Convivir con algún dolor no es tarea fácil. Ni hablar si son crónicos y extremos. Esta situación lleva a las personas que lo padecen a buscar desesperadamente un médico que les de una solución, o en el peor de los casos, llegan a la automedicación. Afortunadamente la medicina se focaliza cada vez más y desde hace no muchos años cuenta con una disciplina dedicada a estudiar, investigar y tratar el dolor en todas sus formas y evitar el sufrimiento físico y psíquico del paciente. Está orientada a mejorar la calidad de vida y recuperar o mejorar el rol social del paciente. San Juan ya cuenta con especialistas, entre ellos, José Argüello Urnicia, médico especializado en Geriatría y también en Medicina del Dolor. El profesional explicó acerca de esta modalidad y todo lo que una persona necesita saber para mejorar su estado general y su relación con el entorno.

– En general las personas soportan un dolor hasta que no pueden más, ¿esto puede ser muy perjudicial para la salud?

Uno acude al médico cuando no da más, cuando el dolor ya no se puede controlar ni siquiera con automedicación, escucha que al del lado algo le hizo bien y hace lo mismo. Es una forma de autoengañarse. Por eso siempre sugiero que uno debe tener un contacto íntimo con el médico de cabecera para contarle los dolores, los pesares que uno va teniendo ya sean nuevos o que generan una alerta, ya que es quien nos va a guiar y derivar al especialista correspondiente.

– ¿Cómo se puede definir al dolor?

El dolor descripto como tal, podemos decir que es un síntoma teniendo en cuenta que cada

paciente tiene una forma de sentirlo y expresarlo. Ahora bien, cuando una

persona manifiesta una dolencia de tipo crónica pueden encontrase modificados

algunos sistemas o circuitos cerebrales que hacen que existan señales de dolor permanente

pudiendo así, definir a este tipo de dolor también como enfermedad.

– ¿El dolor puede ser crónico?

Si, Existen diversos tipos de patologías que pueden afectar al organismo de manera crónica, ya sean semanas, meses, años o durante toda la vida de una persona. En estas, intervienen múltiples causas o factores y muchas veces se necesitan tratamientos crónicos o de por vida.

Lo bueno es que con tratamientos el paciente podrá tener mejor calidad de vida, o generar un alivio que le permitirá hacer sus tareas con normalidad sin estar pensando las 24 horas en el dolor.

– ¿La percepción del dolor es diferente en el hombre que en la mujer? Se dice popularmente que a un hombre le duele el dedo y piensa que se muere, en cambio la mujer lo soporta más ¿Es así?

Sí hay diferencia. Está visto y comprobado que la mujer tiene un umbral diferente del dolor, tiene más resistencia. En cambio el hombre tienen un umbral muy bajo al dolor. También hay diferencias entre las personas del mismo sexo.

– ¿Se puede medir el dolor?

Sí en base a escalas, el profesional va midiendo lo que significa el dolor para cada paciente. En base a eso se clasifica como una misma medicación no debe ser dada en la misma medida a una persona con la misma patología que otra. Hay que tener en cuenta que todos funcionamos distinto y tenemos umbrales distintos de dolor. A veces lo que a uno le hace bien le puede hacer mal a otro.

– ¿Hay programas de medicina del dolor en el país?

Es una especialidad nueva, pero que avanza bastante. En el país ya se dictan cursos, postgrados, más a nivel internacional, porque se está viendo que el dolor antes era tomado como algo paralelo a una enfermedad y ahora sabemos que el dolor muchas veces se transforma en enfermedad.

– ¿Siempre se trata con analgésicos?

No siempre, muchas veces se realizan tratamientos complementarios comprendidos en lo que antes se denominaba medicina alternativa y ahora la llamamos complementaria que no usan productos farmacológicos pero dan muy buen resultado para la calidad de vida de las personas. Antes no daba resultado un tratamiento farmacológico y le decíamos al paciente que hiciera acupuntura, musicoterapia, u otra cosa, ahora se ha comprobado que estimular el sistema neurológico aumenta el sistema inmune. Ahora los tratamientos son complementarios.

-Hay enfermedades más dolorosas que otras?

Sí, las más dolorosas son las enfermedades frecuentes del adulto mayor, todo lo vinculado a lo óseo como artrosis, artritis, discopatías, hernias, desgastes articulares, y también muchos pacientes oncológicos. En este último caso el enfermo puede puede y debe recibir tratamiento analgésico, está visto que disminuyendo el dolor no solo ganamos en calidad de vida sino que reforzamos su sistema psiconeuroinmunoendocrino generando un paciente menos predispuesto a enfermedades y mejores condiciones del mismo para afrontar su tratamiento oncológico.

– ¿El dolor se puede prevenir?

Lo que podemos prevenir, en algunos casos, son las enfermedades que pueden secundariamente causar el dolor, siempre como sustrato una buena calidad de vida, ejercicios y hábitos alimenticios adecuados.

– ¿En que consiste el tratamiento del dolor?

El tratamiento del dolor siempre va a depender del paciente, sus características, sus antecedentes familiares, patológicos y la enfermedad que este causando este dolor. Se debe interpretar al paciente sobre calidad e intensidad de su dolor para así adaptar el tratamiento farmacológico que corresponda a su enfermedad. De acuerdo al tipo de patología y grado de dolor, variaremos entre los distintos tipos de fármacos asociaciones, dosis y tratamientos complementarios.