La historia de las retenciones es de larga data en nuestro país, uno de los muy pocos que cobra a sus exportadores por producir, comercializar y generar ingresos de divisas necesarias no sólo para poder importar del mundo lo que no produce, sino también gobernar, educar, sanar y desarrollar sus infraestructuras básicas para la producción.
La crisis institucional y estructural argentina, producto de la estanflación del 2001, las trajo de vuelta y sus orígenes se remontan a 1862 durante la presidencia de Bartolomé Mitre. Fueron muchas las idas y vueltas de este impuesto a la exportación eliminado en 1991 y recuperado en la escena económica en 2002, por el expresidente Eduardo Duhalde como acuerdo "momentáneo" a fin de sofocar los incendios sociales. Pero, cómo olvidar la batalla por la 125 del 2008 en el Senado de la nación y el "No Positivo".
Lo social terminó transformándose con el tiempo en una bola de nieve sin resolver y, lejos de generar políticas pro generadoras de empleo, se avanzó en echar cada vez más la mano a los, otrora, ingresos del sector agroexportador, castigando cada vez más al sector productivo. Ahora el debate se ha transformado en una pulseada para las economías regionales como la nuestra y sus sectores productivos como el vitivinícola, fruti-hortícola y minero entre otros.
Y AHORA…
El presidente Javier Milei lanzó mediante su ministro de Economía Luis Caputo un nuevo esquema de retenciones de un 15%. Pero fue Fernando Vilella, nuevo secretario de Bioeconomía -ex Agricultura- quien anunció el cambio en los derechos de exportación en una segunda reunión con la Mesa de Enlace y el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA) esta semana.
Las redes sociales, anunciaron la suba de la alícuota del 31% al 33% para los subproductos de la soja y retenciones del 0% para los productos olivícola, arrocero, cueros bovinos, lácteos, frutícola (excluido el limón), hortícola, porotos, papa, ajo, garbanzos/lentejas/arvejas, miel, azúcar, yerba mate, té, equinos, lana.
Sin embargo el sector vitivinícola sigue en vilo, a pesar de la disminución es una alícuota del 15% hasta el 8%. Resto complejo cereales y girasol, 15%. Y prometen revisar los complejos porcinos, pesca, maíz, pisingallo.
BUMERANG
Las retenciones o derechos de exportación son un impuesto a los bienes y servicios exportados que recauda la Aduana, así como la anterior política cambiaria pueden tener un impacto negativo significativo en las provincias y regiones que dependen en gran medida de las exportaciones como fuente de ingresos. En el caso de la provincia de San Juan y la región de Cuyo, que se encuentran en el oeste de Argentina, la agricultura y la minería son dos sectores importantes para su economía.
En San Juan el resultado de las malas políticas nacionales y provinciales de comercio exterior tienen cifras concretas. En el 2007 el último relevamiento de cultivos realizado por hidráulica marcó un total de 114,5 mil hectáreas cultivadas. El estudio satelital encargado por el anterior gobierno ubicó la superficie cultivada en 50 mil hectáreas.
El sector de la uva en fresco se extinguió y con ello unos 50 mil empleos genuinos entre mano de obra directa e indirecta al pasar de 72 frigoríficos exportadores en el 2015 a los 4 del 2023, es otro de los ejemplos.
Conocida por su producción de vino, aceitunas, pistachos, ajos, cebollas, nueces y frutas frescas entre otras producciones, San Juan en particular y la Región Cuyo en general ofrecen estos productos que son exportados a diversos mercados internacionales, generando empleo e ingreso de divisas para los sanjuaninos y sus regiones circundantes.
Es ya confirmado que si se aplican retenciones a las exportaciones de estos productos, los productores y exportadores vean reducidos sus ingresos. Esto afecta negativamente a todos sectores involucrados:
* Se reducen la rentabilidad y la viabilidad económica de sus operaciones.
* Esto a su vez podría lleva a una disminución en la producción agrícola y en la inversión en el sector como ya lo graficamos en párrafos anteriores.
* Estos impuestos a la exportación desalientan la inversión extranjera en la región, con el consecuente impacto en el desarrollo de la industria agrícola y en el empleo en la provincia de San Juan.
Esperemos que esta vez la sangre no llegue nuevamente al río seco de San Juan.
EN NÚMEROS
27 por ciento se desplomaron las ventas externas argentinas sumando 10 años de caída de exportaciones, ahora con 180,5 millones de litros de vino.
> Hasta la minería
La actividad minera también está frenada por esquema anti exportador instaurado en la última década. Cabe destacar esta actividad también juega un papel importante en la economía de la Región Cuyo. Si bien San Juan este tema es más conocido sus minerales como el oro, la plata y el cobre; son las calizas las que movilizan el mayor volumen y con ello su efecto multiplicador en la economía por su demanda de bienes y servicios es mayo.
Los minerales metalíferos y no metalíferos en su mayoría son vendidos a nivel internacional, lo que genera ingresos de divisas (dólares) y empleo en la provincia. Pero, las retenciones a las exportaciones mineras podrían afectar negativamente la rentabilidad de las empresas mineras y disminuir los ingresos generados por la exportación de minerales.
De ser así, podría haber una reducción en la inversión en el sector minero en monto y/o velocidad de las mismas y en el desarrollo de proyectos mineros de toda la región. Estos impuestos a la exportación podrían desincentivar la exploración y la producción minera, lo que podría tener un impacto negativo en el empleo y en el crecimiento económico de San Juan.
El porque se insiste con este esquema sigue siendo la necesidad del estado de sostener su exceso de gasto público.
Según publicara recientemente Ámbito Financiero, "el campo aportó en derechos de exportación unos U$S 4.250 millones en lo que va de 2023 y U$S 175.000 millones desde 2002".
EFECTOS
Los efectos específicos de las retenciones a las exportaciones ya los conocemos en nuestra provincia pueden variar según los productos y sectores involucrados, así como las políticas económicas y las circunstancias globales. Es aconsejable entonces analizar más a fondo el contexto económico y las políticas específicas que se aplican y su impacto final en cada actividad de las economías regionales del país donde por ejemplo las actividades son mano de obra y electrointensivas.
Por ende, la aplicación de retenciones, una elevada presión fiscal, una descontrolada emisión monetaria y consecuente inflación, sólo han llevado a colocar al 80% de la población argentina bajo la línea de pobreza.
La reducción de ingresos provocada por estas retenciones al impactar sobre la rentabilidad de las empresas, disminuye la inversión y el empleo, y produce un resultado negativo en el desarrollo económico de la región. Por ello las políticas económicas deben considerar y buscar hoy terminar con el impuesto a las exportaciones y buscar el equilibrio entre la recaudación fiscal y el gasto público, mediante el fomento de la producción y del crecimiento económico en estas regiones.