¿Qué incluye el concepto de Salud Mental? ¿Cuáles son esas enfermedades?

Por mucho tiempo hemos dividido las enfermedades mentales de las enfermedades cerebrales. Y esto tiene que ver con una especie de tradición histórica de la Psiquiatría y la Neurología, que antes eran mucho más integradas, después se fueron dividiendo con ciertos supuestos como dualidades, como por ejemplo que las enfermedades neurológicas tienen causas más biológica y las enfermedades psiquiátricas o mentales, no. La verdad que la ciencia actual, la Neurociencia cognitiva y general, no asumen tal distinción, entonces las enfermedades mentales comparten bastante, tiene mucho en común con las enfermedades psiquiátricas y con las neurológicas.

Puntualmente este tipo de enfermedades psiquiátricas o mentales refieren a un conjunto de patologías como la esquizofrenia, la depresión, la ansiedad, el trastorno postraumático y muchos otros. Mientras que las enfermedades neurológicas refieren a aquellas enfermedades como la demencia, la enfermedad neurodegenerativa, el stroke -NDR: ataque o derrame cerebral-, la epilepsia, etcétera. Más allá de eso, hay que destacar que ambas, dependen de factores comunes genéticos, ambientales, de estilo de vida. Incluso muchos de los mecanismos patofisiológicos, y los mecanismos neurocognitivos son dimensionales y transnosológicos, están presentes en muchas enfermedades diferentes. Ambas representan la mayor causa de invalidez laboral.

Yo particularmente trabajo con un subtipo de enfermedades cerebrales, que son las demencias, que son un conjunto muy heterogéneo de enfermedades diferentes.

Para responder la inquietud inicial hay que decir que tanto la Salud Mental como la Salud Cerebral refieren a la disponibilidad plena de las distintas habilidades mentales, cognitivas, afectivas, motoras, sociales que nos permiten desenvolvernos en el mundo.

 
 ¿Ante qué síntomas la población debería prestar atención y a qué tipo de profesionales debería consultar?

Los principales síntomas iniciales tienen que ver con pérdida de memoria, de habilidades motoras finas, de la capacidad de moverse y de realizar actividades cotidianas de forma independiente. Estos síntomas tempranos son muy fáciles de confundir con otros problemas psiquiátricos, mentales, con estrés, con falta de sueño. Se debe consultar a un médico cuando uno o los familiares notan que estos síntomas están empezando a afectar la vida cotidiana del paciente y que están, de alguna forma, generándole dificultades que antes no tenía.

El diagnóstico de la demencia no es fácil de hacer: se requiere un grupo de consenso, normalmente un neurólogo, un psiquiatra, un neuropsicólogo para una evaluación neuropsicológica; se deben hacer imágenes cerebrales para determinar si hay atrofia cerebral y si hay algunas otras causas no asociadas a la demencia. También se pueden hacer estudios de análisis de sangre para detectar en plasma ciertas proteínas que se depositan en el cerebro y varias pruebas clínicas más. No hay un solo tipo de demencia, por supuesto la más conocida es la de Alzheimer, pero hay muchas otras y los síntomas tempranos varían según el tipo de demencia.

¿Si se detecta en forma temprana es, como en el caso de otras enfermedades, más factible de mejorar la calidad de vida? ¿Tienen cura?

El problema básico de la demencia es poder detectarla de forma temprana, algo que es fundamental no sólo para poder mejorar los síntomas, sino también para preparar a la familia para poder organizarse. Es super importante para poder planificar los cambios que la enfermedad va causando. A la fecha las demencias no tienen cura pero existen muchos tratamientos farmacológicos y no farmacológicos para poder atenuar los síntomas. Aparte están empezando a realizarse los primeros tratamientos para modificar la enfermedad y en unos casos concretos de patologías causadas por genes específicos, es muy probable que en el futuro haya cura mediante terapias genéticas.
 
¿Quiénes son los pacientes de enfermedades mentales? ¿Influye el contexto en el que vive cada persona?

