Si bien el agua, en este caso la de las piletas -dada la crisis hídrica y la sequía que no sólo afecta a la naturaleza sanjuanina, sino la del país entero- es la solución ideal para soportar las temperaturas reinantes, también es el "caldo de cultivo” para muchas enfermedades. Es que al estar estancada en una estructura de cemento o en su defecto en la lona, a diferencia del agua de río que corre, se convierte en un vehículo propenso para el desarrollo de virus, parásitos, hongos y bacterias que atacan silenciosamente y sin autorización. Obviamente que no por eso hay que descartar el mayor disfrute veraniego de grandes y chicos, sino que hay que tener en cuenta algunos cuidados y precauciones, especies de salvavidas para decirlo en un lenguaje acorde con el contexto.

Otitis, conjuntivitis, pediculosis, problemas dermatológicos, pie de atleta y algunas infecciones respiratorias están en el podio de las enfermedades ligadas al agua. Aunque también hay otras, un tanto menos frecuentes, pero no por eso descartadas, que se provocan por el contacto con este medio como pueden ser alergias y hasta gastroenteritis. Los niños pequeños, las personas con las defensas bajas y también, en algunos casos extremos, las embarazadas, son los más propensos a contraerlas.

"Para prevenir enfermedades que se contagian en el agua, es fundamental la revisación médica que se hacen en todos los natatorios como así también los tratamientos al agua que aplican los clubes con distintos líquidos, especialmente cloro. Pero hay que ser conciente que buena parte de la prevención de enfermedades pasa por el control que se hace desde la casa, el uso de determinados elementos como pueden ser los gorritos, las ojotas o los tapones para los oídos pero también hay que poner el foco en la educación y enseñarles a los chicos que no hay que tragar agua en las piletas, exponerse al sol a determinadas horas o que no hay que jugar bruscamente en el agua”, explica Fernando Navas, quien no sólo es médico pediatra del Hospital de Niños "Juan Carlos Navarro” sino que además es parte del equipo que hace diariamente revisaciones médicas en las colonias de vacaciones impulsadas por el Estado en el departamento de Chimbas. Este profesional así como otros colegas están haciendo relevamientos sanitarios en la población que asiste a estos espacios de recreación para un trabajo en el marco de un post-grado de Salud Comunitaria.

Un remedio para cada caso

La otitis está catalogada como una de las patologías más frecuentes en torno a las piletas. Es una inflamación del oído que suele comenzar con picazón, seguida de dolor, que puede provocar fiebre y vómitos, entre otros síntomas. Generalmente es producida por bacterias que ingresan al oído. Por eso es fundamental usar tapones de silicona al meterse al agua y como otra medida precautoria, lavarse y secarse los oídos cada vez que se sale del agua.

La conjuntivitis, que es la inflamación de la conjuntiva del ojo, también es muy habitual en estos ámbitos e implica necesariamente un tratamiento médico y la veda de pileta. Puede ser causada por virus o bacterias, pero también puede tener su origen en una reacción al exceso de cloro que se aplica en los natatorios. Los síntomas son el enrojecimiento de los ojos, la picazón, el intenso lagrimeo, sensación de tener un cuerpo extraño, "pegoteo”, molestia ante la luz. Como es una enfermedad muy contagiosa para evitarla se recomienda utilizar antiparras y no compartir toallas con otros.

La pediculosis también se transmite en el agua ya que el piojo sobrevive en el medio líquido. Además de evitar el contacto con el agua por dos o tres días para quien la padece, es importante hacer prevención apelando con frecuencia a los gorritos para el agua y los tratamientos ya conocidos. "Para los piojos también es fundamental que los chicos se laven la cabeza con algún shampoo especializado cada tanto y se les pase el peine fino”, recomienda el profesional.

Los hongos en los pies, o pie de atleta, es otra de las patologías comunes y coincidentemente con las anteriores, es muy contagiosa. "Aunque dentro del agua también se puede contagiar, generalmente aparece con el contacto al pisar descalzos los lavapiés, las baldosas del borde de las piletas y las duchas. Por eso es bueno caminar en estas zonas con ojotas, indica Navas. Como ésta, las afecciones en la piel son otro clásico relacionado a las piletas. Inclusive el uso excesivo de cloro puede producir reacciones alérgicas o irritaciones.

De hecho, que la pileta tenga cloro no es garantía de buena salud, ya que hay estudios que demuestran que determinadas bacterias, gérmenes y parásitos no sólo son resistentes a este elemento, sino que algunos se reproducen en el medio líquido. Para frenarlos hay que intensificar el cuidado personal y la higiene. Por ejemplo, puede llegar a ser perjudicial quedarse con la malla mojada o húmeda ya que puede desarrollar infecciones genitales tanto en nenas como varones.

"Los catarros, resfríos pero también anginas y hasta faringoamigdalitis y hasta neumonía también son comunes en esta época del año y generalmente se da por el cambio brusco de temperatura. Eso es justamente lo que hay que evitar”, agrega el médico.

Y aunque es algo habitual en las piletas, si un niño ocasionalmente traga agua, la consecuencia directa pueden ser gastroenteritis o problemas estomacales.

Como si fuera poco, se recomienda no ingresar a la pileta si se tiene heridas infectadas porque puede ser una puerta de ingreso para otras infecciones y especialmente para contagiar a otros.