La diabetes es una de las enfermedades crónicas más frecuentes en la población del mundo. Los principales objetivos del tratamiento de la Diabetes Mellitus son: lograr un control glucémico, tratando de acercarse lo más posible a valores normales, dice la nutricionista sanjuanina Ivana Oliveros (MP79). El fin es prevenir complicaciones agudas como la hipoglucemia y retrasar o prevenir las complicaciones crónicas como neuropatía, retinopatía y neuropatía. Controlar los valores de lípidos (grasas) en sangre, para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Además de lograr un peso óptimo y mantenerlo para favorecer el bienestar del paciente.
Aquí cumple un rol fundamental la educación diabetológica que realice el médico y el profesional nutricionista, la cual le proporcionará a los pacientes conocimientos y herramientas que les permitan llevar a cabo:
* Modificación de malos hábitos por aquellos saludables.
* Manejo nutricional, es decir conocer los alimentos que pueden subir los valores tanto de azúcar como de grasas en sangre, la forma de prepararlos, combinarlos, las raciones recomendadas para cada uno, etc. Ajustar el consumo de alimentos a la medicación y condiciones individuales
* Actividad física
* Monitoreo (control) de azúcar
* Tratamiento farmacológico
Es importante destacar que esta patología en la mayoría de los casos está acompañada de otras enfermedades, dentro de las más frecuentes, sobre todo en los pacientes con Diabetes tipo 2 o del adulto son el sobrepeso y la hipertensión arterial.
Además es muy común encontrar en estos pacientes los valores de lípidos (grasas) en sangre fuera de los parámetros normales, que suele incrementar riesgos.
Alimentación saludable
* Tratar de alcanzar un peso saludable, y mantenerlo.
* Realizar un listado de alimentos que no deben faltar en la heladera antes de ir a hacer las compras como por ejemplo: lácteos descremados, verduras y frutas de estación, cereales integrales, carnes magras.
* Hay que consumir una buena cantidad de fibras a través de los alimentos. El consumo de ésta retrasa el vaciamiento gástrico, lo que ocasiona una absorción lenta de los azúcares ingeridos. Además mantiene normal la función gastrointestinal.
* Reducir el consumo de grasas saturadas (presentes en los alimentos de origen animal) y grasas trans (presentes por ejemplo en la margarina) que son las productoras de colesterol y a la larga de enfermedad cardiovascular.
* Por el contrario hay que asegurar el consumo de grasas polinsaturadas (omega 6 y omega 3) presentes en aceites de semillas, pescado de agua fría, caballa, atún y sardina, nueces, alimentos enriquecidos con omega.
* Sustituir las frituras por vapor, horno, hervido o parrilla. No utilizar manteca ni margarina para las preparaciones.
* Aumentar el consumo de verduras y frutas crudas preferiblemente, ya que se absorben más lento, tienen pocas calorías y dan mucha saciedad.
* Escoger carnes magras: peceto, cuadril, bola de lomo, nalga. Extraerles además la grasa visible.
* Adquirir un hábito moderado en el consumo de alcohol. Recordar que el exceso puede provocar hipoglucemias.
* Consumir mayor proporción de granos enteros en lugar de harinas. Estos se absorben más lento y aportan nutrientes y fibras, por el contrario de las harinas. Los productos de panificación preferirlos integrales.

