, sectorizan o dan privacidad a determinadas zonas del jardín. No olvidar que constituyen la mínima expresión en ancho y en costo requeridos para crear una pared. Son ideales para espacios chicos.
Permiten ocultar temas o elementos que mejor ni ver. Por ejemplo un árbol muerto y todo aquello que sea motivo de preocupación estética.
Se pueden crear jardines verticales, esto es un tema del diseño paisajístico moderno. Se montan paneles angostos con enredaderas y se colocan de acuerdo a cada necesidad.
Con ellas se pueden crear esculturas y ser una especialista en el arte topiario.

