En la escuela primaria fueron compañeros. Ese podría ser el resumen perfecto de esta historia. Sin embargo, el destino les guardó otro final, con el que dejaron de ser tan sólo amigos de la misma camada escolar para convertirse en compañeros de la vida. María Marta González Bautista y Lisandro Gutiérrez, convertidos en marido y mujer, son una linda historia para celebrar el amor, ese que quizás empezó a forjarse en un banco del grado o en un recreo.
Es verdad fueron compañeros en la primaria hasta 5º grado, cuando María Marta González Bautista dejó de ser alumna de la Modelo para empezar a usar el uniforme del Colegio Santa Rosa de Lima, donde también hizo el secundario.
Lisandro Gutiérrez, en cambio, siguió en la Escuela Modelo de San Juan hasta terminar la primera etapa escolar y al egresar fue al secundario de la Universidad Católica, el Audino Rodríguez y Olmos.
Ella, era por ese entonces una chica de pelo muy negro, muy prolija y aplicada, según la recuerda Lisandro.
Él, si la memoria no le falla a María Marta, un chico super divertido, inquieto, buen compañero y amiguero. "Nunca me pude olvidar de su cabeza con rulitos y de su casa, a la que íbamos siempre a festejar cumpleaños, la llegada de la primavera o el día del estudiante. También me acuerdo de su perro blanco, que no era muy amigable con las visitas. Era un dogo al que le tenía pánico”, rememora.
Pasó mucho tiempo y muchas decisiones y situaciones en el camino -títulos, viajes e inclusive noviazgos con otras personas- hasta que volvieron a verse para no separarse nunca más. Es que desde aquel acto de fin de año en 1983 no se volvieron a encontrar nunca más. No se cruzaron en la calle ni de noche ni de día, pese a que solían frecuentar los mismos boliches y los mismos negocios. Ni siquiera las dos juntadas con sus excompañeros de la infancia -uno faltó a la primera, ella, no fue a la segunda- les unió el camino, aunque vale decirlo si fue el motivo que los acercó.
"A fines del 2011, celebramos con casi todos los compañeros de la Modelo, los 25 años de egresados con una juntada. La idea fue reunirnos todos los que pasamos por esa escuela y compartimos la infancia, aunque no hayamos terminado la primaria juntos, por diversas razones. Una de las pocas ausentes fue María Marta. Nadie pese a ser conocida, pudo contactarla. Entonces y vaya a saber por qué, yo me propuse ubicarla fuese como fuese" dice Lisandro, quien por supuesto logró su cometido a través del Facebook, una maravilla de estos tiempos, para ubicar gente, conocida o no.
"Nos pasábamos chateando hasta muy tarde. Y entre charla y charla, no sólo recordábamos anécdotas de cuando fuimos compañeros o nos acordábamos de gente del grado, sino que encontramos que teníamos mucho en común”, confiesa ella, que en todo este tiempo transcurrido se recibió de abogada, armó su estudio jurídico, descubrió su pasión por la montaña y su cable a tierra en los Eslabones del Movimiento Círculo de Juventud, creció en la militancia política, se fue a vivir sola y asumió como Gerente de Préstamos de la Caja de Acción Social desde dónde encaró varios proyectos, como por ejemplo, el remate de autos que pertenecieron a diferentes organismos de gobierno. Por su parte, Lisandro se convirtió en Licenciado en Marketing con varias diplomaturas que lo llevaron a especializar en política y montó su agencia como consultor y encuestador, labor que fuera de todo pronóstico, tampoco la acercó a su actual esposa.
Entre conversaciones virtuales que llegaban a desvelarlos, llegó el momento de tomarse un café, después de tanto tiempo. Se encontraron iguales a cómo se recordaban de chicos y con muchas coincidencias en sus gustos y sus objetivos. "Fue como si nos hubiésemos estado esperando”, aseguran ambos, felices y enamorados. Se les nota en la mirada. No lo pueden disimular.
Después de ese café, siguió una larga lista de salidas y momentos compartidos. "Y le tuve que confesar que a mí me gustaba cuando éramos chicos”, dice sonrojada, María Marta, la que en poco tiempo se convirtió en novia. No tuvieron que esperar demasiado para empezar a convivir hasta que el 11 de mayo del 2013 pasaron por el Registro Civil y la Iglesia para reafirmar lo que sentían.
"Por supuesto que los primeros en enterarse de este reencuentro, fueron los compañeros de la primaria, en una nueva juntada. Yo les había dicho que esa noche les llevaba una sorpresa. Pero parece que la noticia se filtró por algún lado que nos esperaban con una foto impresa de ambos y un champagne para celebrar. Son los cómplices de esta relación que guarda algo de la inocencia de la primaria y mucha confianza el uno en el otro”, dice convencido de cada palabra.

