Según indicaron economistas de escala mundial, el boom de los metales denominados “verdes”, como lo es el litio, está tentando nuevamente a las grandes empresas mineras a invertir. Tanto así, que el año pasado la multinacional BHP Billiton declaró que 2017 sería el año “en el que la revolución de los vehículos eléctricos (VE) realmente comenzaría”.
En este contexto, el cobre, aparece como un metal fundamental en la base del desarrollo de la industria automotriz de vehículos ecológicos. Sin embargo, las compañías mineras mantienen la cautela a la hora de realizar inversiones debido a los grandes interrogantes que surgen cuando se realiza una evaluación económica sobre el metal rojo. Uno de los grandes indicios de la incorporación del cobre al boom de los VE fue que el mayor fabricante de estos vehículos, la empresa China Molibdeno (cotiza en la bolsa de Shangai) se convirtió en noviembre pasado en la propietaria de una mina de cobre y cobalto en la República Democrática del Congo (RDC). Por su parte, BHP, ha analizado que una batería promedio de un VE contendrá 80 kilos de cobre, cuatro veces lo que un motor a combustión interna. Esto se divide entre el motor (mayor parte), batería y el cableado.
La multinacional pronostica que para 2035 podrían haber 140 millones de VE en las rutas mundiales (8% de la flota global) versus un millón que existen actualmente. Fabricarlos podría requerir al menos 8,5 toneladas adicionales de cobre la año, alrededor de un tercio más que la actual demanda mundial de cobre. Esto podría vincularse fuertemente con la provincia de San Juan y con Chile, ya que el vecino país es el mayor productor de cobre del mundo, mientras que la provincia de San Juan posee zonas de gran interés vinculadas a riquezas cupríferas, además de poseer tres grandes proyectos de alta calidad y tamaño (Pachón, Los Azules y Altar).
Sin embargo, la consultora Sandford C. Bernestein estima que para cubrir esta demanda hacia 2035 tendría que aumentar al doble la provisión de cobre, lo que sumado a nueva capacidad de fundido y refinado, podría requerir inversiones de hasta 1 billón de dólares por parte de compañías mineras. A su vez, el economista Hunter Hillcoat, del banco Investec, asegura que la transición al cobre como mineral de VE podría requerir la adición de una mina de cobre del tamaño de Escondida (Chile), la mayor mina cuprífera del mundo, cada año.
Y ahí radica el problema, ya que de acuerdo a una estimación, se tarda al menos 30 años para ir desde el descubrimiento del depósito de cobre hasta producir el metal a gran escala. Algunas de las minas grandes que están en operaciones hoy, fueron descubiertas en la década de 1920. A su vez, una fuerte suba de los precios del cobre podría alentar a la búsqueda de materiales alternativos para las baterías y los VE, tales como el aluminio. Cabe recordar que cuando los precios del níquel (aditivo que se usa para producir acero inoxidable) se fueron por las nubes hace una década, los fabricantes de acero inoxidable encontraron maneras de hacer productos menos dependientes del níquel. Otra dificultad para cubrir la demanda de una futura revolución de los vehículos eléctricos es la ubicación, a menudo de lugares inhóspitos, de algunos de los minerales más prometedores.
El cobalto, por ejemplo, es un subproducto del cobre y el níquel. Los volúmenes totales alcanzan alrededor de 100.000 toneladas y alrededor del 70% se encuentra en el Congo. Mineros artesanales no regulados producen mucho de este mineral, lo que ha llevado a una preocupación por el “cobalto conflictivo”. A esto se suma que la República Democrática del Congo, probablemente, sea la principal fuente de muchos de los minerales necesarios para los VE y las baterías. Paul Gait, de Sanford C. Bernstein, la llama la Arabia Saudita del boom de los vehículos eléctricos.
Pero se cree que firmas como BHP y Río Tinto son renuentes a invertir por preocupaciones respecto de la estabilidad, la transparencia y el gobierno de dicho país. No tanto así compañías como Glencore y Anglo American, quienes son más osados a la hora de invertir en minerales “verdes”. Por el momento, las grandes mineras y la industria automotriz en general observan con cuidado el mercado para determinar si el cobre será finalmente el mineral conductor de base para los futuros autos eléctricos.