Con una cena institucional, la Fundación Manos Abiertas, delegación San Juan, celebró el fin de un año de intensa labor. Fue en Los Morrillos con el catering de Carlos Báez para algo más de trescientos invitados, con la conducción de Claudia Campos y bajo el lema: "Porque cuando ya no se puede curar, aún podemos cuidar con ternura". Durante la noche fue sorteada, ante la presencia de la escribana Ingrid Luluaga de Quiroga, una rifa que incluía cuatro premios: un automóvil, una moto, televisor y microondas. La venta de esta rifa tuvo por finalidad obtener fondos para las obras a que se halla abocada la institución, cual es la solventar los gastos de la flamante Casa de la bondad, destinada a enfermos terminales y que recibió su primer paciente o patroncito como lo denominara el jesuita chileno, San Alberto Hurtado, creador en la vecina república del llamado Hogar de Cristo. La velada culminó con baile y la animación del grupo musical Plan B.
Cena de fin de año de Manos Abiertas

