A esta altura de las circunstancias, en la batalla para perder peso se ha visto de todo: desde las creencias más populares, la apelación a la voluntad y el sacrificio como puntal para seguir una dieta, inclusive los más variados consejos científicamente comprobados. Pero muchos de ellos, en definitiva, han fracasado y terminado por cansar a quienes padecen el mal de la gordura. Sin bajar los brazos y tras años y años de estudio, la dra. Mónica Katz, encontró nuevas respuestas, ligadas a dar un lugar al "comer por placer”, dejando de lado el modelo de las dietas restrictivas y los alimentos prohibidos. En su planteo de una alimentación real pero medida, también cabe un espacio para "querer el cuerpo que a uno le tocó” y fundamentalmente intentar llegar al mejor peso posible y no al culturalmente aceptado, esto es el de las modelos de la televisión y las pasarelas.

Con todos estos saberes, esta Nutrición y autora del libro "No Dieta. Puentes entre la Alimentación y el Placer”, llegará esta semana a la provincia, invitada por tres instituciones locales, para enseñar sus principios para "comer saludablemente y no morir en el intento”. Mientras tanto, en esta nota, un adelanto, en boca de la especialista.

– ¿Por qué la gente engorda?

–En realidad porque come más de lo que gasta.

– ¿Por qué en los últimos años se ha acrecentado la tendencia a poblaciones cada vez más obesas en el mundo?

–Pues existen barreras al movimiento: cuestiones arquitectónicas, el aumento de la criminalidad (que pone en riesgo por ejemplo a quienes salían a caminar sin mayores preocupaciones) y hasta los extensos horarios de trabajo que limitan a que la gente se mueva, además de la plena disponibilidad para ingerir alimentos altos en calorías.

– Al respecto, ¿cuál es la realidad argentina?

–Mas del 50 por ciento de los adultos argentinos tiene sobrepeso.

– ¿Hay estadísticas que hablen de la evolución del sobrepeso y la obesidad?

-En los últimos años la brecha según la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo muestra que han crecido desde 2005 al 2009 no sólo la obesidad sino el sedentarismo y la diabetes tipo 2 y por el contrario, ha bajado el consumo de frutas y verduras. Estos datos son graves y son un alerta a cambiar el estilo de vida.

– ¿Se puede vivir haciendo dietas toda la vida? ¿El cuerpo humano lo tolera, se acostumbra, responde?

–Está demostrado que el organismo y el cerebro se oponen a la pérdida de peso y ponen en marcha mecanismos neurohormonales que intentan disminuir esta pérdida de peso. Por eso para no generar un efecto intenso se debe perder peso gradualmente y sin dietas extremas.

– Entonces, ¿no es bueno pasar hambre?

–Es que si se acumula deuda de hambre se paga como todas las deudas y eso a la larga termina doliendo. En este caso, esta deuda sólo se paga con comida.

– ¿Qué diferencia hay entre dieta o plan alimentario, un término tan de moda en estos tiempos?

–En realidad dieta implica dos cosas: por un lado una ración de guerra y por el otro, la dieta empieza y termina. Un plan alimentario es un patrón nutricional que se adopta como estilo de vida y sigue más allá de modas o temporadas de verano que es la época en que la gente más se preocupa por verse bien.

Dada esta realidad, ¿se podría decir que han fracasado las dietas y de los métodos invasivos para combatirla (cinturón gástrico, by pass gástrico, etc)?

–Han fracasado las dietas tradicionales, las de hambre, las mágicas, las extremas, las que proponen abstinencia de harinas y dulces. Respecto de la cirugía bariátrica lo que ha fracasado es la operación sin cambio de modo de vida, sin educación y entrenamiento para comer mejor. Ese tipo de cirugía genera ganancia de peso lamentablemente mas allá del costo económico y emocional y el riesgo que el paciente corre al someterse a semejante intervención.

-¿El objetivo en definitiva es alimentarse correctamente, nutricionalmente hablando?

–La propuesta es comer balanceado, sustentable y por supuesto, placenteramente.

– ¿Qué se gana y que se pierde con una dieta?

–Con una dieta, se pierde quizás peso rápido pero se pierde tiempo, dinero y placer, pues no dura.

– ¿Y con una "no dieta”, que es la fórmula que usted avala?

–Este tipo de abordaje propone perder peso sin renunciar al placer. La pérdida de peso es mas lenta y progresiva, no hay efecto rebote, se aprende a comer saludablemente y a perder peso legalizando lo preferido por ende, baja el descontrol y el deseo.

– ¿Cómo funciona su propuesta de la "no dieta”? ¿Hay resultados concretos?

-Básicamente se trata de aprender a manejar las emociones que nos llevan a comer sin hambre. También se trabaja para que la persona logre incrementar el ejercicio físico cotidiano y a comer de manera placentera lo justo, ya que en definitiva se aprende que degustando lo que le genera placer no será la "última cena”.

La idea es difundir los alcances de la "no dieta” en todo el país contagiando gente que esta atravesada por la dieta, que ha fracasado una y más veces y junto al fracaso ha acumulado kilos. Frente a la escasez de sentido común en el área de la obesidad y mientras se continúan prescribiendo dietas que ni los propios profesionales pueden sostener en el tiempo, quiero promover la idea que es posible perder peso sin renunciar al placer primario del alimento: basta de convertir la comida en pecado capital y comer en secreto.

– Usted habla del mejor peso posible y no de un peso cultural: ¿cómo se logra y que hábitos aconseja para alcanzarlo?

–El mejor peso posible, es el que se puede mantener siendo activos y comiendo rico pero a lo francés, esto es ingerir de todo pero en su justa medida y sabiendo que mañana será otro día y que habrá que seguir comiendo de la misma manera.

– ¿Cómo se hace para querer el cuerpo que a uno le tocó, según su proyecto?

–Se aprende a aceptarlo en un proceso complejo pero que implica entender que somos más que un cuerpo y que la balanza sólo mide kilos y no evalúa parámetros ni de belleza, ni de inteligencia ni de creatividad ni de suerte en la vida.