La Comisión Chilena del Cobre (Cochilco) y la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Universidad Adolfo Ibáñez presentaron recientemente los resultados de los informes sobre la proyección del consumo de agua y energía eléctrica en la minería del cobre para el periodo 2019-2030. Los datos certifican que el uso de agua del mar en la minería cuprífera del país trasandino aumentará un 156% durante la próxima década, disminuyendo en un 6% el uso del agua continental abocada a la misma tarea.
A su vez, la demanda de energía eléctrica pasará de 23,6 TWh en 2019 a 33,1 TWh en el año 2030, lo que representa un aumento de 41%.
Durante la presentación de estos estudios, que corresponden a una línea de trabajo permanente de la entidad, el vicepresidente Ejecutivo de Cochilco, Marco Riveros, destacó la importancia del trabajo técnico que realiza la Comisión “ya que a través de éste se contribuye a generar análisis profundos sobre temas relevantes de la minería y a promover la discusión para que los agentes del sector tomen decisiones con la mayor y mejor información disponible”. También agregó que “la Institución, al ser el ente técnico del Estado sobre temas mineros, es fuente continúa de información para la formulación de las políticas públicas que requiere la actividad minera”.
Por otra parte, el vicedecano de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Universidad Adolfo Ibáñez, Eduardo Moreno, señaló que “este tipo de informes van en la línea que nosotros como Facultad queremos liderar: la construcción de un mundo sostenible, a través de la innovación y la creación de un ecosistema virtuoso”.
En tanto, el director de Estudios y Políticas Públicas, Jorge Cantallopts, sostuvo que “el objetivo de estos estudios es anticipar los posibles escenarios que vienen para el sector y ver cómo enfrentar los desafíos que ello conlleva”. Cantallopts agregó que “hay una serie de factores que están marcando la actividad como la economía verde, la electro movilidad, las energías renovables, todas tendencias que implican una mayor demanda de minerales, y por lo tanto más consumo de agua y de energía”.
Las presentaciones realizadas indican la desalinización del agua del mar será una de las soluciones fundamentales para enfrentar la crisis que atraviesa el país trasandino debido a las fuertes sequías de sus zonas más áridas. En el caso de la región de Antofagasta, el agua de mar representará el 65% del agua utilizada para la minería del cobre hacia el 2030. A su vez en Tarapacá será del 60%, en Atacama el 42% y en Coquimbo el 25%.
Por su parte, la analista de Cochilco Rosana Brantes, quien presentó los resultados del informe del consumo de energía eléctrica en la minería del cobre 2019-2030, explicó que el consumo en dicho periodo representará un crecimiento del 41%. “Esta alza se debe principalmente, a causas estructurales como el agotamiento de los minerales lixiviables y por el mayor tratamiento de concentrados, lo que requerirá el uso de más agua. También al envejecimiento de las minas, la caída en las leyes minerales, lo que implica mayor mineral a procesar y consecuentemente un mayor uso de electricidad en la molienda y conminución en el proceso de concentración”, finalizó.
( Cifra )
65 es el porcentaje de agua de mar que utilizará la actividad minera en la región de Antofagasta en el año 2030.