Tanto en los cuadros mentales o psiquiátricos, como en los neurológicos, se trata de una interacción de factores biológicos y ambientales. Si bien algunas patologías tienen un gen, una mutación específica que causa la enfermedad, esto pasa en la minoría de los casos. A veces existen genes de riesgo, como el llamado Apoe E4 -NDR: presente en un alto porcentaje de casos de Alzheimer-, y otros más inespecíficos que te confieren cierto riesgo de desarrollar la enfermedad, pero no la causan, después tenés un montón de factores ambientales, lo que se llama el exposoma, el conjunto de variables ambientales, que van desde la contaminación ambiental, por ejemplo, hasta los niveles socioeconómicos bajos o los determinantes sociales de la salud, también conocidos así, que impactan muchísimo. Y la genética interacciona con el ambiente, por ejemplo, a través de la epigenética, pero después tenemos los hábitos: la alimentación, el ejercicio, el sueño, el manejo del estrés, son aspectos fundamentales que intervienen en las enfermedades mentales y también en las neurológicas. Sin lugar a dudas las condiciones en las que viven las personas son cruciales. No sólo los aspectos socioeconómicos sino el nivel de violencia, el nivel de ingreso, el nivel de educación, todos son factores que impactan en tu salud mental y cerebral, pero también los factores ambientales macro. Por eso incluso las personas que viven en países más desiguales tienden a tener una salud más mala. Pero también hay un montón de procesos biológicos, los cambios en la inflamación, en tus vísceras y en el organismo en general, cambios en el sistema inmune, cambios en la microbioma o comunidades bacterianas que tenemos en el cuerpo, todos estos son factores que impactan.

¿En qué medida se puede prevenir o aminorar la incidencia de ser un paciente mental, teniendo en cuenta que a veces es casi imposible modificar el contexto socioeconómico en el que se vive? ¿Impactan las constantes crisis económicas en este aspecto de la salud, tal como pasa en la Argentina?

Las crisis económicas tienen un impacto fuerte porque básicamente generan una alta carga de estrés. Cuando el organismo tiene estrés, genera muchos procesos adaptativos, como incremento de la inflamación o debilitamiento del sistema inmune para tener mejores respuestas, más energía para responder al estrés. Pero cuando el estrés se sostiene en el tiempo y se acumula, se produce lo que se llama sobrecarga alostática, que es una especie de desregulación de todos estos mecanismos inflamatorios de microbioma, de estrés, que generan toxicidad y procesos patofisiológicos en el organismo que luego incrementan no sólo el riesgo de enfermedades cerebrales o mentales, sino también otras, como el cáncer.

Sin lugar a dudas el mejor tratamiento posible es la prevención. Más del 56% de los casos de demencia en Latinoamérica se explican por factores prevenibles, por ejemplo la falta de ejercicio, la mala alimentación, el consumo de alcohol o tabaco, la vida sedentaria, la falta de estimulación cognitiva, la depresión, la falta de vínculos sociales o el no controlar los aspectos cardiovasculares.

 
¿Han aumentado los casos estadísticos en Argentina respecto del resto del mundo? 

Respecto a la demencia, el incremento de la incidencia en Argentina y en Latinoamérica es muy fuerte. En lugares como Estados Unidos o Europa, por ejemplo, está bajando sistemáticamente la prevalencia de la demencia, mientras que en Latinoamérica está creciendo. Se estima que para el 2050, los casos de demencia en Latinoamérica van a crecer entre un 150 y un 250%.
 

¿Aquí hay programas de abordaje?

Hay que desarrollar programas a la brevedad. En realidad, conozco un poco de los programas que existen en Argentina. Hace mucho tiempo atrás se creó un Plan Nacional de la Demencia, pero se discontinuó. Hay organizaciones e instituciones internacionales con sede en la Argentina que tratan de ayudar a combatir la demencia y apoyar a los familiares, pero estamos lejos de poder dar una respuesta robusta a esta situación. De hecho, ahora que tenemos mucho menos prevalencia, nuestro sistema no está listo para responder a la demencia, a los cuidadores que son casi siempre familiares, que no tienen entrenamiento, no tienen apoyo. Menos del 1% de los pacientes puede acceder a los geriátricos. Esto hace que hoy haya un problema ni qué decir cuando aumente la prevalencia. Por eso, si no hacemos cambios fuertes respecto a planes nacionales vamos a tener problemas graves.

 
¿Cuál va a ser tu aporte profesional en la provincia?

La idea de poder conectarnos con el Ministerio de Salud de San Juan es para poder entrenar a la población a la atención primaria, para detectar los pacientes que tienen demencia o que están en riesgo, poder intervenirlos. De nuestra parte, queremos ayudar con el diagnóstico, con la aplicación de todas estas pruebas que, al ser por investigación, no tienen costo.

Lo que hacemos en RedLab (que es el consorcio multipartner para la investigación en Latinoamérica) y el Instituto Latinoamericano de Salud Cerebral -BreinLat-, es básicamente investigar los factores genéticos y ambientales y cómo esto se manifiesta e impacta en la enfermedad. Usamos métodos muy variados, hacemos resonancias, toma de sangre, plasma, genética. Pero también medimos desde el movimiento, la respiración, entre otros parámetros. Esto es básicamente lo vamos a implementar. De hecho, ya estamos trabajando en San Juan con Martín Bruno, que lidera el sitio de San Juan. El objetivo es promover la investigación, entrenar a los profesionales de la salud y mejorar los diagnósticos.

