Cuatro variedades italianas que son muy distintas por su fisonomía en hojas, racimos, granos y sarmientos son confundidas en nuestra región vitícola. Siempre ha existido en nuestro medio vitivinícola una gran confusión que poco a poco se va aclarando. Nos referimos a la denominación de las uvas tintas Bonarda, Barbera, Greco Nero y Grignolino.
Hasta el censo de viñedos realizado en 1990, había muy pocas hectáreas de uvas tintas y en su gran mayoría los viñateros la clasificaban bajo la denominación de Barbera D Asti. Después de las inspecciones a campo por parte de técnicos contratados por el INV, se pudo determinar que lo supuestamente Barbera era en su gran mayoría correspondía a la variedad Bonarda, que incluso estaba mezclada con los cepajes Greco Nero y Grignolino, todos de origen italiano.Incluso hasta en los parrales de Bonarda prácticamente puros es raro que no se encuentren algunas plantas de Greco Nero. Y viceversa.
Así la inadvertida Bonarda paso a ser la segunda variedad tinta cultivada en San Juan y la Barbera quedó con apenas unas pocas hectáreas. Sin duda nuestros inmigrantes y pioneros de la vitivinicultura introdujeron de Italia los cuatro cepajes tintos, que con el correr del tiempo fueron seleccionando la mas productiva que es la Bonarda, pero que le siguieron llamando mal +Barbera" e incluso también "Barbera Bonarda".
La Bonarda llegó a Cuyo desde el Piamonte italiano precisamente de las regiones de Friuli y Toscana, junto con otras como Barbera, Dolcetto, Nebbiolo, Grignolino, Sangiovese, Buonamico, Raboso Veronés, Tocai Friulano, Trebbiano, Moscato Bianco y Prosecco.
Esta mezcla de cepajes hizo que en los cuarteles se plantaran con más de una variedad para que de esa "mezcla" se obtengan vinos con estilo europeo.
Enológicamente en San Juan se tiene una muy buena experiencia con Bonarda y también ha habido bodegas que han elaborado varietales puros de Greco Nero con muy buena aceptación. Por lo mencionado no veo la razón que en algunas bodegas se considere a la Greco Nero de inferior calidad, si no distinta como vino varietal pero un muy buen socio en vinos de cortes o genéricos.
Las diferencias
La Bonarda se caracteriza por sus hojas frecuentemente extendidas, como planchadas, trilobadas, pentalobadas y muchas de ellas enteras. En cambio la Barbera tiene hojas con 3 lóbulos y 5 lóbulos, no enteras.
El color del sarmiento en Bonarda presenta color rojizo violáceo un carácter muy particular que la Barbera no tiene.
Los racimos en Bonarda son medianos, tendencia a cilíndricos, bien lleno a compactos y algunos con características como "torcidos". Los racimos de Barbera son cónicos medianos y compactos.
Las bayas (granos) de Bonarda son negro azulada, mediana y esferoide. En cambio en Barbera son medianas pero elipsoidal con tendencia a ovoide.
Los vinos obtenidos son muy diferentes. Barbera tiene una marcada acidez y perfume característico. Bonarda entrega vinos muy robustos de muy buen color y se los utiliza en vinos de corte.
Greco Nero en cambio tiene una hoja grande (parecida a la de una morera) , muy ampollada, pentagonal, trilobada con el lóbulo principal saliente tipo "lengua". Y en su faz inferior presenta una intensa lanosidad blanquecina. Sus racimos son más chico que Bonarda, tipo cónico y no tiene racimos en "S". La coloración de su sarmiento es pardo.
Grignolino es de hojas enteras grandes muy parecidas a Greco Nero, con abundante pelos en la cara inferior. Sus racimos son cónicos pero con bayas con tinte rosado.
Sus vinos tienen un cuerpo ligero, poco color y están hechos para ser consumidos jóvenes. Sus uvas producen un vino con relativamente poco alcohol (en torno al 11-12%).