Preservar el patrimonio fitosanitario de una provincia, región o país estará en este siglo entre los temas estratégicos de las políticas públicas en todo el mundo. Por este motivo, Suplemento Verde de Diario de Cuyo dialogó con el ingeniero agrónomo Carlos Lehmacher, director del Centro Regional Cuyo del Senasa con sede en San Juan:

-¿Cuáles son los temas estratégicos de mediano y largo plazo para el SENASA en Cuyo?

-El rol del Senasa, originalmente centrado en la fiscalización, se ha ido modificando hacia la planificación y participación cada vez mayor del organismo básicamente en la producción agropecuaria y sus aspectos fito y zoosanitarios, así como en la inocuidad de los alimentos.

La regionalización del Senasa, que comienza a consolidarse en el 2007, resulta una herramienta válida para una retroalimentación permanente entre las prioridades y programas concebidos en la sede central, y las realidades y necesidades de cada región en particular.

En Cuyo existe una larga tradición en programas fitosanitarios, basta mencionar el de Mosca de los frutos, o los protocolos de exportación de pera y manzana.

Hoy el desafío pasa por apoyar los programas existentes adecuándolos a cada situación provincial en particular; y estar preparados para afrontar nuevas situaciones como fue la del año pasado con la arañuela de la vid -Brevipalpuschilensis-.

Un párrafo aparte merece la polilla de la vid -Lobesia botrana-, plaga desconocida en el país hasta hace pocos años, y que hoy concentra posiblemente el mayor esfuerzo del Senasa en esta Región. Por un lado se trata de combatirla en Mendoza, y por otro evitar que se disperse a otras provincias productoras de uva, de las cuales seguramente San Juan es la más expuesta, tanto por proximidad como por importancia productiva.

Mirando hacia el futuro, seguro queda mucho por hacer en las tareas de prevención para evitar el ingreso de nuevas plagas y/o enfermedades. Creo que si bien es imprescindible reforzar los controles fronterizos, no se trata simplemente de sumar agentes, sino que falta una tarea de concientización tanto en el productor como en el ciudadano común de la importancia de preservar el patrimonio fito y zoo sanitario nacional.

– Y entonces para usted, ¿cuáles serían las urgencias de acción en la región?

-Aquellos aspectos que afectan directamente la salud humana son siempre los más urgentes. Creo que se ha avanzado mucho en estos aspectos, sobretodo con la sistematización del monitoreo para la detección de residuos y contaminantes en alimentos. También se ordenó regionalmente la toma de muestras para la detección de fiebre aftosa, peste porcina y EEB. Pero lo más relevante fue el avance en la vacunación contra brucelosis caprina, lo que permitió una drástica disminución de casos en seres humanos.

– ¿Cómo valora usted la participación privada en estos desafíos?

– La relación del Senasa con las empresas y entidades privadas es la mejor que puede esperarse entre un organismo fiscalizador y el fiscalizado. De nuestra parte, intentamos colaborar con todo aquello que esté a nuestro alcance, pero las normas están hechas para ser cumplidas y esa es nuestra obligación.

Lo que hace falta es que, y vuelvo a lo que manifesté anteriormente, el empresario, productor, y/o exportador comprendan que el camino más fácil y directo es cumplir con la normativa, que en muchos casos hasta excede las potestades del Senasa y obedece a exigencias de terceros países, como en el caso de exportación de uva a Brasil y la exigencia de bromurar.