Un brigadista minero desarrolló una carpa inflable para emergencias en alta montaña con capacidad para 18 personas y tiempo de armado en 54 segundos con dos motores eléctricos de aire. Apostada en Sepultura, uno de los campamentos intermedios en el camino hacia la mina Veladero, la carpa fue el resultado de un desarrollo que tuvo como base a los castillitos inflables para fiestas.

La idea surgió en 2007 cuando Leonardo Toia, líder de respuesta a la emergencia de Barrick Veladero y uno de los ideólogos, comenzó a investigar sobre una carpa que se adaptara a las inclemencias invernales en alta montaña. Esto es temperaturas bajo cero, nieve y fuertes vientos. La intención fue contar con un centro de asistencia rápida ante alguna contingencia crítica que pudiese surgir por el camino minero en el traslado del personal en invierno.

“Esta época es de condiciones extremas por lo que empecé investigar sobre carpas que pudieran ser utilizadas en emergencias. Busqué en distintos países y así di con un carpa inflable en Japón que se puede ir sectorizando por un sistema de cierres. Como era muy cara surgió la idea de hacer algo similar acá y buscar a alguien que quisiera fabricarla”, recordó Toia. En lo inmediato se pensó en empresas que fabricaran juegos y estructuras inflables; se habló con gente Mendoza y Rosario, pero ninguna se animó a desarrollar algo que pudiera soportar condiciones extremas. Así se llegó a la empresa Jumping Planet de Córdoba, de gran trayectoria en la producción de juegos inflables de todo tipo. Los requerimientos del brigadista fueron concretos: algo rápido de armar, que soportara el peso de la nieve, los fuertes vientos, confortable para la gente y fácil de mantener. El desarrollo de la carpa llevó cuatro meses y cuando estuvo lista se la probó a 5000 metros de altura, en las cercanías al paso de Conconta, el punto más alto del camino hacia Veladero. “Esta carpa tiene solapas laterales que pueden ser sostenidas con el peso de una camioneta para que el viento no la arrastre, también se puede llenar con piedras, en caso de nevadas el techo puede soportar 100 kilos, además el piso consta de un material aislante especial de tres centímetros de espesor que no se pudre con la nieve”, explicó Toia.

En cuanto a las especificaciones técnicas de la carpa, el piso está pintado con los colores del triage (método de la medicina de emergencias y desastres para la selección y clasificación de los pacientes basándose en las prioridades de atención) para así agilizar el tratamiento y clasificación de heridos en caso de incidente. Mide 5 X 5 metros y se infla en 54 segundos.

En su interior tiene espacio para colocar iluminación, con la que también cuenta, y dispositivos para colgar sueros. También contempla una doble puerta que facilita el tratamiento de posibles heridos, ya que con este sistema puede armarse directamente al lado del vehículo siniestrado. Sus paredes son de 70 cm y permiten generar la necesaria aislación térmica, de hecho de una temperatura bajo cero en el exterior, puede llegar a 0° adentro de la carpa; “sus paredes no permiten el ingreso del viento y eso quita la sensación térmica al lugar. Se pensó así para que en caso de algún incidente en la montaña, un eventual paciente no sufra un cuadro de enfriamiento o hipotermia” explicó la fuente.

Por fortuna no hubo incidentes que exigieran el uso de la carpa que hasta el momento solo fue utilizada en simulacros. Actualmente la empresa contempla el pedido de otra carpa de mayor capacidad que pueda ser utilizada como mini hospital para estabilizar a personas críticas, como soporte de asistencia a la carpa con la que se cuenta en la actualidad.