Si a alguien la polenta le quedó grabada en el recuerdo como un plato sin sabor, es hora de cambiar de idea y probar. Tal como se muestra en esta sección las opciones son múltiples y, como si fuera poco, nutritivas y sabrosas. Un producto económico del que pueden surgir exquisiteces, y ni les cuento cuando es acompañada de un buen vino, taza de té o un licor. Y esto ¿cómo es? La respuesta sería que todo depende de la hora del día, pero pasemos a desglosar.

Apenas el chef sugirió palitos de polenta con queso parmesano y salsa de tomates, además de hacerse agua la boca, lo primero que se viene a la mente es un tinto tánico y estructurado. Por qué no, un Tannat o un Bonarda sanjuanino. Parece mentira, pero sólo hay que hacer la prueba de acompañar una comida con dos tipos de vinos diferentes para advertir cual es la combinación perfecta (aquella en la que los sabores de ambos se potencian). El mejor vino para acompañar un plato es aquel que, a criterio personal, permite saborear, estrujar y disfrutar de los sabores de cada uno de los alimentos.

Claro que al momento de una polenta con queso blanco, la prueba infaltable es la de un vino blanco fresco, al igual que la sugerencia con verduras grilladas. Es que el tinto en este caso opacaría los sabores naturales de los ingredientes.

Si la decisión pasa por polenta transformada en un bizcochuelo de naranja, nada mejor que dejar fuera la botella y probar con un rico té caliente de este u otro cítrico. Ahora bien, si ese bizcochuelo se comparte como final de mesa, se me ocurre una medida de licor de naranja mezclado con dos de agua tónica fresca. Una exquisitez. Todo dependerá de la hora. Lo mismo corre para el budín de coco, que me animaría a compartirlo con una buena taza de café caliente, con un chorrito de leche rociado con coco rallado, o bien, siguiendo con la línea de la hora en que lo consumimos, con una copa de vino de cosecha tardía, siempre bien fresco y en buena compañía. No hay que olvidar que el placer está directamente asociado con quien decidimos compartir nuestros alimentos.