Pese a ser "pichón de laboratorio” desde sus comienzos como excelente estudiante, con notas sobresalientes que lo llevaron hasta dónde hoy está: es doctor en Biología, docente e investigador del Conicet, especializado en Cronobiología, Diego Golombek dedica buena parte de su tiempo y sus conocimientos a contarle a la gente por qué pasa lo que pasa, respondiendo esas preguntas de todos los días, tales como: ¿por qué la carne es roja? o ¿por qué se pierden las cucharas en la cocina? o ¿por qué bostezamos?

 

Es que a Diego -que incursionó en el teatro, la música y el periodismo y ha sido multipremiado- le fascina que la gente se haga preguntas y cuestionamientos. Aunque su respuesta sea un simple no sé. Toma ese ritual como base científica válida para la cultura de las ciencias e inclusive aplaude que no saber contestar exactamente lo que se pregunta. Para eso llegará San Juan, invitado por la Fundación OSDE en las próximas semanas. 

 

Lo que sigue es una invitación, una especie de adelanto de su divertida y animada propuesta.

 

¿Vas a cargar la valija con la ciencia en la vida cotidiana? ¿De qué se trata? 

Cuando uno piensa en ciencia, en general se piensa en la investigación profesional, en lo que hacen los científicos en sus laboratorios, en sus oficinas, en sus institutos. Eso está bien pero no alcanza porque la ciencia es mucho más que eso. La ciencia es una mirada preguntona, curiosa, sobre las cosas que nos rodean y sobre nosotros mismos. En ese sentido, todos tenemos algo de científicos.

 

¿La pregunta es el punto de partida de los científicos?

Exactamente. La investigación siempre parte de preguntas. Una pregunta científica es aquella que no se agota con una respuesta sino que abre muchas puertas más y muchas preguntas más.

 

Es el mismo camino para no científicos y científicos, ¿aunque después se llene de palabras difíciles y mecanismos comprobatorios?

Eso es parte de la investigación profesional: un lenguaje técnico, elegante, preciso para que otro entienda exactamente lo que se está diciendo. Uno podría pensar que así como Pablo Picasso decía que "todos los niños nacen artistas”, también es válido decir que "nacen científicos” porque están llenos de preguntas y repreguntas. El asunto es que la ciencia que nos llega como tal nos da respuestas a preguntas que tal vez nunca nos hicimos. Preguntas que tal vez tienen que ver con la física de partículas, o el bosón de Higgs o cuestiones de Biología Molecular que no son preguntas que nos hacemos. Lo mismo pasa en la Educación. En cambio, hay un montón de preguntas que sí nos hacemos y la ciencia tiene mucho para ofrecer, respecto de cosas de todos los días, respecto de la ciencia que tiene que ver con nosotros mismos, con por qué nos pasa lo que nos pasa, con la memoria, con el bostezo, con ir al baño, con cantar en el baño, con hacerse una milanesa en la cocina. Todas esas son cosas que nos pasan cotidianamente y las dejamos pasar. Pero esta vez no: mi invitación a esta charla es justamente que no dejemos pasar estas preguntas, que paremos un poco y veamos cuánto y qué de científico hay en lo que estamos haciendo. Yo le aseguro a todos que, contrariamente a lo que muchos pueden pensar que es un plomo y difícil hablar de ciencia, lo vamos a disfrutar mucho. Hay que tener en cuenta que la ciencia no es enemiga de la magia o de la belleza. Al contrario puede ayudar a que haya más ciencia y sea más bello lo que uno hace porque lo entiende.

 

Abre un mundo de posibilidades el hecho de preguntarse, pero lo mejor ¿es encontrar las respuestas?

Aunque no se encuentren respuestas, el camino de la pregunta ya vale per se.

 

¿Pero quien pregunta es porque quiere una respuesta?

Sí, pero si la pregunta es científica claro que te va a dar una respuesta como para seguir caminando. De todos modos, lo más importante es darse el permiso de preguntar, cosa que hemos olvidado porque la educación formal no admite demasiadas preguntas de por qué y cómo es eso que no entiendo, inclusive muchos profes no pueden decir no sé porque se sienten invalidados. Bueno, hay que saber que la ciencia está llena de "nosés”. Todo el mundo, puede y debe hacerse preguntas por muchos motivos.

 

¿En quiénes pensas como público de la ciencia cotidiana?

Es para cualquiera que tenga ganas de pasarla bien y que tenga ganas de hacerse preguntas. Estoy convencido que un ciudadano que piense científicamente va a ser un mejor ciudadano que va a elegir mejor y va a pedir otro tipo de datos, va a pedir que las políticas públicas se basen en evidencias y va a hacer menos prejuicioso al preguntar algo, al querer saber de qué se trata. Mi charla está pensada para todo público, obviamente es una charla pero también es un espacio con muchos juegos y muchos ejercicios con los asistentes.

