José Antonio Sastriques es un pocitano hijo de españoles y muy conocido vecino y comerciante en La Rinconada.

Cumplió sus noventa primaveras y la familia toda quiso agasajarlo con un gran almuerzo en la Unión Vecinal, junto a poco más de un centenar de invitados, atendidos por Juan Romero, pero también un nutrido espectáculo musical a cargo de Beto Peláez, la participación del humorista Miguel Delgado y el grupo "Aire flamenco", con la voz de Marisa Gil.

José estuvo casado con Carmen Cano con quien contrajo nupcias en la iglesia de Santa Bárbara. Tuvieron tres hijos: María Angélica, comerciante casada con Nelo Atencio y dos hijos, Jorge, también comerciante y casado con Eugenia Blanes y cuatro hijos y la segunda es María del Carmen, casada con Javier Soria y cuatro hijos a su vez.

A María Angélica le sigue Héctor, contador público y comerciante, casado con Rosario Santiago y cuatro hijos: Claudia, abogada casada con Rubén Pí y tres hijos; Rodolfo, contador público casado con Analía Petrella y tres hijos también y Patricia, maestra casada con Luis Bernal y dos hijos; por último, Virginia, licenciada en Ciencias de la Alimentación y casada con Fernando Martín, con dos hijos. La tercera hija del cumpleañero, es Gladys Concepción, comerciante y con un hijo, Víctor Manuel Alvarez, bioingeniero casado con Gabriela Cotes y una hija.

José se inició muy pequeño en la actividad comercial, junto a su madre con un carretela en Carpintería, luego encararía una panadería por la que pudo tener más adelante, local propio y cuyo horno no se cayó con el terrible terremoto del ’44. Hacía recorridos de reparto y en uno de ellos, en Quinto Cuartel, conoció a su esposa. Agregó entonces el rubro almacén y un lema que lo caracterizó: "para un producto noble, Casa Sastriques". No se conformó con ello, también tuvo una fábrica de soda, de helados, de pastas, entre otros. Más adelante y ya ayudado por sus hijos, encaró un supermercado, tienda y bazar en una construcción propia. También destaca su servicio a la comunidad de distintas maneras. Fue presidente de la Unión Vecinal de La Rinconada con el objetivo primordial de proveer agua potable al lugar y también el gas natural. Participó en la construcción de la actual iglesia del Sagrado Corazón de Jesús y un centro materno infantil, como también fundador de la Caja de Crédito Pocito y del Rotary Club del mismo departamento. Participación tan activa le valió a lo largo de su vida, reconocimientos de distintas instituciones y en 1997 recibió el Probus al mérito que otorga el Rotary de San Juan. Por si faltara, también llegó a ser concejal del municipio y en carácter ad honorem, rechazando la jubilación de privilegio por considerarla inapropiada dado que su afán era servir. El pueblo de Rinconada supo de su integridad y probidad y su nombre fue puesto a un barrio de la zona. La última distinción poco antes de cumplir sus noventa, fue una plaqueta que recibió en el 2008, de la Unión Vecinal de Rinconada, por su trayectoria, honestidad y servicio comunitario.