No hay nada más hermoso que celebrar el Día del Amigo con una historia de amistad que derriba las barreras del tiempo, de los prejuicios y de las realidades sociales. Para este día especial, te contamos la historia de Andrea y Analía.
Andrea es fonoaudióloga, catequista y profesora de ciencias sagradas. En octubre cumple 50 años y si bien es sanjuanina, durante mucho tiempo estuvo viviendo en Comodoro Rivadavia, Chubut. En uno de sus viajes a la provincia para visitar a su familia, conoció a Analía.
Analía en agosto cumple 40 años, y su situación económica no es la más óptima, lo que la llevaba a pedir ayuda en la puerta de la Iglesia Santo Domingo, donde se conocieron.
Lo que surgió como una charla cotidiana, se volvió en una amistad que fue creciendo con el paso del tiempo. Cada vez que Andrea viajaba a la provincia, visitaba a su amiga y la ayudaba en todo lo que podía, no solo con cosas materiales, como ropa o alimento, sino también con compañía, tanto con Analía como con sus hijos. Tal es así que Andrea es madrina de una de sus hijas de Analía.
Cuando Andrea se trasladó definitivamente a la provincia con su familia, la amistad se afianzó más. Sus hijos jugaban juntos mientras ellas compartían tardes amenas de charlas, sin importar los prejuicios que muchas veces como sociedad cargamos.
Analía pasó por una situación complicada que la privó de su libertad durante dos años. Esa fue la prueba de amor más grande que Andrea tuvo con su amiga, ya que durante ese tiempo se acercó más a los hijos de Analía, para acompañarlos, contenerlos y ayudarlos.
“Hoy los sigo acompañando, no solo a ella sino a su familia. Veo crecer sus hijos y la acompaño en su vida. Somos amigas hace 21 años, es una experiencia linda, reconfortable y satisfactoria. Es una gran amiga y compañera de vida y agradezco haberla conocido”, relata con muchísima emoción y orgullo Andrea.