El pasaje de la Primaria a la Secundaria es un hecho confuso para los chicos. Vienen de un nivel donde son los más grandes de la escuela, admirados por los otros cursos, perfectamente adaptados y donde se mueven como "peces en el agua’. Conocen a sus maestros y son reconocidos por ellos; interactúan con el entorno con facilidad y tienen un interesante sentido de pertenencia.

Al llegar a la secundaria pasan a ser los más pequeños del colegio, los hábitos educativos son diferentes, se encuentran con un número mayor de docentes que los tratan de otro modo, empiezan a ser vistos como un "adulto’ y deben empezar a comportarse como tal.

Todo esto sumado a los cambios hormonales propios de la edad y a la mayor independencia que comienzan a adquirir desde casa.

Para encarar el proceso de traspaso de nivel desde el Ministerio de Educación se procuró que los colegios realicen un proceso de articulación, con el objetivo de hacer que los chicos comiencen el nuevo ciclo mejor preparados y más seguros.

La psicopedagoga María Gabriela Buigues explica el proceso y da pautas de ayuda para los padres.

"El enriquecimiento del proceso de enseñanza-aprendizaje cobra alcance real cuando la institución educativa junto a la familia de los jóvenes que transitan su ingreso a la escuela secundaria, armonizan esfuerzos para acompañarlos a través de tareas concretas.

Un proceso de transición escolar implica afrontar cambios en lo relacionado a los contenidos, a las modalidades de enseñanza y a las estrategias para aprender. El adolescente también se posicionará frente a culturas diferentes: la primera, conocida y construida junto a sus pares con quien compartió la escolaridad primaria. La segunda, desconocida y en proceso de construcción a través del establecimiento de nuevos vínculos con compañeros y profesores que integran un modelo institucional diverso.

La escuela secundaria recibe a un adolescente que transita cambios también en sí mismo. Los papás pueden observar cambios a nivel físico, en sus estados de ánimo, en sus sentimientos, en sus estilos para vestir y hablar. Los amigos se vuelven el aspecto esencial para ser y para pertenecer a una sociedad dinámica. Los vínculos con los adultos y su autoridad (tanto con padres como profesores), se vuelven en ocasiones conflictivos, dando lugar a discusiones que colaboran en el enriquecimiento de la identidad adolescente.

No sólo los alumnos participan de este proceso de articulación, sino que los docentes de ambos niveles a través de jornadas institucionales, bajo la supervisión de directivos y gabinetistas, acuerdan criterios de trabajo, para que la transición en el proceso escolar sea un momento de enriquecimiento de decisiones inteligentes. El desafío que enfrenta así la escuela es promover espacios de retención y continuidad en el sistema educativo.

La familia también se encuentra involucrada el desarrollo de habilidades cognitivas que enriquezcan los procesos de razonamiento para la vida. Los padres acompañan y supervisan el proceso continuo de construcción del proyecto de vida de su hijo. Para ello es necesario que acompañen al adolescente al nuevo establecimiento educativo, recorriendo las nuevas instalaciones, conociendo al personal con quien establecerá nuevos vínculos y dialoguen sobre las expectativas acerca del nuevo ciclo escolar.

El adolescente que transita cambios en la identidad individual, grupal y social requiere de los adultos que lo rodean, un constante acompañamiento en sus hábitos de estudio que al mismo tiempo estimulen su autonomía en todos los contextos donde se encuentra. A los padres se les pide una real predisposición para estar en contacto permanente con la figura del preceptor quien conocerá el trayecto escolar del alumno. También los padres serán los responsables de supervisar que su hijo cumpla con responsabilidad las demandas de los profesores y demás integrantes de la comunidad educativa.

Es necesario que los padres asuman el compromiso de continuar cerca de su hijo cuando este ingresa al secundario, ya que los chicos aun requieren la mirada constante del adulto que colabore en el aprendizaje y fortalecimiento de competencias para la vida’.

Hay estrategias sencillas que pueden poner en práctica los padres para ayudar a los chicos a ordenar sus tiempos:

-Confeccionar un calendario mensual donde el alumno pueda registrar las fechas de evaluaciones y trabajos solicitados por el docente. De esta manera se busca que el alumno aprenda hábitos de planificación.

-Confeccionar un calendario semanal donde el alumno registre las actividades diarias, y de esta manera pueda identificar aquellos momentos destinados al estudio, realización de tarea extraescolar y momentos de recreación.