Una de las cosas que necesitamos activar para mejorar nuestras relaciones afectivas, y muchas veces dejamos de lado, es nuestra capacidad innata de disfrutar. Hoy se sabe que una de las principales causas de las enfermedades es la falta de placer. Cuando perdemos la capacidad de disfrutar, disminuye nuestra fuerza corporal. Muchas parejas se llevan mal porque se encuentran a la noche y dicen: "Me quiero relajar"; "quiero ver televisión"; "quiero leer", porque en todo el día lo que menos hicieron fue relajarse. Entonces cuando llegan a la noche tratan de hacerlo pero les es imposible. El verdadero placer, que es la capacidad de disfrutar, nos permite tranquilizarnos y nos predispone a acercarnos al otro.
Pero placer no es solamente el de los sentidos. Nos han enseñado que un buen vino, una rica comida y una linda música nos pueden brindar felicidad. Se trata de placeres de los sentidos, que no están mal pero es lo más fugaz que existe. Algunas personas lo único que persiguen y conocen en su vida es esa clase de placeres. Ese no es de ninguna manera todo el placer que existe. Hay mucho más que nos abre la puerta a un nivel más profundo de disfrute.
Todo lo que hacemos a escondidas no es placer. Chatear con alguien sin que otro se entere o hacer algo de lo que luego uno se avergüenza ante los demás no es placer.
Placer tampoco es algo que nos domine, como pasar horas en la computadora sin ser capaz de detenerse. Todo lo que nos domina no es placer. Imaginate comer y no sentir el sabor de la comida, no saber si estás comiendo algo salado, dulce o ¡veneno! Eso es lo que le ocurre a mucha gente: tienen destruidas sus papilas gustativas emocionales y no pueden disfrutar de estar tiempo con la familia, con los hijos, con amigos, de leer un buen libro. Veamos cinco áreas de la vida que haríamos bien en aprender a disfrutar:
* El placer de invertir en mí
¿Acostumbrás disfrutar de vos mismo? La mayoría de las personas creen que la soledad es mala. El aislamiento es malo pero la soledad es maravillosa. Tenés que aprender a disfrutar de vos mismo. Dentro de tus posibilidades, comprate siempre lo mejor, comé siempre lo mejor, hacé el mejor curso, buscá el mejor profesional.
Siempre procurá lo mejor porque si no disfrutás de vos, ¿cómo podrás disfrutar de las cosas buenas que la vida te ofrece a diario?
* El placer de ser práctico
Hay un placer grande en usar el sentido común, en ser gente práctica. Charles Spurgeon, el gran predicador inglés, decía que muchos problemas los resolveríamos con una buena siesta. Hay poder en la capacidad del disfrute de ser prácticos. Por lo general tengo muchos mails para responder, pero en una oportunidad respondí uno que me impactó. Alguien me contaba que estaba peleado con un ser querido con el que hacía cinco años que no se hablaba, y me pedía una palabra sabia. Le di este consejo: "Perdoná, pedí perdón, encontrate". Al poco
tiempo, esa persona me volvió a escribir diciendo: "Gracias por su consejo, nos encontramos, lloramos y nos amigamos gracias a usted. ¡Usted es un sabio!". No soy un sabio, ni mucho menos, solo le di un consejo práctico. Si alguien te lastimó, perdonalo y seguí adelante. Esta persona perdió cinco años preciosos de su vida amargándose, cuando podría haberlos acortado con solo perdonar a su familiar, tal vez por orgullo o vaya a saber por qué. Hoy más que nunca en la sociedad que vivimos necesitamos tener sentido práctico.
* El placer de sembrar alegría en los demás
Cuando vos llegás a tu casa y estás con tu familia, ¿te conocen como alguien divertido? Sembremos alegría en la gente querida de nuestra familia, en nuestros amigos, en nuestros compañeros de trabajo o de estudio. Que ellos nos conozcan por ser sembradores de buenos recuerdos allí donde vayamos.
* El placer de servir a los demás
¿Placer de atender a los demás? Mucha gente importante realiza tareas en beneficio de los otros y son felices. Sus rostros hablan de ello. Necesitamos conocer también en nuestra vida el placer de servir a los demás. Nunca digas: "Eso a mí no me corresponde, que lo haga otro". Serví porque todo lo que sembramos tarde o temprano lo cosechamos. Es posible disfrutar el placer de servir.
* El placer de validar a otros
Validar consiste en buscar las cosas buenas de la gente y expresarlas. Hacé la prueba y cuando vayas a algún lado, saludá a alguien con una sonrisa violenta. Como si te encontraras con alguien que te va a regalar un millón de dólares. Y observá qué ocurre te aseguro que te vas a sorprender.
Lo único que nos vamos a llevar con nosotros cuando partamos, y que además nos brinda la fuerza necesaria para seguir adelante, son los recuerdos de los momentos agradables que disfrutamos con nuestros vínculos afectivos. Vale la pena invertir todo lo que haga falta para generar esa clase de recuerdos.
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