Agua
Los síntomas son: Las hojas tienen un color apagado, sin brillo; se abarquillan (encorvan); amarillean y se caen o quedan lacias. Si por el contrario están excedidas en agua las hojas se vuelven amarillas y luego caen.
El método más típico para comprobar la humedad de la tierra de la maceta es introducir el dedo en la tierra y notar si está seca o húmeda. También se puede clavar en la tierra un lápiz, al sacarlo observar si ha quedado mucha tierra adherida en él; eso significa que la tierra permanece húmeda.
Un truco para macetas de arcilla o barro consiste en dar unos pequeños golpes en ella. Si suena hueco, requiere agua; si suena macizo está llena. Hay que asegurarse de la humedad interior, ya que a veces la capa superior de tierra de la maceta puede estar seca mientras que el fondo puede contener agua estancada y más riegos serían perjudiciales.
No hay recetas universales en cuando al riego, ya que depende de las condiciones particulares de cada planta y lugar, pero hay que saber que el principal error en el cultivo de las plantas en maceta, y en concreto en las plantas de interior, es el riego excesivo que pudre las raíces., por eso ante la duda es mejor no regar y esperar un par de días.
Exceso de riego
Para intentar recuperar una planta excesivamente regada, sacar con cuidado el cepellón de la maceta y envolverlo en varias capas de papel de cocina absorbente. Dejarlo todo así durante 24 horas. Si se empapan las hojas, reemplazarla por unas nuevas. Luego volver a meter la planta en la maceta y no regarla durante varios días.
En líneas generales conviene saber que:
-Las plantas que tienen muchas hojas y grandes consumen más agua.
-Las mismas plantas en maceta precisan más riego que si están plantadas en la tierra del jardín.
-En época de crecimiento y de floración necesitan más humedad.
-Si hay viento caliente en verano, regar prácticamente a diario debido a que se secan a las pocas horas.
-Muchas plantas tienen una época de reposo en el año, que puede ser el invierno. Riego mínimo o cero en este caso. Los cactus y las clivias son dos ejemplos de plantas que no hay que regar en invierno.
-Las macetas de barro pierden más agua al ser porosas; las de plástico retienen el agua durante más tiempo por lo que deben regarse con menos frecuencia.
-Un buen truco es llenar la regadera por las noches, para que el agua esté a temperatura ambiente cuando se rieguen por la mañana las plantas de interior. El reposo durante la noche hace que el agua pierda el cloro por evaporación.
-El riego continuado de las macetas va lavando los nutrientes minerales que toman las plantas (nitrógeno, potasio, etcétera). Esto supone un empobrecimiento del sustrato, además de los posibles encharcamientos.
-Si las plantas se encuentran en lugares secos y soleados, conviene regarlas con más frecuencia; por el contrario, si se encuentran en interiores frescos y con poca luz no es necesaria tanta agua.
-No mojar las flores porque duran menos.
-Verificar que la maceta drene bien, que sale el agua por los agujeros inferiores cuando se riega. Para conseguir un buen drenaje, colocar en el fondo de la maceta grava, trocitos de cerámica, arcilla expandida, etcétera.
Métodos de riego
Las macetas pueden regarse por arriba, por abajo con plato o por inmersión.
Inmersión
Este es un buen método para las plantas en cestos colgantes y los recipientes pequeños en verano. También es un remedio de urgencia para revivir una planta seca.
Para regar este tipo de plantas se necesita un recipiente con agua. Introducir la maceta en él y mantenerla así hasta que dejen de salir burbujas o pasen varios minutos.
Si la tierra de la maceta está muy seca, aflojarla con un tenedor y sumergirla en un baño de agua hasta que dejen de formarse burbujas. Escurrir el agua sobrante.
Método del plato
Hay plantas que debes regarlas por este sistema. Consiste simplemente en poner la maceta sobre un plato o cuenco con agua durante un rato y una vez que se ha absorbido por capilaridad, se retira.
Este sistema no compacta el sustrato pero quedan con el tiempo un exceso de sales de los fertilizantes en superficie que cada tanto habrá que lavar con un riego abundante.
Muchas bromeliáceas consiguen la mayor parte del agua que utilizan a partir de una cavidad central que sirve de depósito, por lo que siempre debe estar lleno de agua. Cambiar este agua 2 veces al mes. Un buen pulverizado en las hojas resulta muy útil también.
Regar por este método las siguientes plantas:
afelandra, azalea, begonia de flor y de hoja, brezo, ciclamen, culantrillo, espatifilo, nefrolepis o helecho espada y violeta africana o saintpaulia.

