La actividad física es fundamental en la niñez -además de importante para el desarrollo y el bienestar- para encarar aprendizajes tales como el trabajo en equipo, el respeto a las reglas, la concentración y la autoconfianza. Para la psicóloga Alejandra Pugliese, la mirada debe estar puesta no sólo en el deporte elegido sino en el equipo profesional que orienta. No recomienda encararlo a nivel competitivo antes de los 12 años, ya que los niños no están preparados para semejante presión.
Una vez que los chicos se organizaron con todos los horarios y obligaciones de la escuela, aparece la necesidad de hacer algo más, de poner el cuerpo el movimiento. Y para Alejandra Pugliese, que no es profe de educación física pero es psicóloga especializada en deportistas de alta competencia, es un espacio fundamental que las familias deberían potenciar para alcanzar otros aprendizajes ligados a la vida misma, ya fuera de la cancha.
Es que, según la experiencia de esta profesional no sólo a través del contacto con los entrenamientos de triatlón, gimnasia acuática, ciclismo o fútbol sino por su día a día como mamá de tres (hoy) jóvenes deportistas (uno estuvo en las inferiores del Club San Martín, su hija es bailarina y su otra hija hace patinaje artístico), "cualquier actividad física que los chicos hagan es un mundo que se abre y que les permite fortalecer su personalidad, aparte de su desarrollo físico y motriz. Con el deporte los niños adquieren mayor concentración en la tarea asignada, alta confianza en sí mismos, la práctica ayuda a la toma de decisiones a partir de cuestiones como dónde tiro el penal o para qué lado hago el saque por ejemplo e incentiva la creatividad. Ayuda a manejar la ansiedad y a saber actuar en situaciones de presión como un partido, fomenta la constancia y la voluntad a través de los entrenamientos, es fundamental para el trabajo en equipo, da identidad y sentido de pertenencia además sirve para incorporar nociones de disciplina y reglas. Hacer un deporte enseña que en la vida se gana y se pierde, más allá del esfuerzo", explica desde su fundamentación psicológica.
Sin lugar a dudas, Alejandra Pugliese tiene una mirada muy particular sobre la actividad física en la niñez y la adolescencia. Dice que no es conveniente la competencia hasta los 11-12 años porque los niños no están preparados ni cognitiva ni psicológicamente para enfrentar semejante presión. "Si la experiencia es muy demandante y exigente, el chico terminará abrumando y abandonando el deporte más allá de sus habilidades. Esto es una gran frustración para muchas familias", argumenta.
Por el contrario, recomienda que desde muy pequeños comiencen a practicar deportes. Para la psicóloga no hay edad de iniciación ni de terminación. De hecho cita como ejemplo los bebés que hacen natación desde muy pequeños, las nenas que a temprana edad hacen danza (porque su máximo nivel de flexibilidad se da a los 9 años) y como contrapartida, nombra a un triatleta de 90 años que es todo un personaje del rubro.
De todos modos, hay que tener en cuenta que recién a los 3 años, un chico puede correr de manera uniforme y puede responder a instrucciones. Esa edad, y está consensuado según la aceptación en los distintos clubes e instituciones deportivas, sería la ideal para empezar. A partir de entonces, el niño, según sus etapas evolutivas hasta los 6 ó 7 años, se interesará por ejercitar movimientos, desarrollará la estabilidad de a poco e irá adquiriendo habilidades que lo definan.
No hay que olvidar que las primeras etapas de la infancia se caracterizan por el egocentrismo, entonces "todo gira alrededor del yo" y es incapaz de distinguir entre su propio punto de vista y el de los demás por eso a veces es difícil llevar adelante un trabajo en equipo. Durante estos años también se descubre el principio de identificación, entonces se quiere parecer al adulto de su mismo sexo, por eso si el papá practica un deporte determinado seguramente el hijo varón querrá hacerlo, lo mismo una nena con su mamá.
Sin lugar a dudas el ingreso a la escuela marca un período de sociabilidad, detalle importante para el deporte también.
Eso sí, Alejandra Pugliese recomienda que al empezar los chicos tomen el deporte como un juego. "Eso es básico, un juego se vive con libertad y con placer. ¿O alguien juega por obligación?. Hay que observar los gustos de los chicos, pero también dejarlos probar varios deportes e inclusive incentivarlos llevándolos a distintos partidos. El niño debe ser un observador más para poder elegir. También los papás debemos dejar de lado nuestras frustraciones y dejarlos que opten según sus criterios y no por lo que uno no pudo hacer o dejó inconcluso", dice.
Cada cual elige su juego
Si bien no está todo dicho, hay algunos indicios que le permiten a la psicóloga afirmar que "quienes forman parque de un equipo son más ansiosos dependientes del otro, extrovertidos, arriesgados, que quienes practican un deporte en forma individual".
Según la experiencia y sus observaciones, el rugby, el fútbol y el basquet generan personalidades más impulsivas y con mayor tolerancia. Mientras que los que practican tenis, tienden a ser más imaginativos, atentos, competitivos y centrados en sí mismos. En los deportes de combate -como el judo por ejemplo- se ven características como seguridad, perseverancia, esfuerzo y capacidad para soportar desafíos, independencia, velocidad de reacción y de pensamiento táctico. Los ciclistas y triatlonistas, por ejemplo, son personas con mucha resistencia y voluntad.
"La actividad física es una descarga motora en los niños y eso hay que tenerlo en cuenta. Hoy vemos muchos chicos hiperkinéticos, con brotes psicóticos, con ataques de pánico sobreestimulados, chicos con serios problemas familiares y con problemas de mala conducta, en ninguno de estos casos propondría un deporte que les genere un alto nivel de agresividad porque sería negativo. En cambio, si les recomendaría hacer natación ó vóley que les permite convertir en energía la agresión, por ejemplo. Siempre hay que pensar el deporte como un aspecto ligado al bienestar", agrega y estimula a que en las escuelas inclusive se incorporen otros deportes más allá de los tradicionales.
Otro detalle, y no menor, dónde Pugliese pone toda la atención es en el entrenador y en el equipo profesional que dicta las clases. "Muchas veces los papás eligen el deporte y eso les basta. Pero no es suficiente, hay que observar las clases, escuchar y ver cómo se trata al niño y cómo se adapta el espacio a las necesidades del chico. Muchas veces vemos que por ejemplo entrenan como jugadores profesionales, a cancha plena y eso no debe ser así porque son pequeños. De este modo se frustran y se estresan. En estos casos, no basta con exigir la técnica, que seguramente aprenderá. Sino que es importantísimo que el adulto tenga buena comunicación con el niño, que lo incentive y que lo contenga para que el deporte sea un verdadero aprendizaje y no un mero ejercicio", propone.

