Poco a poco los follajes van cayendo y nos acercamos a los días más fríos. El jardín va mutando sus colores hasta decirse que se apaga, es ahí donde aparecen estas bellas flores de días cortos. Ellas aportan vida, color y puntos focales importantes en el jardín. Encontramos plantines de flores anuales, bienales y herbáceas perennes.
Es importante a la hora de armar conjuntos o macizos, el color. Hay quien prefiere la monocromía, es decir un solo color, por ejemplo el blanco. Otros prefieren la policromía, es decir el uso de dos o más colores. La elección depende en el diseño paisajístico del lugar, del estilo de arquitectura y del gusto de cada uno.
En la actualidad la tendencia es el uso de contrastes, por ejemplo el rojo y el violeta, a pesar de su moda, en esto no hay reglas fijas. Lo cierto es que cada estación nos permite jugar con una paleta de colores distintos y variados.
Siempre que usemos el color debemos tener presente el entorno, el color de la casa, el color predominante en el jardín (estructuras, piscina, quincho, galerías, solados, etc.). A esto podemos atenuarlo, suavizarlo, alegrarlo, armonizarlo o bien levantarlo con las flores.
Encontramos flores que son de otoño – invierno como Pensamientos, Prímulas obcónicas, Violetas de los Alpes, Alelí dobles, etc; otras que duran dos años si están en buena ubicación (Virreinas, Conejitos y Gazanias) y por último las perennes que florecen en cada estación, por ejemplo las Tumbalgias, Lavandas de cuatro estaciones, Ericas, Malvones, entre otras.