Hay que tener en cuenta que el consorcio RedLab involucra 15 sitios en 7 países (Argentina, Colombia, Chile, Perú, México, Brasil y los Estados Unidos). En Argentina tenemos tres sitios y San Juan es la pionera coordinando a los tres sitios (aparte del local, Tucumán y San Luis). Desde aquí queremos conectar lo que hacemos con un registro nacional, para poder llegar a más pacientes.

Concretamente, ¿cómo es el trabajo?

Nuestro trabajo es bien ecológico. Trabajamos con los profesionales de la Salud local entrenándolos para que hagan el diagnóstico clínico. Esto es: que extraigan sangre a través de una flebotomía. Para que después podamos sacar el ADN y ver si hay influencia genética. Luego se hace una serie de pruebas cognitivas para detectar no sólo si hay afectación cognitiva o afectiva, sino en qué dominios específicos está porque eso ayuda a entender qué tipo de demencia puede desarrollar la persona. Tomamos pruebas de resonancia magnética funcional y resonancia magnética estructural, y otras pruebas de electrofisiología de alta densidad, medimos ritmos circadianos. Trabajamos también con los familiares y los invitamos a participar de las investigaciones. Estamos empezando a desarrollar un proyecto para cuidadores porque es muy importante poder apoyarlos.

 ¿El plan de trabajo en San Juan incluye el suicidio adolescente, una de las grandes preocupaciones en la provincia? 

Respecto a la adolescencia y el tema del suicidio, es un tema super crítico. Y este es otro proyecto que también estamos desarrollando con el Ministerio de Salud pero también con varias intendencias en San Juan y con muchos concejales de distintos sectores para desarrollar un programa multinivel, multicomponente de intervención para jóvenes y adolescentes. En principio vamos a trabajar en un programa enseñando música a los chicos, a cargo de músicos que están entrenados en Salud Cerebral y que además vienen de comunidades vulnerables. Creemos que la música genera un gran interés y gran motivación, pero además es una puerta para enseñarles de forma bien didáctica cómo cuidar la Salud Cerebral, cuáles son los hábitos que van a influir a lo largo de toda su vida y cómo desarrollar enfoques basados en la prosocialidad, en la cooperación, en la empatía para ayudarles a estos chicos a que puedan dimensionar otro mundo de posibilidades que no la suelen ver en sus contextos habituales. Este último proyecto está financiado por las llamadas Atlantic Philanthropies, que es una institución que está en Oxford que nos está apoyando junto con un montón de fellows, es decir personas que tienen distintas formaciones en Arte y Salud, en intervenciones no farmacológicas, en Salud Cerebral para poder diseñar esta intervención que la vamos a empezar en marzo próximo. No es una intervención directamente enfocada al tema del suicidio, algo complejo en la provincia, pero esperamos que de alguna forma ayude a abordar esta problemática.

En casa. Los doctores Agustín Ibáñez y su coequiper local, Martín Bruno, cada uno en los extremos de la mesa de autoridades en la que se firmó el convenio para trabajar con los pacientes sanjuaninos y sus entornos médicos y de cuidados. En la foto también aparecen el Ministro de Salud, Amílcar Dobladez (al centro), el secretario Técnico -Alejandro Navarta- y el secretario de Planeamiento y Control de Gestión -Gastón Jofré-.

Especialista del mundo que juega de local

Agustín es sanjuanino. Y si bien, hace muchos años partió de la provincia para estudiar y perfeccionarse en distintas universidades e instituciones de Chile, Cuba, Alemania, Estados Unidos, nunca pierde la cotidianeidad con su terruño. Ahora vive entre Irlanda y Chile, desde donde dirige el Instituto Latinoamericano de Salud Cerebral -BreinLat- y es líder del grupo del Predictive Brain Health Modeling Group en Irlanda, lo que no quita que hace dos semanas y a su paso por el lugar que lo vio nacer, firmara un convenio con la provincia para profundizar los estudios con la población local. Su gran interés -no sólo como psicólogo, su primer título, sino ya como neurocientífico- está concentrado en entender las interacciones de los fenómenos sociales o macrosociales como la pobreza y la desigualdad con fenómenos biológicos y genéticos; y en cómo la articulación de ambos impactan en la salud y en la enfermedad, para encontrar soluciones y tratamientos para todo aquel que lo necesite, entre los que por supuesto, los sanjuaninos son una de sus debilidades.
 

Por Paulina Rotman

 Fotos: colaboración Prensa Gobierno de San Juan, archivo DIARIO DE CUYO y Pexel.com