No puede ser considerado técnicamente como un mineral, ya que resulta de la unión de dos elementos. Por un lado la columbita y por otro la tantalita. Estas sustancias unidas producen el coltán, un componente que resulta estratégico e imprescindible para la fabricación de componentes electrónicos de avanzada. Sin embargo este trascendental elemento posee un lado oscuro: las luchas armadas, guerras y numerosas muertes que se producen diariamente para poder realizar su explotación y venta. Cuando se habla de la extracción y exportación de Coltán, se visualiza una suerte de triángulo de Las Bermudas funcional entre la República Democrática del Congo (quien posee el 80 por ciento de las reservas mundiales) y sus vecinos Uganda y Ruanda.
A pesar de ser estos dos últimos poseedores de muy poca cantidad del mineral comparados con el Congo, es desde estos países donde se comercializa hacia el resto del mundo. Esta situación hace difícil distinguir entre cuánta cantidad es extraída y cuánta proviene del mercado negro y contrabando que reina la industria minera del Congo.
Para ser más específicos, el coltán mueve la industria de los aparatos electrónicos y de las telecomunicaciones (satélites artificiales). También la industria armamentista (armamento teledirigido) y la médica, de allí su demanda, precio elevado y valor estratégico.
Como ejemplo, se tiene la referencia de que la multinacional Sony, en 2008, disparó los precios del coltán de 16,80 euros a 375 euros para producir los Play Station 2, 3 y 4 (según fuentes del diario El País, 2008). Según la Organización de las Naciones Unidas, el Ejército Patriótico Ruandés ha montado una estructura para supervisar la actividad minera en Congo y facilitar los contactos con los empresarios y clientes occidentales. Traslada el mineral a Ruanda donde es procesado antes de ser exportado.
Los destinatarios finales son Estados Unidos, Alemania, Países Bajos, Bélgica y Kazajistán. Esta guerra política-económica, iniciada en 1998 y directamente relacionada con la explotación de este mineral, arroja un saldo de más de 5,5 millones de víctimas (según datos oficiales de la ONU).
Este negocio internacional está empobreciendo a los ciudadanos de uno de los países más ricos de la Tierra. Por lo que el Servicio de Información para la Paz Internacional ha realizado un estudio sobre las vinculaciones de empresas occidentales con el coltán y, por tanto, con la financiación de dicha guerra.
En relación al tántalo, derivado del coltán, se usa principalmente en la elaboración de condensadores. El condensador electrolítico de tántalo es en la actualidad un elemento bastante común, presente en gran cantidad de dispositivos electrónicos como teléfonos móviles, ordenadores, pantallas de plasma, cámaras digitales o equipos de alta tecnología como, por ejemplo, los satélites artificiales.
El principal productor de coltán al día de hoy continúa siendo la República Democrática del Congo con cerca del 80 por ciento de las reservas mundiales estimadas. Pero también existen otras reservas probadas o en explotación en Brasil con el 10 por ciento de las reservas, Sierra Leona con el 5 por ciento de las reservas, y un 5 por ciento diseminado alrededor del mundo.

