Las primeras lechugas frescas se han comenzado a comercializar, obtenidas por esta vía bajo invernadero. Aguafertil y Valle Verde son los emprendimientos que en Pocito y Rawsón tienen como primer objetivo producir 35.000 plantas por mes..
Cuando los nutrientes minerales de la tierra se disuelven en agua, las raíces de la planta son capaces de absorberlos. Cuando los nutrientes minerales son introducidos dentro del suministro de agua de la planta, ya no se requiere el suelo para que la planta prospere. Se reemplaza el suelo por el agua.
Combinando la hidroponía con un buen manejo del invernadero se llegan a obtener rendimientos muy superiores a los que se obtienen en cultivos a cielo abierto.
En esto se basaron los hermanos Marcos y Alejandro Guzmán de Aguafertil en Pocito y Pablo Cardús con su marca Valle Verde en Rawson y ya venden sus lechugas al mercado local.
Es una forma sencilla, limpia y de bajo costo para producir vegetales de rápido crecimiento y generalmente ricos en elementos nutritivos. e.
El 7 de setiembre del año pasado publicamos la nota al invernadero de los hermanos Guzmán donde explicaban que pudieron observar que a través de este sistema tenían en poco espacio más producción, menos consumo de agua y por sobre todas las cosas el producto final, que a diferencia del cultivo tradicional, este desde su cosecha hasta el consumo mismo, se mantiene hidratado, sin sufrir la planta perdidas de hojas y envejecimiento.
En Rawson
En este artículo les mostramos otra experiencia en este cultivo. Sobre calle Putaendo (en los pocos rincones pegados a la ciudad que quedan salvados del avance de una urbanización sin un plan estaratégico que no utilice estupendos suelos agrícolas), está el emprendimiento de invernadero de 3.500 metros cuadrados para cultivo de hidroponia. La nave está en una finca minifundista de 4 hectáreas dedicada desde siempre al cultivo de la vid. En un sector de la propiedad de su madre, Gerardo Cardús, un jóven de 28 años, aplicó el ingenio desarrollado en experiencias de 5 años para producir lechugas frescas y venderlas en su verdelería de Rivadavia y en otras que distribuye él mismo en el Gran San Juan.
"Comencé la experiencia con otros jóvenes y vimos que andaba. Cada uno siguió su camino y yo decidí no abandonar la idea. Sin ser propietario de nada y sin financiamiento aposté a crear mi propia empresa. Estudié uno años en la Facultad de Agronomía y por cuestiones personales no pude seguir. Pero los conocimientos que adquirí me abrieron la cabeza para hacerme paso a este desafío. Me metí de curioso, me gusto la técnica y me entusiamé. La chispa era buscar algo que no haga el común de la gente", explicó Gerardo.
El jóven muestra orgulloso su nave donde un centenar de lechugas crecen en bandejas de telgopor donde sus raíces estan en contacto con agua y fertilizantes como único sustrato.
"Esta finca es de mi madre. Ella me prestó este lugar y yo me puse manos a la obra. Arranque una parte de parrales y allí contruí el invernadero yo solo. Hice de plomero, electricista y hasta de albañil. Cada día le voy haciendo mejoras. Hoy estoy construyendo un sistema para facilitar el lavado de las lechugas". Cuenta que en sus primeros inicios cuando en invierno lavaba las lechugas se le congelaban las manos. "Dejaba andando la camioneta y alli cada tanto me metía para calentarme las manos. Ese sacrificioo lo hacía sí o sí para no fallar con mis clientes. Por eso estoy desarrollando un sistema de lavado mucho más cómodo. De esto aprendí que no hay que arrugar y ser constante" explicó el jóven productor.
Produce principalmente lechugas, aunque ya está muy experimentado en albaca, tomate cherry y rúcula. La lecchuga mantecosa es la que más sale y en segundo lugar la morada. "Actualmente sacó 5 mil lechugas mensuales pero cuando termine la segunda parte de la nave voy a estar en las 15 mil. Logicamente a futuro y cuando tenga algo más de financiamiento saldré con más producción en las otras hortalizas. Sucede que cada hortaliza tiene su sistema. Yo hoy tengo todo adaptado a lechuga y si quiero hacer tomate cherry tengo que adaptar todo y eso cuesta. Por ello cada hortaliza tiene que tener su lugar específico de producción". La lechuga mía tiene la marca "Valle Verde" por unidades en bolsa, y sale del invernadero a un precio de $ 4 y en verdulería se vende entre $6 a $8 dependiendo del lugar. L a rentabilidad a mi me resulta, es más, he sacado la misma ganancia que las 4 hectáreas de uva que yo le administro en esta finca a mi madre. Realmente resulta, pero hay que ser pacientes y capacitarse" explicó finalmente Gerardo Cardús.