¿Desde donde surge esta iniciativa de dar charlas: desde lo que hacés como científico en tu laboratorio de Cronobiología, desde la experiencia académica o desde tu curiosidad personal por acercar la ciencia a la gente?

Todo es correcto. Yo dedico mi tiempo casi por igual a la investigación, doy clase en la universidad y también le dedico mucho tiempo a la divulgación científica, un poco juntando todo esto en una bolsa es que surgen estas ganas de compartir preguntas y generar que la gente tenga ganas de hacerse preguntas, algo que es muy divertido. 

 

¿Los alumnos argentinos se preguntan?

Mas o menos. La educación formal en ciencias adolece de algunos problemas como programas kilométricos, con poco pensamiento científico y eso hace que muchos chicos no se vuelquen después hacia la actividad científica. Por el contrario la universidad pública sí está haciendo un gran tarea de formación, los pibes salen muy sólidamente formados en Ciencias Naturales y Exactas y después hacen lo que se suele llamar un ‘carrerón”. Creo que hay mucho que hacer en la educación básica en cuánto a la enseñanza de las ciencias.

 

¿Qué pasa en las políticas de Estado con las ciencias?

Coyunturalmente lo veo muy mal. Hay dos problemas: uno es el presupuestario que es grave y compromete a que las ciencias puedan seguir estando como sistema, por decisiones que se han venido tomando. Eso es grave pero aún así de grave no es lo que más me preocupa. Me preocupa mucho más una cuestión cultural que el lugar que ocupa la ciencia y la tecnología en el imaginario de un Estado. Por ejemplo que se degrade de ministerio a secretaría no es casual y no es inocente porque el lugar que ocupe la ciencia como base de políticas públicas no debiera comprometerse porque si perdemos esta cultura no la recuperamos. En cambio, si perdemos la plata, bueno ya hemos pasado por situaciones parecidas, así de espantosas en diferentes momentos del país. Lo que está en juego acá es una cultura científica como motor del desarrollo. Si eso lo perdemos estamos en problemas serios.

 

¿Ha perdido visibilidad la ciencia?

Sin duda. Hemos perdido el liderazgo en comunicación de la ciencia además. La importancia de mantener políticas de Ciencia y Tecnología pasa no sólo para cuando no solucionemos el resto de los problemas sino por el contrario, para solucionar ciertos problemas. En el país hace falta un poco menos de intuición, de encuestas, de ideología, en cierta manera de opinión, un poco mas de políticas basadas en evidencias.

 

Para ir a tu charla, ¿hay que empezar desde este momento a hacer el listadito de preguntas?
Si quieren, bienvenido.

¿De algún aspecto en particular? ¿O te animás a responder todo?
Me animo a responder todo, aclarando que la mayoría de las respuestas van a ser "que interesante no tengo idea”. Lo investiguemos.

Para agendar

La charla "La Ciencia en la Vida Cotidiana” será el próximo 9 de noviembre a partir de las 19 en un lugar a confirmar.

La entrada es libre y gratuita. Solo hay que reservar un lugar en la página web eventbrite.com.ar.

Para mayores datos comunicarse con Fundación OSDE.
 

Mucho más que un científico

Más allá de los títulos, Diego Golombek ha publicado más de 100 trabajos de investigación científica en revistas internacionales y dirigido tesis doctorales y de licenciatura. Pero también tiene su propia colección de libros "Ciencia que ladra” con la que publicó títulos como "Sexo, drogas y biología”, "Cavernas y palacios”, "El nuevo cocinero científico”, "El parrillero científico

Trucos y secretos para hacer el fuego, asar la carne, preparar la ensalada y tomar el vino”, "Las neuronas de Dios”, "Neurociencias para presidentes”, etc.

Ha sido investigador o profesor invitado en universidades de Canadá, Estados Unidos, Brasil, Uruguay, Francia, Colombia, entre otras. Y tiene muchísimos premios y distinciones como la beca Guggenheim, el Premio Kalinga de Unesco (la máxima distinción mundial en divulgación científica), el Premio Konex, el Premio Nacional de Ciencias Bernardo Houssay y el Premio Ig Nobel.

Es uno de los organizadores del ciclo TEDxRíodelaPlata. Incluso se podría decir, sin temor a molestarlo, que Golombek es ‘una cara conocida”. Es que traspasó los límites de los laboratorios y accedió en los últimos tiempos a la pantalla del televisor para hablar, justamente de lo que más sabe: ciencia a través de programas como Científicos Industria Argentina y Proyecto G (en Canal Encuentro).